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Seguridad E Higiene

manololo9425 de Mayo de 2013

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Respuestas:

1. Una anécdota con consecuencias

Una tarde de 1776 al escocés James Watt, un mecánico de la Universidad de Glasgow, mientras preparaba su té como todos los días, se le ocurrió tapar el pico de la pava y notó que saltaba la tapa. Sin proponérselo había descubierto la fuerza del vapor.

Watt no se quedó tranquilo mirando su pava, comenzó a experimentar y logró desarrollar el primer motor a vapor que pronto pudo ser aplicado a la industria. Hasta ese momento se usaban molinos de agua para mover los engranajes de las maquinarias, lo que determinaba que las fábricas sólo podían instalarse a las orillas de los ríos caudalosos que no siempre quedaban cerca de los centros de distribución y consumo. A partir de la aplicación del vapor las fábricas comenzaron a instalarse en las grandes ciudades como Londres o Liverpool. Comenzaba la revolución industrial.

Revolución industrial

La Revolución Industrial es considerada como el mayor cambio tecnológico, socioeconómico y cultural ocurrido entre fines del siglo XVIII y principios del XIX, que comenzó en el Reino Unido y se expandió por el resto del mundo. En aquel tiempo, la economía basada en el trabajo manual fue remplazada por otra dominada por la industria y manufactura de maquinaria. La revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio era fomentada por el mejoramiento de las rutas y, posteriormente, por el ferrocarril. La introducción de la máquina a vapor y una poderosa maquinaria (mayormente relacionada a la industria textil: la rudimentaria Spinning Jenny) favorecieron los drásticos incrementos en la capacidad de producción. El desarrollo de maquinaria en las dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura para una mayor producción de artefactos utilizados en otras industrias.

Los efectos de la Revolución neolítica (6.000 años atrás), cuando el arado hizo posible el desarrollo Industrial se esparcieron alrededor de Europa occidental y América del Norte durante el siglo XIX, eventualmente afectando la mayor parte del mundo. El impacto de este cambio en la sociedad fue enorme y frecuentemente comparado con el de la revolución de la agricultura.

La maquina a vapor y la revolución industrial

La importancia de la máquina de vapor radica en su participación en la Revolución Industrial, ya que modificó el curso de la historia de la civilización en la última etapa del siglo XVIII, sin su aparición nunca se hubiera dado este fenómeno. Como consecuencia de la creación y difusión de estos equipos, se verificó una expansión económica sin precedentes en Inglaterra, con expansión posterior hacia el resto de Europa Occidental, los Estados Unidos y otras naciones del mundo. La mayor producción industrial resultante modificó el patrón de comercio en los cinco continentes e influyó indirectamente en la independencia de las colonias imperiales en distintas regiones de la Tierra.

En términos simplificados, la máquina de vapor constituye un modelo de motor de combustión externa. El calentamiento de agua con inducción de formación de vapor permite la liberación de grandes alícuotas de energía térmica, la cual es reconvertida en energía mecánica por medio de un proceso que involucra pistones, bielas y manivelas. Esta cadena de transmisión permite generar un movimiento de rotación que genera la propulsión necesaria para estructuras fabriles o para distintos vehículos, incluidos locomotoras y barcos.

El diseño original fue progresivamente sustituido por las modernas máquinas de vapor capaces de convertir la energía térmica en energía eléctrica. A tal fin, se genera un flujo continuo de vapor de agua, por lo cual se las considera en la actualidad como turbinas. Se advierte que, en virtud de la aparición de otros recursos técnicos, en los tiempos modernos las máquinas de vapor se utilizan sólo en forma ocasional y, en general, como elementos complementarios y auxiliares.

La gran importancia de las máquinas de vapor queda de manifiesto en su continuidad histórica, con distintas variaciones, casi hasta la primera mitad del siglo XX. En ese lapso, el impulso térmico generado por el carbón mineral movilizaba aún a las máquinas de vapor, hasta lograrse la mayor difusión de los modernos motores de combustión interna en los cuales se aplican combustibles fósiles.

2. Los accidentes del trabajo comenzaron a multiplicarse cuando la revolución en las técnicas industriales posibilitó la producción mecanizada en gran escala, con la fábrica como unidad de producción. A medida que la revolución industrial siguió su curso, algunas de sus secuelas sociales resultaron tan atroces que hicieron cundir un sentimiento de horror. El número diario de trabajadores víctimas de accidentes provocó reclamaciones de reformas, sobre todo de parte de los sindicatos encabezaron el movimiento de reforma personas que se sentían moralmente responsables del bienestar de sus semejantes.

Grande es la deuda, que la prevención de accidentes contrajo desde sus comienzos con los hombres y mujeres animados de un espíritu de responsabilidad pública, cuyo sentido de la justicia se rebelo contra la explotación de los débiles y cuya compasión se conmovió ante sus sufrimientos. Estas personas propusieron obtener de las autoridades, sea persuadiéndolas, sea avergonzándolas, que protegieran a los trabajadores de las fabricas (y, en primer lugar a los niños), que a menudo vivían y trabajaban en condiciones que hoy serían consideradas escandalosas, de las mutilaciones, las enfermedades y la inmoralidad. Para ello propugnaban, entre otras cosas la adopción de medidas para reducir la frecuencia de los accidentes del trabajo. Si se considera, por ejemplo, el caso del Reino Unido, país en el que comenzó la revolución industrial, se advierte que la campaña humanitaria en ese país procuró, ante todo acortar la duración del trabajo y proteger la salud de los niños, los más perjudicados, y con muchos, por la situación que prevalecía. Sólo en una fase relativamente tardía se trato de prevenir los accidentes en general.

En el siglo XVIII, como resultado de una notable serie de inventos, la industria textil paso gradualmente de la producción casera a la producción fabril. Por desgracia, el mejoramiento de la Seguridad del Trabajo, sólo fue muy lento y en gran parte de la legislación, que en esa época se ocupaba sobre todo justamente de la industria textil, rara vez se hacía cumplir. Surgió entonces una gran demanda de mano de obra barata, que vino a satisfacer la infancia menesterosa, socorrida a la sazón por las autoridades de asistencia social de las grandes ciudades. Estos niños trabajaban ignorados, desamparados y olvidados., como los describió un escritor en 1795, en condiciones Insalubres, catorce o quince horas diarias. Durante los cuarenta o cincuenta años siguientes, como resultado de una agitación casi continua, se hizo mucho para mejorar sus condiciones de trabajo.

El número de maquinas, su potencia y velocidad aumentaban sin cesar, creando cada vez mayores peligros en las fabricas. Engels al describir la situación existente en 1844, decía que había tantos lisiados en - MANCHESTER, que la población parecía un ejército que regresaba de la guerra. Ya es casi imposible imaginarse la indignación con que algunos propietarios de hilanderías acogieron la propuesta que se les hicieran responsables de todo accidente ocurrido en sus locales. Pero aunque su resistencia fue obstinada, la opinión pública comenzó a volcarse contra ellos, y gracias a los esfuerzos concertados y tenaces de filántropos inspectores, hombres de estado,

Parlamentarios, periodistas y otros, incorporaron algunas medidas eficaces de Seguridad como la Ley de Fábricas de 1844 en Inglaterra.

3. Desde la antigüedad el ser humano se ha expuesto a innumerables factores de riesgo que podrían afectar su integridad física y causar lesiones o enfermedades, el hombre de las cavernas debió controlar al fuego que podía quemarlo, así como el hombre del antiguo Egipto levanto grandes rocas, entre otros. Con el inicio del proceso de industrialización, consecuencia de la revolución industrial, las grandes concentraciones de población en las ciudades y el aumento de los accidentes en las empresas, debió crearse la seguridad industrial, que se anticipa, reconoce, evalúa y controla factores de riesgo que puedan ocasionar accidentes de trabajo. No obstante el nacimiento de la fuerza industrial y de la seguridad industrial no fue simultáneo, debido a la degradación y las condiciones de vida detestables surgió la última; en 1871 el 50% de los trabajadores de la industria fallecían antes de los 20 años, debido a los accidentes y a las pésimas condiciones de trabajo.

En 1833, en París se realizaron las primeras inspecciones gubernamentales, pero recién en 1850 se empezó a apreciar mejoras como recomendaciones de las inspecciones de 1833; la legislación acorto la jornada, estableció un mínimo de edad para los niños trabajadores e hizo algunas mejoras en las condiciones de seguridad, aunque se tardó en legislar estas mejoras debido a que los legisladores no le daban el valor que se merecían a las vidas humanas, ya que la capitalización del esfuerzo humano no tenía sentido frente al lucro indiscriminado de los empresarios, sin embargo, suma a su haber, el desconocimiento de las pérdidas económicas que esto les suponía y por otro lado el desconocimiento de ciertas

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