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Sin Palabras


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2014  •  1.484 Palabras (6 Páginas)  •  121 Visitas

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Sin palabras

Nunca imagine que las palabras tuvieran vida propia, que ellas mismas engendraran existencia y cuando caí en cuenta de ello, entonces me pregunté cómo será la vida de aquel que por alguna circunstancia las perdió por el camino

Febrero 2008. A veces no es difícil pensar que todos los días son iguales, sobre todo cuando la rutina diaria te hace repetir una y otra vez las mismas proezas. Aun así, guardas la esperanza de que algo diferente suceda y cambie tu vida. ¿Qué traerá de nuevo este día?

Son aproximadamente las 8 AM del día miércoles, el cielo caleño se ve despejado como casi siempre. Voy caminando por estos pasillos, recubiertos de paredes blancas, deambulan por ahí los rostros inciertos de gentes que reflejan el sufrimiento y el dolor. Vengo pensando en esa idea que ronda hace varios días por mi cabeza. Una voz interna me grita por qué no lo dices, se interrumpe mi pensamiento, levanto la cabeza y me percato de la presencia de otras personas a mí alrededor.

-pregunto- Y hoy ¿A quien esperamos?

Alguien en medio de su azar responde: a un paciente.

Sonrío con cierto aire burlesco, es una respuesta muy obvia si de hecho este lugar esta lleno de cientos de ellos.

Pasan tan solo unos minutos cuando muy silenciosamente aparece por la puerta del consultorio la figura escuálida y débil de un joven, creo que no excede en edad de los veinte años, el comentario de uno de los médicos corrobora mi apreciación. El muchacho no viene solo, su madre lo acompaña, lo deduzco por los comportamientos de la mujer.

Uno de los médicos se dirige al muchacho y le dice: Siéntese aquí –señalando una silla ubicada en una esquina-

Todos parecen ignorar la presencia del joven, algunos están concentrados en sus propios pensamientos, otros están pendientes de lo que va decir el doctor, yo no pierdo atención por él, lo miro y me fijo en su pálido rostro y en sus ojos negros que me miran con aire de tristeza.

Entre tanto los médicos siguen hablando entre ellos, discuten el “nuevo caso”

-refiriéndose al muchacho- Entre comentarios dicen:

-Ahhh!!! Este es el que tiene la traqueotomía por el trauma laríngeo por impacto de bala-siguen hojeando la historia clínica- Ahora uno de los médicos se dirige hacia el muchacho de mirada triste:

- En un momento vamos a examinarlo, pero usted ya se ve muy bien.

Él muchacho sólo lo mira y le sonríe, me pregunto si esa sonrisa será de asentimiento o de burla. No me cabe duda de que seguramente pudo estar peor, pero ¿qué este bien? eso no es posible cuando tu vida pende literalmente de un “hueco”.

Enseguida otro de los médicos camina hacia el joven, ahora le van hacer la laringoscopia, en la que según por lo que dicen se observa una parálisis cordal bilateral. Los médicos se vuelven a reunir, ahora discuten cual será el siguiente paso en la recuperación del joven de mirada triste. Yo me concentro nuevamente en él, intento leer las expresiones de su rostro que las traduzco en ansiedad, desespero, angustia…y entonces pienso, éste también tiene algo por decir. Quién sabe qué gritan sus ojos. De ahora en adelante las palabras intentarán salir pero el aire que las lleva estará vacio, no habrá armónicos, ni formantes, su voz estará ahogada y él también en su propio desespero.

Marzo 2008. Otro día. Han pasado varios desde la última vez que vi al joven de mirada triste. Voy recorriendo las calles de esta parte de la ciudad que tanto me gusta y siento un alivio porque al menos por un espacio de tiempo que quisiera que fuese mas largo, descansaré del horror que me producen esas paredes blancas.

Llego a un lugar donde me siento mucho mas libre, ahora las paredes hablan, -aludiendo al dicho- me cuentan de la fantasía, de la posibilidad de hacer existir otros mundos donde lo inimaginable puede cobrar vida. Albergo la esperanza de que en medio de los libros pueda encontrar esas palabras que me hacen falta, las que aun no me atrevo a decir.

Me llama la atención un libro que veo sobre un estante, “El libro de las mil preguntas” ese es el titulo. Me parece una genialidad, porque siempre hacer preguntas supone una dificultad para

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