Sociedad Chilena Siglo Xx
bonbonbonbon8 de Noviembre de 2014
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Sociedad Chilena Siglo XIX
Entre 1830 y 1880, Chile tuvo un importante crecimiento económico, estimulado por su inserción en la economía mundial, como exportador de materias primas mineras y agrícolas (plata y cobre; trigo y harina) e importador de las manufacturas, productos de la revolución industrial. Este proceso permitió el surgimiento de una nueva elite empresarial, distinta de la tradicional elite mercantil y terrateniente de origen colonial, que rápidamente tomó el control de las áreas más dinámicas de la economía. Fue este grupo social el que llevó a cabo una modernización caracterizada por el levantamiento de un complejo minero industrial exportador; por el surgimiento de una infraestructura de transporte terrestre (ferrocarriles) y marítima (vapores y puertos); una renovación urbana (tranvías y nuevos barrios); la creación de un sistema financiero (bancos y sociedades anónimas) y la modernización de ciertas actividades agrícolas (viñas y molinos).
El nuevo empresariado, dinámico y progresista, se fue constituyendo en la base de una emergente burguesía que amagó el tradicional dominio de la elite terrateniente de mentalidad aristocrática. Una demostración de lo anterior, fue una lista de las principales fortunas chilenas, publicada por Benjamín Vicuña Mackenna en el diario El Mercurio del 26 de abril de 1882, donde señalaba que las nuevas fortunas, provenientes de la minería, industria, comercio y crédito, representaban el 84,3%; mientras que las del mundo agrario, sólo un 15,7%. Entre los integrantes de este nuevo grupo social, estaban los descendientes del banquero y habilitador minero Agustín Edwards Ossandón; del forjador de la industria del carbón Matías Cousiño; del minero y fundidor de cobre José Tomás Urmeneta; del comerciante y productor de azúcar José Tomás Ramos; del fundidor inglés Carlos Lambert y del industrial alemán Carlos Anwandter. También hubo otros empresarios, que si bien no destacaron por su fortuna, lo hicieron por su capacidad emprendedora y creativa, como es el caso de José Santos Ossa, explorador del norte y descubridor del salitre de Antofagasta, y Silvestre Ochagavía, pionero de la industria vitivinícola nacional.
La labor de estos empresarios es valorada por el historiador Sergio Villalobos en los siguientes términos: "qué habría sido de Chile y lo que seríamos hoy si no hubiese habido en el siglo XIX un dinámico grupo de mineros del cobre y de la plata en Atacama, pioneros del ferrocarril y la navegación a vapor, industriales arriesgados y banqueros activos. Ellos fueron los que juntaron capitales, realizaron inversiones, exploraron el territorio, trajeron técnicos y maquinarias y expusieron su fortuna en negocios audaces. Sin ello habría que imaginar un país de tono rural y atrasado".
• La Oligarquía: El poder político, social y económico estaba monopolizado por una élite social relativamente pequeña pero homogénea y con sentido de clase. Esta élite u oligarquía se había formado por la fusión de dos grupos: la antigua Aristocracia tradicional terrateniente, y la Plutocracia económica de grandes comerciantes, mineros, industriales, financistas; muchos de este segundo grupo eran de origen no hispano (Budge, Braun, Ross, Waddington, Eastman, Edwards, Lyon, Subercaseaux). Hasta la segunda mitad del siglo XIX, la vida de los sectores altos había sido en general austera, ordenada, la religión impregnaba los actos de su vida. Fueron los nuevos ricos y algunos chilenos que regresaban de Europa tras viajes o misiones diplomáticas, los que construyeron las primeras mansiones lujosas en Santiago, copiando estilos arquitectónicos europeos. Así a partir de 1860, Santiago vio surgir palacios árabes, góticos, neoclásicos. Cambiaron también las costumbres. Lo europeo y en especial lo francés entró a dominar sin contrapeso Unas 100 familias eran las de mayor riqueza, vinculadas
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