TRABAJO PRACTICO ESMA
Camila LatrecchianaMonografía16 de Octubre de 2018
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INTRODUCCION
El alto nivel de enajenación que pueden tener las personas con un sistema capitalista, ¿puede convertirlos en actores activos y participativos en procesos o actos que no son de su voluntad? Esta entrega e inversión dentro del sistema ¿puede llevar a que el hombre pierda su sensibilidad y su humanidad? ¿Hasta qué punto son culpables o no, los individuos que estaban en las facciones medias de los aparatos burocráticos que sostenían Auschwitz? ¿Realmente comprendían lo que hacían? ¿Fueron actores indispensables para el desarrollo de este proceso? ¿Estaban totalmente de acuerdo? ¿Qué tipo de responsabilidad deberíamos atribuirles? ¿Aquellas personas que permanecieron indiferentes a lo que sucedía, fueron cómplices? ¿Su inacción contribuyo a la realización de Shoa? Estas son algunas de las respuestas que intentaremos encontrar a través de este trabajo.
Una Alemania nazi tal como se la conoció, fue producto de la confluencia de factores que convergieron entre sí.
Podriamos de no haberse dado el contexto de la Alemania de comienzos de siglo XX, la popularidad de este siniestro personaje ………………………primera guerra mundial
- COMPLICES SILENCIOSOS
Es necesario comprender que desarrollar un sistema apto para aniquilar a seis millones de personas no fue posible tan solo con la intervención de un solo individuo, ni una sola Nación, sino que fue producto de la articulación de un plan organizado racionalmente que involucro una gran cantidad de herramientas burocráticas y tecnológicas, que dieron como resultado ese fatídico final.
Toda la sociedad alemana y las Naciones que observaron este proceso, intervinieron activamente participando en el o pasivamente, siendo indiferente moralmente a lo que estaba sucediendo.
¿Por qué la sociedad permitió esto?
- Auschwitz, en medio de la llanura polaca. De Polonia, un país donde se deportaba y exterminaba judíos ante la indiferencia del resto de los polacos
- Bajo la cultura de la indiferencia se concretaron los exterminios contemporáneos. Se promovieron y dejaron que prosiguieran. No se buscó liberar Auschwitz
- Los otros, ¿es que se ejercitaron para la indiferencia? En 1942, The New York Times publica no en la portada sino en su interior que un millón de judíos fueron eliminados en Polonia (cfr. Enzo Traverso, La historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales, Herder, Barcelona, 2001, p. 28). Aquí hubo censura; hubo temor; ¿pero eso explica la complacencia que predominó? Hubo autocensura. Pero fue mayor el ejercicio de subordinación voluntario. Predominó la complacencia en los medios de comunicación.
Estos fragmentos demuestran, como la indiferencia de aquellas personas que no actuaron, que miraron hacia otro lado mientras esas seis millones de personas morían, fueron parte necesaria para que esto sucediera.
Quizás no comprendían que con su inacción eran cómplices silenciosos de cada una de esas muertes, no menos responsables que aquellos que las producían. Todas aquellas personas que no actuaron, fueron tan parte como aquellas que sí. Demostraron una actitud pasiva al ignorar, no mirar, no escuchar lo que estaba sucediendo, o mejor dicho, son culpables de no querer hacerlo, convirtiéndolos en cómplices de este gran crimen
- UNA FÁBRICA DE INHUMANIDAD
Al analizar funcionamiento de los campos de concentración, como fue Auschwitz, nos permite hacer una analogía con el funcionamiento de una fábrica o una empresa, cuyo sistema de producción industrial en este caso era la muerte de aquellas personas encerradas.
Esto se vislumbra en los métodos de aniquilamiento, que preveían una clara sofisticación y planificación, a fin de crear sistemas limpios y eficaces, para poder retomar el proceso una y otra vez ¿Qué es eso sino tomar la vida humana como mera mercancía dentro de un proceso productivo?
La realidad que se vivía en Auschwitz reflejaba la inexistencia de sensibilidad, avasallada por la frialdad de hombres que trabajaban activamente para la obtención de un producto, cuyo costo eran las vidas de personas inocentes que no eran consideradas como tales, que no gozaban del derecho de ser considerados como hombres, por lo que tampoco merecían ser tratados como tales, eran personas esclavizadas, que morían de agotamiento, torturados o por medio de los mecanismos desarrollados para exterminarlos, una vez que dejaban de ser útiles al sistema, es decir, que eran residuos de un proceso productivo que había que hacer desaparecer.
Auschwitz evidenciaba la existencia sistema perverso, en el que cada hombre era un engranaje de un gran aparato productivo. A algunos se los podría asemejar con simples obreros o trabajadores, encargados de controlar, organizar y planificar el funcionamiento de la fábrica, y a otros con materia prima necesaria y desechable.
Nos podríamos atrever a decir, que el aparato productivo plantado en Auschwitz, no era más que una mera aplicación del criterio fordista de producción en cadena aplicado a la matanza de la gente, que tuvo como producto final, no solo la pérdida de vidas humanas, sino también un fiel reflejo de la inhumanidad existente.
Esta imagen plasma, como la organización estaba dada a nivel infraestructural, como es común ver en una fábrica. Diferentes áreas delimitadas según la actividad que llevaban a cabo, con limites específicos, personal capacitado para llevar a cabo funciones específicas y con máquinas que colaboran con este proceso, [pic 1]
EXPERIMENTO DE Stanley Milgram
Para poder comprobar esto empíricamente, es pertinente nombrar Stanley Milgram: quien intento demostrar que los actos crueles no los cometen individuos crueles, sino sujetos comunes que intentan alcanzar el éxito en sus tareas normales.
Por otro lado, Milgram, sostiene que, La crueldad tiene escasa relación con las características psicológicas de quienes la llevan a cabo, pero si una fuerte vinculación con la relación de autoridad y subordinación, con nuestra normal y cotidiana estructura de poder y obediencia.
Tomando estas premisas, podríamos decir que quizás aquellos individuos que estaban en las facciones medias de los aparatos burocráticos que sostenían Auschwitz, no eran monstruos cuyo fin principal era la destrucción, tortura y exterminio, sino que se trataba de individuos comunes y corrientes que simplemente naturalizaban sus funciones dentro de ese sistema destructivo, entendiéndolas como simples tareas, aisladas e individualizadas dentro de un proceso o sistema.
Cada uno de estos individuos, se sentían parte de un todo, un sistema burocrático, en el que cada uno acotaba su responsabilidad en torno a la mínima participación que tenían en él. Se adoptó una forma de responsabilidad flotante, en la que nadie se considera totalmente responsable por todo el proceso, sino que esta se veía fragmentada, logrando así una sensación de alivio a quien lleva las tareas adelante.
Más allá del expuesto, nos resulta difícil comprender que estos elementos sean suficientes para justificar las atrocidades realizadas en estos campos. Nos cuesta entender como un hombre en el afán de lograr el éxito personal, pueda borrar aquello que está en su esencia, su humanidad y su sensibilidad.
Cuando hablamos de tareas cotidianas ¿cómo una persona puede naturalizar participar activamente de un proceso de extermino? ¿Hasta que nivel el compromiso con el sistema puede cegarlo en lo que está haciendo? Auschwitz es una clara respuesta a todos estos interrogantes, personas normales, inversas en un sistema, comprometidos con él, justificando internamente aquello que hacían, reduciéndolo a la mínima porción en la que participaban.
A su vez, la denominada “obediencia”, pasa a tener un rol fundamental en la justificación de las acciones que llevaron a cabo esos individuos, las cuales fueron todas elementos fundamentales para la realización de Shoa.
Podríamos partir del análisis de que las burocracias modernas, son productoras activas de estructuras militares, sostenidas por principios basados en las cadenas de mando, en las cuales se entiende que la obediencia a la autoridad es un mecanismo necesario, para resguardar la estructura normativa de una sociedad, a fin de que esta no entre en caos.
Nos resulta contradictorio, por un lado, entender que la obediencia a las autoridades tiene como fin principal resguardar la estructura normativa de una sociedad para que esta no devenga en caos y que en este caso esa obediencia a las autoridades, haya sido una forma de justificar el caos en la esencia y sensibilidad humana.
Si querríamos relacionar esto con las ideas kantianas podríamos decir que esto tiene relación con la existencia del mal radial del que hablaba Kant, el entiende que para el mal basta la existencia de hombres tan solo mediocres, que sean funcionales a la obediencia, que no tengan capacidad de critica propia, a los cuales va a denominar como “seres grises”, hombres comunes, no demonios, no monstruos.
CONCLUSION
A modo de conclusión, analizaremos el siguiente Fragmento de Adorno, en Dialéctica negativa (1966) “un nuevo imperativo categórico: pensar y actuar de modo que Auschwitz no se repita, que no ocurra nada parecido.”
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