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Tema: La Educación Por La Que Vale La Pena Luchar.


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2013  •  1.650 Palabras (7 Páginas)  •  584 Visitas

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Hacer de cada escuela una unidad educativa, con metas comunes, con estilos de trabajo congruentes entre sí y con los propósitos educativos, con las formas de relación estimulantes para aprender no sólo de conocimientos, sino también de habilidades y valores exige, desde luego, una eficaz colaboración entre todos los integrantes de la comunidad escolar y una nueva forma de ejercicio de la función en los estudiantes que ingresan al último de los niveles de la educación básica, por ello Hargreaves, Andy, Earl y Ryan (1998), nos dicen que la escuela secundaria “ofrece la posibilidad de obtener una posición elevada, una mayor independencia y más experiencias y oportunidades interesantes”, ya que en este nuevo proceso educativo, ellos se darán cuenta de la importancia que tiene aprender diferentes conocimientos, mismos que hasta el momento son de total desconocimiento para ellos.

Cuando la tarea de enseñar y educar se asume responsablemente, es decir, cuando el profesor o la profesora sabe que de su trabajo depende que sus alumnos logren los propósitos educativos del grado que atiende y del nivel educativo, cuando se interesa por ellos como personas y se propone sacarlos adelante, es por eso que “los niños al completar la primaria, deberán estar en capacidad de expresarse oralmente y por escrito con corrección y de forma coherente, comprendiendo cabalmente lo que leen y escriben”, así lo sostuvo Torres (1998), siendo parte de esto, lo que exigen los maestros de la escuela secundaria a los alumnos de nuevo ingreso.

Aunque para cumplir con la misión de la educación, es indispensable que la escuela funcione como una unidad educativa, puesto que los resultados que los alumnos obtienen al concluir el nivel educativo en primaria, sobre todo en el campo del desarrollo de las habilidades intelectuales y de las actitudes, son producto de la combinación del trabajo de todos los profesores que ha tenido a lo largo del ciclo escolar y de la experiencia en su conjunto, es decir, de aquellas acciones no deliberadas que ocurren en la escuela y que constituyen, para bien o para mal, experiencias formativas, por ello Sandoval (1998) menciona que los estudiantes “son vistos como portadores de una cultura propia que choca con la que la escuela propugna”, es aquí donde se imbrica los saberes culturales de origen de los estudiantes, con las condiciones generales de la misma escuela.

Paradójicamente, si bien en la sociedad existen fuerzas importantes impulsoras del cambio, son pocos los educadores preparados para este, aun entre los genuinamente interesados en la reforma hacen que surja un interés por nuevos resultados, definidos menos por el contenido tradicional y más por una enseñanza dirigida a la comprensión y el rendimiento de los alumnos de nuevo ingreso, ya que éstos se muestran atentos “a reforzar sus virtudes y a celebrar sus avances”, así lo menciona Schmelkes (1995), y esto hace que el alumno tenga mayor confianza en el grupo, haciéndose una persona más participativa en las clases y en las actividades que le confieren como estudiante dentro de la institución.

Hacer las cosas cada vez mejor supone constancia, puesto que la calidad educativa depende de las personas que laboran en la escuela, porque son ellas las que pueden adaptar las medidas de política uniformes a los contextos específicos. A la vez porque son ellas las que son capaces de diseñar estrategias y soluciones para lograr calidad con las condiciones especificas de la demanda y con los recursos de los que disponen para hacerlo, como resultado de esto los educandos perciben “la capacidad de transmisión de conocimientos, adquiridos por el trabajo ejercido del profesor, haciendo que éstos vean al docente como alguien que transmite honestamente el gusto con que realiza sus tareas”, así lo señala Sarukhán (1991).

Lograr que los alumnos se incorporen de manera adecuada a su nueva escuela, no es tarea fácil, puesto que ellos, se dejan manipular por los mitos que les dicen los demás estudiantes, quienes están cursando otros grados en la secundaria, por eso al inicio “presentan preocupación por su capacidad de resistencia al enfrentarse a exámenes más largos, incertidumbre ante las consecuencias que les podría acarrear no haber terminado los deberes y el acceso a los programas extracurriculares”, así lo señalan Hargreaves, et al. (1998).

Por otra parte, es necesario hacerles notar a los docentes, que la adolescencia se debe percibir como la etapa hacia la transición de la adultez y que esta transcurre dentro de un marco social y cultural donde existen características particulares, porque esto involucra una serie de cambios biológicos y psicológicos en el individuo, así como la preparación progresiva que ellos logran para integrarse a la sociedad, puesto que un autor sostuvo que la mayoría de los maestros “consideran a los adolescentes como una persona aberrante, agresiva y soberbia; ya que ellos confirman que éstos suelen mentir, robar, dañar cosas sin propósito”, Valencia (1996), es aquí donde se debe de analizar que éstas actitudes lo presentan la mayoría de los adolescente debido al contexto que los rodea.

La integración al ámbito educativo en la escuela secundaria, hace que muchos adolescentes tengan en un principio la idea errónea que en ésta tendrán el mismo trato que anteriormente les daban en la primaria, pero con el paso del tiempo ellos se percatan que los docentes trabajan totalmente diferente, ya que “la mayoría de los maestros sólo les importa entregar sus calificaciones y cuadros de

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