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Teoria modernidad


Enviado por   •  26 de Enero de 2014  •  1.624 Palabras (7 Páginas)  •  260 Visitas

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LA MODERNIDAD

La modernidad se presenta como un pensamiento enmarcado dentro de los cánones de la oposición, ruptura y cambio de paradigma. Escudriñar la línea del tiempo para dilucidar algunas ideas en torno a este concepto, permitirá comprender la construcción de un nuevo espacio, de una nueva cosmovisión. En cuanto al proceso histórico de la modernidad, se puede afirmar que Galileo y Descartes son considerados como los principales padres putativos de ésta; puesto que introducen los elementos categoriales en torno a los cuales se articula el discurso de la ciencia. Paternidad, por así decirlo, que también comparte Newton. Autores que, cada uno en su tiempo y lugar actuaron contracorriente de forma notoria o realizaron su labor en silencio.

Algunos estudiosos como Téllez (1998) define a la modernidad como “la segunda gran discontinuidad de la cultura occidental que, a finales del siglo XVIII, alteró definitivamente el orden clásico del saber” por cuanto reordenó las formas del conocimiento y las construcciones empíricas necesarias para expresar aquello de lo cual se sabe. En este sentido, la modernidad es presentada como un momento histórico cargado de configuraciones empíricas y racionales.

Por otra parte, Habermas (1984) al discurrir en torno a la modernidad como un proyecto incompleto que transita desde lo viejo hacia lo nuevo, considera que semánticamente, el vocablo moderno vendría a nombrar no sólo lo que está más próximo sociológica e históricamente, desde el punto de vista de las estructuras objetivas (como la economía, la política, y la estructura social de clases); sino también, las estructuras subjetivas (cultura e ideología).

Del mismo modo, Hurtado y Toro (1998) señalan que la episteme moderna postula una racionalidad en la cual todo conocimiento posee necesariamente una fundamentación matemática o instrumental; además, de empírico–analítica. Privilegia lo cuantitativo sobre lo cualitativo. Siguiendo a estos autores, en la modernidad existe una validación del conocimiento vinculada a la medición espacio–temporal y circunscrita a la masa o materia y, en fin, ligada al experimento y/o demostración. De allí que la modernidad entraña una promesa: la creencia en la ciencia y la técnica. Proveedora ésta de un orden social en la que el hombre podría elevar sus condiciones de vida por causa de la dominación de la naturaleza. Sería por ello que Rousseau (citado en Hurtado y Toro, 1998) establecía que la modernidad constituía “…una conciencia crítica que niega lo instituido para postular un nuevo orden de plenitud”. Ese orden de plenitud vendría dado también, por el logro de una aspiración humana antigua y renovada constante: la predictibilidad del futuro.

En efecto, el método científico habría de permitir la comprensión de las leyes del universo, su estructura interna y hasta sus finalidades últimas, además del anuncio de los acontecimientos naturales y sociales con alguna precisión. Así, la ciencia pasó a ser un conocimiento de carácter riguroso, sistemático y metódico; en la cual se establecía la predictibilidad. Por otra parte, es del todo notorio que la modernidad constituye una visión necesariamente eurocéntrica y, en atención a tal modalidad, presenta un marcado sesgo. De hecho muestra nichos excluyentes tanto en lo geográfico como en lo cultural. Asimismo, destacan entre las características principales de la modernidad: la organización social piramidal y jerárquica y el predominio de los sistemas newttonianos y cartesianos que explican la mecánica celeste y un mundo matemático, donde cualquier conocimiento de rigor científico posee una racionalidad matemática, necesariamente. Todo aspecto fuera de estos cánones estaría sujeto a constructos subjetivos de escaso valor y ya no sería ciencia sino arena de otros bálsamos como la poesía cuando es muy buena o la filosofía o, en todo caso, la religión, en fin el área obscura, la región del misterio.

LA POSTMODERNIDAD

De lo anterior cabe considerar que, desde finales del siglo XIX, han emergido algunos gritos que han roto el silencio de la modernidad. Puntos considerados como fundamentales en la modernidad como son: saber, verdad, alma, inmortalidad y Dios, se convierten y se transforman en tema de controversia y discusión para unos y para otros.

Por su parte expresa Peña (2000), que la posibilidad de “unir a los hombres, pero no a través del amor predicado por Jesucristo... sino por medio del ejercicio de la bondad, del respeto al otro y de la compasión. Ah, y también de la palabra”. Seguir valores, que se hacen posibles al desaparecer el valor supremo (Dios). El hombre será ahora quién determinará su libre albedrío. Su ilusión por el conocimiento absoluto ha sido aniquilada, por cuanto no hay más conocimiento que el de la frontera humana. No conviene, sin embargo, olvidar que la supremacía del sujeto por encima de la idea de Dios, es uno de los hitos que cuestiona a la modernidad.

La comprensión de lo anteriormente planteado, señala que el proceso de gestación de la postmodernidad se inicia con la ruptura de los paradigmas de la Modernidad. Durante la presencia de las dos guerras mundiales abren la brecha hacia la postmodernidad. Algunos autores han disertado en torno a la concepción de este término.

Para Lozano (1989) “es el rechazo de los sistemas cerrados totalizantes (y potencialmente totalitarios) que lo explican todo... no es la desvalorización de todos los valores... sino la desvalorización

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