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Texto para editorial Ojo de Pez


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  Tesis  •  1.005 Palabras (5 Páginas)  •  323 Visitas

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Texto para editorial Ojo de Pez. (Dejaré el cuento de ficción sólo 20 minutos)

A Liliana.

2013-09-10

‘’Y después allá nos dirigimos; la nena a trabajar, yo a sentarme en la mesa de cualquier café a escribir mis memorias, mis mentiras o qué sé yo’’ - La nena.

Migajas.

Es tan bueno fumar a estas horas. Jugar volados conmigo mismo para ver si así me quieres. Han sido tantas cosas las que nos han traído aquí; podría decir que la soledad, las necedades, los vicios y las tristezas fueron participes dentro del complot para ausentarnos tanto; para mantenernos tú en tu cama y yo en el suelo, aspirando bichitos verdes que van pensando lo que nadie piensa, pelusas rosas y humo blanco. Lo cierto es que aún me levanto pensando en que hoy traes trenzas, boca de gato, manos de araña y piernas de avestruz, risas coquetas y los buenos días, con tus vestiditos verdes y tus calzones verdes y tus brasieres verdes y todo verde; me gusta el verde, ¿te lo había dicho? Jamás lo uso porque parecería sandía sin semillas rellena de polvitos grises que me empolvan las ojeras; me levanto aún creyendo que te paras de puntitas pa tocar el timbre, sujetándote los lentes; me gustan tus lentes ¿tampoco te lo dije? Que ven al infinito, como dos niños ciegos; me gustan tus espejitos retrovisores que me ven las guerras, mis heridas, las monedas del sofá y los agujeros por donde se me fue la risa; y me abrazas y me dices que hoy huelo bonito, que mi barba pica tu carita triste y que mis manos sudan.

Visto a las 11:30 p.m.

A veces estoy peor, a veces miro rostros, miro gestos, robo ideas, caras, cuerpos, para hacerte dormir tranquila en las equinas, en las libretas que traen tu nombre y no sé qué tantas chingaderas, para ver cómo río hasta quedar sin dientes, para saber cómo cantar hasta cambiar de aliento las canciones cumbancheras que solía ponerte cuando estaba alegre; y me acuerdo de tus puntitos negros que hacían señas para darles beso, mordiditas y apretón de nalga.

Visto a las 2:23 a.m.

Yo insisto en quedarme idiota, en lo de diario, en el siempre lo mismo para ser diferente al señor de enfrente, en hacerme el muerto para recibir mi premio mientras doy la pata. En el rastro de nuestros días y en las migajas de nuestras muecas. No sé hacer mucho, ni dejar de seguirte en sueños, en cuentos, cuando caminas sola meneando lento el tesoro que hay dentro de tus pantalones negros. No voy a olerte, no voy a chupar tus piernas hasta la garganta; no volveré a verte; es inevitable lo evitable. Creo que ya lo sabía. Sólo déjame verte mañana.

Lily está escribiendo…

Mañana platicamos, estoy cansada

y quiero dormir…

adiós…

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Nos rebasó el camión que llevaba nuestras vidas, se rompió la perilla de todas las puertas; las ventanas del alma. Se volvieron nudos todas las canciones e insisto. Ayer me pareciste otra con otras piernas, otros labios, otra piel y otra inmensidad inmensa que fusiló mis ganas, que dio el tiro de gracia entre las cejas, a quemarropa y con risitas fúnebres en un temblor

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