Tradiciones en la formación de los docentes y sus presencias actuales

Tradiciones en la formación de los docentes y sus presencias actuales.

1. Las tradiciones en la formación docente son configuraciones de pensamiento y de acción que, construidas históricamente, se mantienen a lo largo del tiempo, en cuanto están institucionalizadas, incorporadas a las prácticas y a la conciencia de los sujetos.

Son importantes en la actualidad porque forman parte del legado que reciben los docentes al formarse, no solo en la formación docente sino también a lo largo de su formación escolar primaria y secundaria. Son parte del ADN del docente. Estas tradiciones se encuentran tan naturalizadas que impregnan cada rincón del escenario escolar, desde la configuración de los contenidos hasta la manera de proceder de los sujetos. Si bien estas tradiciones sufrieron crisis en su historia, logran rearmarse y reimponerse bajo uno u otro fundamento, social, político, intelectual, etc.

Como docentes nos sirven para comprender donde estamos situados, identificar nuestras argumentaciones y nuestros propios compromisos, comprender los procesos de reforma y nuestra acción en ellos.

1. Las tradiciones que han podido concretarse en la organización material de las instituciones educativas son:

Tradición Normalista: Con arraigo en las escuelas normales, define al maestro como figura ejemplar, su base se halla en la imagen del “buen maestro”. De carácter prescriptivo-moralizador, suele ponerse de manifiesto a través de una representación  que goza de un profundo arraigo en el imaginario docente: la idea de docencia como apostolado. La figura del maestro adquiere la impronta de la vocación como guía del accionar en el aula.

Tradición Técnica: Sustentada en la idea del énfasis en el desarrollo de saberes instrumentales. Esta línea de pensamiento deviene en la conocida ruptura entre la teoría y la práctica, en tanto marca una clara división entre “los que piensan (planificadores)” y “los que ejecutan (docentes).”

Tradición Académica: Ligada a la idea de una formación disciplinar sólida y derivó en la ubicación de la formación pedagógica en un segundo plano de la formación. Tuvo un fuerte arraigo en las universidades y aun se sostiene en pensamientos tales como el que “se aprende a ser docente dando clases”.

1. Las tendencias no consolidadas en tradiciones son aquellas que no lograron instaurarse en forma objetiva en el trabajo docente pero si se encuentran en el discurso y en el imaginario de los mismos. Representan proyectos ideológico-pedagógicos que se resisten a las tradiciones que predominan, buscando la autonomía que el pensamiento pedagógico contemporáneo ha construido para la enseñanza.

Las discusiones sobre la formación docente dieron lugar a dos tendencias:

Pedagogía critico-social: se centra en la recuperación de contenidos significativos en la enseñanza. El docente es un mediador entre el material formativo y los alumnos.

Pedagogía hermenéutico- participativa: Se centra en la modificación de las relaciones de poder en la escuela y en el aula, tanto en la organización institucional como en las formas de enseñar, las condiciones de trabajo y las clases. El docente debe revisar críticamente las relaciones sociales en la práctica escolar y así permitir que aprendan a pensar como formar sujetos pensantes, libres y solidarios.  

1. Las tradiciones rara vez son cuestionadas, por eso se perpetúan. Si algo funciona de cierta manera, no sería lógico modificarlo. El rol del docente (normalizador- disciplinador-  modelo- difusor de conocimiento y sobre todo técnico) por mucho tiempo funcionó pero solo mientras el docente era un mero funcionario del estado.

Ese docente que se originó con una tarea social que era la más importante y con la clara convicción de que su trabajo era el boleto seguro del país hacia el orden y progreso, tenía como padre a un estado con gran interés en su tarea homogeneizadora y normalizadora. El problema está en que en un momento de la historia el estado le soltó la mano, cuestiono su saber (ese saber que no era tan importante en sus orígenes) y le quito todo el prestigio que una vez había tenido.

Si pensamos en las dificultades que tienen hoy los docentes al realizar su      trabajo, quedan en evidencia las marcas de las tradiciones que, en la sociedad evolucionada, heterogénea y culturizada ya no solo a través de la escuela sino por fuera de ella, como producto de la globalización, definitivamente van quedando obsoletas.

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