Una nueva Educación popular para jóvenes y adultos.

La educación popular es un modelo educativo, una propuesta ética, pedagógica y política que busca superar las relaciones de dominación, discriminación y exclusión entre sectores sociales.

Pretende construir relaciones equitativas, respetando la diversidad e igualdad de los derechos de las personas.

Tiene como objetivo cambiar la sociedad gracias a la alfabetización, para que los oprimidos se conozcan a sí mismos y se desarrollen socialmente. Alfabetizar no es solo enseñar a leer y escribir, es sobre todo un método de concientización a través del cual se intenta alcanzar no solo la cultura letrada, sino también el reconocimiento de lo que hay de único en cada uno de nosotros. Por ello, alfabetizar consiste en un intercambio de palabras que  enriquecen el pensamiento y nuestra creatividad, despertando al mismo tiempo la capacidad de la libertad personal que existe en el individuo, es decir de expresarse correctamente ante la sociedad. Esta pedagogía tiene un método crítico y dialógico, es decir que el docente dialogue en franca amistad con el alumno, para así obtener temas generadores y de interés, donde estos puedan buscar soluciones a los diferentes problemas que se les presente, hacer juicios de valor, analizar y reflexionar, para no quedarse solo con lo que les es enseñado, por lo tanto el educador jamás deberá de imponer sus conocimientos si quiere lograr que todo esto se produzca en el sujeto que aprende.

Por lo tanto la alfabetización no tiene edad y puede desarrollarse desde la temprana edad hasta la edad adulta y en diferentes escenarios sociales (escolares y no escolares), por lo tanto supone un modelo inclusivo de educación y aprendizaje.

Desde la Educación Popular, la alfabetización no puede agotarse en un proyecto aislado, sino como componente de la educación básica de jóvenes y adultos, a su vez articulada a otros programas económicos, sociales y culturales de promoción de una cultura escrita y lectora. La necesidad de articular la alfabetización con cada una de estas dimensiones, exige conceptualizarlas desde una perspectiva crítica que tome distancia con aquellos modelos que al subordinar todas las esferas sociales y dimensiones humanas a la lógica económica, bloquean las posibilidades de democratización de oportunidades de ejercicio de los derechos sociales, culturales y económicos, así como la potencialidad de individuos y colectivos para constituirse como sujetos

Dado que el analfabetismo está asociado a otros factores de exclusión, a problemas sociales más amplios y a los desafíos de los cambios históricos, los programas de alfabetización tienden a estar vinculados a propuestas educativas y sociales más amplias como el desarrollo, la educación ciudadana y en derechos humanos, a la educación y protección ambiental y a la interculturalidad.

Paulo Freire, hace una crítica sobre la educación bancaria, que es un instrumento de opresión debido a que toma parte de los educandos como una especie de “recipiente” en los que se “deposita” el saber. La única acción posible de estos es archivar esos conocimientos, adaptarse al mundo sino la capacidad de transformarlo.

Por lo tanto Freire propone una educación problematizadora o liberadora donde el conocimiento sea dialectico e implique práctica y reflexión. Esta propuesta liberadora parte de una mirada dialéctica de la cultura, según la cual no solo contienen una forma de dominación, sino que los oprimidos puedan interpretar la realidad y transformarla según sus propios intereses.

Por lo tanto la educación problematizadora trata de liberar e independizar, destruir  la pasividad del educando e incitarlo a la búsqueda permanente de la transformación de la realidad, en la que opresor y oprimido encontraran la liberación mediante el análisis crítico y reflexivo del mundo que lo rodea. Este proceso será permanente, reforzara el cambio para favorecer el dialogo.

Freire considera a el dialogo como una herramienta indispensable para una práctica liberadora, rompe con los esquemas verticales característicos de la educación tradicional y se convierte en la práctica de libertad superando la relación educador y educando a través del dialogo, ya que este es un fenómeno humano por el cual se nos revela la palabra, de la que podemos decir que es el diálogo mismo. Por ello hay que buscar la palabra y sus elementos constitutivos. Descubrimos así que no hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí, decimos que la palabra verdadera es transformar el mundo.

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