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Valores Del Servidos Publico


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2012  •  2.395 Palabras (10 Páginas)  •  345 Visitas

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Valores del buen gobierno

Para poder llevar a cabo un buen gobierno es necesario contar con gente que sea íntegra, es aquí donde la ética cobra fuerza e impacta en los servidores públicos, con la necesidad de hacer bien sus tareas y sobre todo de actuar con responsabilidad, sin embargo, por sencillo que parezca esto de actuar bien y de ser responsable se convierte en una situación difícil para muchos de los participantes en el ámbito público laboral. 1

La ética es el mínimo exigible para asegurar una honestidad y una responsabilidad en el empleo público.

Si la administración pública es el instrumento de que se vale la política para contribuir al logro del bien común mediante el ofrecimiento de bienes y servicios de calidad, los servidores públicos que la integran deben estar motivados y concienciados. Una baja moral y una baja motivación en los individuos fomentan actitudes anti éticas, situación que a su vez se refleja en una baja calidad en la operación de las instituciones. 2

Una buena imagen ayuda a creer y a confiar en las instituciones públicas. Una mala imagen genera desconfianza. Para lograr la sensación de satisfacción al realizar una tarea es importante la relación persona a persona. La conducta, la integración y las actitudes son los elementos básicos para establecer buenas relaciones y buen servicio.

En la cultura clásica Romana, de aquellos que ejercían la política con ética, se decía que tenían “Decorum”.3 Que un político tuviera decorum era garantía de ser reservado, discreto, cortés y que actuaría de manera correcta. Al respecto Cicerón escribió: “El concepto de esta palabra es tal que no puede separarse de lo honesto, porque lo que es decente es honesto, y lo que es honesto es decente”.

Todo lo decoroso aparece cuando le ha precedido la honestidad. Todas las cosas que se hacen con justicia son decorosas y las que se hacen con injusticia son indecorosas. Y dígase lo mismo de la fortaleza. Una acción viril y magnánima parece digna de un varón y decorosa, y lo contrario como torpe e indecoroso”. El Decorum daba confianza a los ciudadanos. Pero no a cualquier individuo por el sólo hecho de participar en política era atribuido este concepto, sino a la inversa, eran los actos del político en la práctica lo que le hacía merecedor o no de esa denominación.

Algunos principios que acompañan al político y al funcionario con decorum son los siguientes:

a) Autoridad. La teoría política enseña que la autoridad es la facultad o potestad que tienen los gobernantes para mandar mediante tareas que beneficien a los gobernados. Cuando la autoridad no se entiende como servicio a un bien común dicha acción se corrompe y se transforma en despotismo. El despotismo es una forma de poder antipolítico. Cuando el poder va acompañado de autoridad resulta una acción eficaz en orden a procurar el incremento de bien en aquellos a quienes se dirige.

b) Honor. Entendido como el reconocimiento a las acciones emprendidas que tengan algún merito. Busca la estima de los demás. Tiene que ver con las obras buenas que realice un individuo. Un hombre malo no podría merecer honor, siendo éste el premio a la virtud que se otorga a las personas con buena fama. El honor es tan importante que algunas personas hacen de éste su principio en la vida, sin embargo, a pesar de ser una virtud es por pocos aspirado, pues al parecer “a la mayoría de los hombres les mueve más la avidez de riqueza que de honores.” (Aristóteles, Libro VI, capítulo 4, 1318 b) El honor es una virtud que deben poseer aquellos elegidos en los cargos públicos. De no ser así, al tratar asuntos de mucha importancia ocasionarán graves daños al Estado. Si los cargos públicos son honores del Estado, quien ocupe un cargo público tiene el deber de honrarlo, y la mejor manera de hacerlo, es emprendiendo obras que sean dignas de elogio. Cuando el principio de honor lo adquieren los miembros que integran un gobierno, sin duda éstos realizarán obras que beneficien a todo el Estado, generando a su vez el reconocimiento de ser un “buen gobierno”.

c) Justicia. La justicia tiene que ver con un bien para otro. Es la práctica de la virtud total para con otro. A pesar de ser la justicia un bien para el Estado y un elemento importante de la política, no es fácil ponerla en práctica. En ocasiones, los encargados de ejercerla la descuidan o la dejan de lado, lo que da origen a que haya muchos agravios sobre todo para los más débiles. El hecho de que se omita tiene un precio: el sufrimiento humano. Los sufrimientos vienen en distintas formas: pobreza, desempleo, hambre, dolor, muerte. Pero lo peor es que estos sufrimientos se perpetúan y crecen. El observar tanto dolor en los gobernados habla de la impotencia de los gobernantes del olvido que han hecho de la justicia. Conviene recordar la frase de San Agustín “Sin la justicia qué son los reinos sino unos grandes latrocinios.”

d) Libertad. El hombre libre es aquel que puede gobernarse por sí mismo y es capaz de dominar sus apetitos y pasiones por medio de la razón. Y esto no lo hace por reprimirse sino porque ha pasado a un nuevo nivel de conciencia. La libertad va acompañada de ciertos elementos, implica cierta sabiduría, poseer algunos conocimientos, tener educación. Respecto a la libertad de los pueblos, la teoría política sostiene que hay dos condiciones para que un Estado sea llamado como tal, estas son: “riqueza y libertad”. (Aristóteles, Libro III, capítulo 12, 1283 a.)

La riqueza proporciona la autosuficiencia, la libertad concede la soberanía, autonomía e independencia. Es responsabilidad de los representantes del Estado evitar que el pueblo caiga en la esclavitud. Si un gobierno esclaviza a su propia comunidad es un gobierno tirano. Cuando se gobierna un pueblo se pretende, no que éste viva como esclavo, sino que sea libre.

e) Prudencia. Es una disposición de la acción que va acompañada de una deliberación con respecto a lo que puede ser benéfico o nocivo para el hombre. La prudencia se enfoca a los casos particulares, se manifiesta en el saber, en la experiencia y en la capacidad de obrar. Se basa en el principio racional el cual reflexiona y elige lo que es mejor para posteriormente manifestarlo en la práctica. El hombre prudente tiene la capacidad para decidir convenientemente asesorado por el principio de la recta razón. “Es prudente no aquel que tan sólo posee la norma recta de conducta, sino que también obra asesorado por un principio racional, por lo que considera ser lo mejor... al hombre prudente le corresponde llevar a la obra lo que es recto.” (Aristóteles, p. 158-159)

En lo que concierne a los gobernantes, la prudencia está consagrada a la deliberación de lo que es conveniente para los individuos. En política, un error de deliberación puede tener repercusiones catastróficas para el Estado, al legislar, al llevar a cabo medidas económicas, al reformar la Constitución, al aprobar un programa, al negociar un proyecto y en cualquier otra decisión que se tome. Una equivocación en un plan de gobierno puede condenar no sólo a la generación presente sino a las venideras. Por eso es importante que quien delibera lo haga con tiempo, sin prisa, razonando, deliberando, calculando, logrando así su propósito de alcanzar el bien. Estos principios aplicados correctamente dan por resultado gobiernos justos preocupados por el bienestar de la comunidad política.

La ética no puede ser ignorada por los gobernantes pues ella orienta hacía lo que es conveniente y justo para la comunidad política. Auxilia en la toma de decisiones, ejercita la mente mediante la deliberación. Es un pilar en el actuar. Indica qué es lo que debe hacerse y qué omitirse, resuelve dudas, aconseja, presenta principios, da sabiduría, entendimiento, prudencia, ecuanimidad, capacidad de juicio en la toma de decisiones. La combinación de los conocimientos éticos aunados a los políticos da por resultado personas íntegras con sólidos principios, responsables para el trabajo y con respeto por el cargo. Es el equilibrio o justo medio de que hablaban los griegos.

Los valores éticos insertados en las personas que operan en el ámbito público y cultivados de manera adecuada coadyuvan a que la función pública sea más eficiente. De igual manera ayudan a reivindicar la imagen del funcionario, del gobernante, del político y en general de aquellos que se encuentran en el ámbito de acción del servicio público. Ningún gobierno tendrá verdadero éxito en la realización de sus objetivos si antes no integra la ética en la formación de su personal.

La presente administración ha mantenido como una prioridad la mejora de los esquemas tradicionales del quehacer público y la reorientación de aquellas áreas gubernamentales que habían sustituido al ciudadano como eje central de sus acciones. A través de una estrategia, la de Buen Gobierno, el Gobierno Federal ha avanzado en esta transformación con la finalidad de impulsar la innovación gubernamental y lograr una administración pública con mayores estándares de calidad en los servicios que ofrece.

El Buen Gobierno ha sido promovido en las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal (APF) mediante redes funcionales de servidores públicos quienes, bajo una nueva cultura de calidad en el servicio, profesionalización, rendición de cuentas y transparencia en sus funciones, han sabido incorporar y asimilar las nuevas tecnologías de información y las mejores prácticas de gestión pública para lograr una administración más eficiente, más ágil y que responda a las necesidades de la sociedad mexicana en el siglo XXI.

En este mismo sentido, en noviembre de 2002 se estableció una Agenda Presidencial de Buen Gobierno, con el objetivo de alinear en una misma dirección las acciones del Ejecutivo Federal en este tema. La Agenda de Buen Gobierno permite dar un seguimiento puntual a los resultados que las instituciones públicas generan sobre este tema, así como atender de manera adecuada las áreas de oportunidad que se van generando a raíz de los cambios que propone la misma Agenda.

De este modo, la Agenda Presidencial de Buen Gobierno cuenta con seis líneas de acción que han articulado los esfuerzos de las dependencias y entidades para avanzar, con un rumbo definido, en la consolidación de las bases de una nueva cultura de servicio en la gestión pública.

• Gobierno Honesto y Transparente. La administración pública ha sabido adecuarse a las demandas ciudadanas que en últimos años han reclamado mayor información, transparencia y honestidad sobre las acciones, programas, costos y funcionamiento del gobierno. La nueva legislación vigente y el compromiso constante de los funcionarios públicos en este sentido han permitido avanzar en el ejercicio transparente de una gestión pública en donde las prácticas corruptas son combatidas frontalmente y de manera integral con programas en cada dependencia y entidad.

• Gobierno de Calidad. Las tendencias mundiales de gestión pública y las crecientes necesidades de la sociedad mexicana exigen un gobierno que satisfaga e incluso supere sus expectativas. Incorporando los principios de la calidad total, la certificación con estándares internacionales y la transparencia en la forma de atender las necesidades de los mexicanos, la presente administración ha trabajado para brindar servicios con la más alta calidad en aquellas áreas con mayor impacto en la ciudadanía.

• Gobierno Profesional. Atrayendo, motivando, desarrollando y reteniendo a las mejores mujeres y los mejores hombres en el servicio público, la administración pública atraviesa por un cambio radical en su política de recursos humanos, gracias a la Ley del Servicio Profesional de Carrera y a los esfuerzos por impulsar un nuevo esquema de profesionalización en las dependencias y entidades a las que no les aplica dicha ley.

• Gobierno Digital. La presente administración ha mantenido su compromiso con la adaptación de las tecnologías de información más avanzadas para permitir que los ciudadanos obtengan información del gobierno y tengan acceso a los servicios que ofrece desde la comodidad de su casa, oficina o los más de 7 500 centros comunitarios digitales e-México en el territorio nacional, con conectividad tanto satelital como terrestre.

• Gobierno con Mejora Regulatoria. El gobierno debe garantizar que los ciudadanos y los servidores públicos puedan efectuar trámites con facilidad, seguridad y rapidez. Eliminando la excesiva normatividad que no genera valor agregado (tanto interna como del gobierno hacia los ciudadanos), declarando una moratoria regulatoria vigente desde abril del 2004 y mejorando los trámites específicos que ha solicitado el sector privado, se ha avanzado en establecer al gobierno como una palanca para la competitividad del país.

• Gobierno que Cueste Menos. El gobierno ha adoptado las medidas necesarias para poder hacer más con los recursos que dispone. El objetivo es lograr una combinación entre un gobierno austero con un gobierno de calidad que ofrezca mayores beneficios a la sociedad, poniendo especial énfasis en la reducción del gasto burocrático que no agrega valor al ciudadano, en el aumento del gasto de inversión en infraestructura y programas sociales de alto beneficio para la población y en el establecimiento de un marco de estabilidad macroeconómica y equilibrio financiero.

El reto de forjar un Buen Gobierno no es una tarea que pueda realizarse por decreto o atendiendo de una manera imitativa a una tendencia mundial, sino que demanda un trabajo serio y profundo que gradualmente genere nuevas actitudes y conductas tanto en los servidores públicos como en la ciudadanía.

Los esfuerzos de Buen Gobierno se apoyan en la participación ciudadana en donde el gobierno constantemente consulte a la sociedad sobre sus necesidades y prioridades para convertirlas en políticas de gobierno, y que de forma constante se someta a una rigurosa rendición de cuentas, no sólo en lo que se refiere al uso honesto y transparente de los recursos, sino también a la eficiencia y calidad con que se utilizan. (5to informe de Gobierno del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos Vicente Fox Quesada)

1 La mayoría de los servidores públicos, no solo actúan mal, sino que obtienen ganancias adicionales por realizar sus obligaciones, partiendo de prácticas corruptas.

2 La imagen que se crea de la administración pública, ya sea positiva o negativa, es resultado de la actitud y conducta que ofrece cada persona que labora en una organización.

3 Concepto que significa “decoro”, Honor, respeto, reverencia que se debe a una persona por su nacimiento o dignidad.

Bibliografía:

Aristóteles: Política; Editorial Aguilar; Madrid; 1982.

- Gran Ética; Aguilar; Buenos Aires, 1986.

Alarcos Martínez, Francisco: Para vivir la ética en la vida pública, Navarra, 1999.

Camps, Victoria: El malestar en la vida pública, Grijalbo, Barcelona;1996.

- “La ética en una cultura posfilosófica”; Leviatán revista de hechos e ideas; 1985 (20), pp. 79-83.

Cicerón: Sobre los deberes; Alianza Editorial, Madrid, 2001.

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