Definiendo el valor público.

Definiendo el valor de público, en Gestión estratégica y creación de valor en el sector público
Reporte de lectura obligatoria 3
Tema 1.2 El valor público en la Nueva Gestión Pública

En el sector público, el propósito general del trabajo directivo no parece tan claro, ya que los directivos han de producir para generar valor es más ambiguo; el objeto de trabajo directivo en el sector público es crear el valor público.

Una sociedad como la nuestra, la sociedad mexicana, tiene la concepción de que el gobierno es un sector improductivo y en cierta medida lo es, ¿por qué? Porque simplemente se ve rebasado por las necesidades sociales que claman a gritos todos los ciudadanos, piden infraestructura, seguridad, educación, respeto y acción en materia de derechos humanos, en fin ante los mexicanos tenemos un gobierno ineficiente e ineficaz.

El sistema de gobierno mexicano, como era de esperarse, necesita insumos para poder llevar a cabo las tareas gubernamentales que tiene presentes en la agenda pública y en la agenda gubernamental, primordialmente requiere dinero, por la simple y sencilla razón de que es por este medio por el cual puede invertir para combatir todos los problemas públicos, sin embargo, con el sistema de recaudación ineficiente con el que se cuenta actualmente dicha tarea es imposible, además del dinero, para conseguir dichos objetivos, los actores gubernamentales: la autoridad del Estado, para el caso mexicano, el Estado juega un papel de "papi gobierno" es decir, la visión paternalista que tiene el gobierno respecto con sus ciudadanos, cuidando que paguen sus impuestos, que lleven a cabo sus actividades ciudadanas en tiempo y forma, etc.

Los resultados obtenidos en la actividad gubernamental se pueden comparar con tanto al coste del consumidor privado como con la libertad del mismo a la hora de producir los resultados deseados, solo entonces pueden estar seguros de que se ha producido algún valor público

Durante la mayor parte de nuestra historia reciente, la concepción predominante ha consistido en que los directivos públicos deben trabajar para conseguir los objetivos marcados por los mandatos legislativos de la manera más eficaz y eficiente posible, sin embargo, no siempre se cumplen, por diversos factores, pero uno de ellos, es que cuentan con una metodología obsoleta y que ofrece pocos resultados ante la dinámica constante de la administración pública actual.

Dicha concepción tradicional establece preeminencia de los procesos políticos - principalmente legislativos - en la determinación de lo que es valioso que el sector público produzca.

Es por ello que Woodrow Wilson ofrece una solución: separar la política de la administración y perfeccionar cada actividad a su propia esfera, situación que considero apropiada, ahora sí que cito una ilustre frase "Zapateros a sus zapatos", es decir, que quién tenga conocimientos para estar en la administración, que tenga  los conocimientos jurídicos administrativos necesarios para plantear soluciones potenciales a la administración pública, así mismo para el ámbito político.

Es por ello que las nuevas técnicas incluyen el análisis de políticas, la evaluación de programas, el análisis costo - efectividad y el análisis costo - beneficio. Los reformados confiaron en que el uso de dichas técnicas podía insuflar hechos objetivos en las deliberaciones políticas sobre el grado en que las iniciativas propuestas eran viables y el grado en que los costos del esfuerzo gubernamental podían ser justificados por los beneficios sociales.

Se puede afirmar que las técnicas no se utilizan de manera rutinaria ni son invariablemente útiles que se emplean. A pesar de ello, han conseguido cambiar el discurso político sobre programas públicos. Han incrementado el apetito del proceso político por argumentos basados en datos sobre el grado en que los programas consiguen los objetivos explicitados o sirven al interés general.

Dichas técnicas parecen más útiles estimando el valor de determinados programas que el valor global de los esfuerzos de una organización.

Se tiene que distinguir entre el uso de dichas técnicas para estimar ex ante sí una iniciativa pública puede ser valiosa o no y el uso ex post para determinar si el programa ha tenido éxito.

En resumen, tanto la evaluación de programas como el análisis de costo - efectividad define el valor público en relación con los objetivos definidos colectivamente que emergen del proceso de decisión colectiva, mientras que el análisis coste - beneficio define el valor a partir de las preferencias de los individuos sin referencia al proceso de decisión colectiva.

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