Valuacion De Puesto Tarea Grupal.docx
frank321010 de Abril de 2015
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Preguntita arriesgada la del título, ¿no? Porque si la mayoría de ustedes responde “¡nada!”, bajo la persiana y me dedico a hacer otra cosa que me guste, como escribir obras de teatro. Pero si, por el contrario, la mayoría de ustedes grita “¡todo!”, me voy a una cabina telefónica, me pongo el traje de Superman y salgo a volar por Buenos Aires.
Los extremos, como se sabe, son malos, y el todo y la nada, de tan absolutos, se vuelven conceptos excluyentes: si decimos que la comunicación sirve para todo también es posible afirmar exactamente lo contrario. Por ende, las dos respuestas anteriores son perjudiciales para elaborar un plan realista de comunicación interna.
¿Qué hacer?, ¿buscar un punto medio?, ¿decir que la comunicación sirve un poco, un poco mucho, algo? Considero que existen dos parámetros que enmarcan de modo claro las expectativas y las demandas que se pueden depositar en la comunicación interna y tienen que ver con entenderla como:
• Una herramienta que permite prevenir y solucionar problemas.
• Una herramienta que permite alcanzar objetivos.
Problemas, utopías y realismo
Hay quienes dicen que en su raíz más profunda todos los problemas parten de un problema de comunicación. El postulado es insensato porque siguiendo esta lógica la solución a todos los problemas tendría que llegar, presumiblemente, de la mano de la comunicación. Esta mirada, (ligada a la corriente de la “utopía comunicacional” sostenida por algunos tecnofílicos como Marshall Mc Luhan y Nicolás Negroponte), es una mirada que está muy anclada en el imaginario social y que por ende toca al quehacer de las empresas.
Pensemos por ejemplo en Internet. Se nos prometió que a partir de Internet los conflictos en el mundo iban a disminuir porque los pueblos iban a poder conocerse, descubrirse, comunicarse libremente. Aún hoy la publicidad lanza frases como “Internet borra las fronteras” o coquetea con la tramposa metáfora de la “Aldea Global”. Bueno, creo que no es necesario decir que cada vez hay más guerras en marcha y por marchar pese a que la Tierra está embobinada por miles de kilómetros de cables de fibra óptica.
Ahora pensemos en el ámbito organizacional y reemplacemos la palabra “Internet” del caso anterior por “Intranet”, “revista interna”, “cartelera”, “desayunos de trabajo”, “eventos al aire libre”, etcétera, y depositemos en estas acciones o herramientas de comunicación la esperanza de solucionar todo tipo de problemas internos como “falta de motivación”, “bajo sentido de pertenencia”, “pérdida de tiempo y de energía” o “mal clima laboral”. ¿Cuál cree usted que será el resultado? Sí, acertó: negativo. Porque la comunicación no se hace desde las herramientas sino desde la cultura, desde el andamiaje estratégico que enmarca y dirige las acciones a nivel organizacional.
Voy a ser más directo: si una empresa arrastra vicios como difundir mensajes contradictorios, brindar poca información, abusar del doble discurso o no ser coherente entre lo que dice y lo que hace, de poco le va a servir que esos mismos “mensajes enviciados” salgan editados en la Intranet, por más linda, interactiva y bien diseñada que sea. En este caso, la solución al problema estaría contaminada por el mismo problema que se pretende solucionar.
En síntesis, la comunicación por sí misma no puede resolver ningún problema si no está acompañada y sustentada por la cultura de la empresa, por el compromiso de sus directores y de su personal.
No obstante, hay muchísimos problemas que efectivamente se originan por una mala comunicación. ¿Qué hacer con estos problemas, cómo emplear acciones o herramientas de comunicación para solucionarnos? No hay recetas universales pero, como primer paso, le comento cuáles son las preguntas que yo me hago antes de encarar un diagnóstico:
• ¿Qué es lo que la empresa entiende por “problema de comunicación”? ¿Puede ser que yo “vea” problemas donde ellos no los ven y viceversa? ¿Mi definición de “problema” se aplica a todas las culturas, empresas, rubros? ¿Lo que yo considero un problema de comunicación lo es realmente o sólo es un efecto de una causa anterior y más profunda? (Recordemos que en ciencias sociales la definición del objeto construye al objeto y por eso plantear un marco teórico es ineludible.)
• ¿Cómo puedo detectar este problema? ¿Por observación directa, participante, a través de lo que me cuentan ciertas personas, con entrevistas, encuestas? (Recordemos que la herramienta con la cual observo o recolecto datos también construye al objeto de estudio).
• ¿Cómo determino que la mala comunicación fue la responsable de originar este problema en particular? ¿Cómo delimito o mido la responsabilidad de otros factores? ¿Cómo establezco el famoso principium causalitatis o principio de causa y efecto? ¿Cómo aíslo las variables y determino qué es causa y qué efecto?
Con estas preguntas invito a cuestionar nuestro sentido común, nuestras certezas petrificadas… hacerlo es necesario cuando navegamos por las agitadas aguas de las ciencias sociales y cuando descubrimos que un problema de comunicación no es un cajón de manzanas que todos pueden ver y tocar, sino un objeto que se construye, se interpreta y recién después se intenta -con mayor o menor suerte- resolver o prevenir.
Objetivos, omnipotencia y acción
Dejemos de lado los problemas y pasemos al segundo campo de análisis. Se dice que la comunicación puede ayudar a cumplir cualquier objetivo. Suena un poco omnipotente, ¿no es cierto? Pero le pido que se ponga un poco en nuestro lugar, en el lugar de los comunicadores organizacionales. Durante años y años la comunicación interna no fue tenida en cuenta por las empresas, así que ahora que por suerte hemos encontrado un espacio estamos contentos y a veces, por culpa del sano entusiasmo, exageramos un poco y decimos:
“¿Querés aumentar tu facturación? La comunicación te puede ayudar. ¿Querés que tu personal sea feliz? Nosotros lo podemos lograr. ¿Querés abrir una sucursal en China? Podemos colaborar…”
De hecho, si visitan mi página web van a ver que comienza enumerando los objetivos que la comunicación puede ayudar a cumplir. ¿Esto significa que soy un exagerado? Espere, antes de responder permítame que le dé mi punto de vista.
La comunicación puede ayudar a cumplir objetivos, sirve para todas las cosas que enumeré antes. Pero también puede ser completamente inútil:
“¿Querés vender más? Ok, con un plan de comunicación interna y externa podemos ayudarte, pero ojo, que todo va a ser en vano si tus productos no llegan al punto de venta. ¿Querés que tu personal se sienta más comprometido con la empresa? Algo podemos hacer, pero si los obligás a trabajar 18 horas por día y no los dejás ir al baño, va a ser difícil. ¿Querés abrir una sucursal en China? Podemos armar algo para sentar buenas bases en la región y con la comunidad, pero todo se va a caer si no tenés dinero para invertir.”
Entonces la comunicación no es una varita mágica que por sí sola puede lograr algo. Al igual que en la vida, el individualismo no permite construir a largo plazo, y menos en el sistémico mundo de las organizaciones. Por eso, antes de hacer ninguna promesa, es importante saber que un plan de comunicación puede ser perfecto pero que el éxito o el fracaso en alcanzar los objetivos no dependen exclusivamente de su correcta implementación. (Si, claro, esto se vincula con lo que vimos anteriormente acerca del compromiso político y cultural de la empresa).
Ahora bien, párrafos atrás señalé que no había que ser exagerado con los objetivos que nos proponemos alcanzar… perfecto, entonces la pregunta que tenemos que hacernos es: ¿qué objetivos puede alcanzar la comunicación
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