Veronika Decid Morir

Verónica era una chica que vivía en un cuarto alquilado en un convento. Se consideraba normal decide morir. El 11 de noviembre del 1997 en Ljubljana capital de Eslovenia. Ella había contado a sus amigos que no podía dormir por la noches ellos muy preocupados ellos muy preocupados con esto le consiguieron cada uno 2 frascos de somníferos bastante fuertes, que ella los coloco en su mesita de noche.

Esa tarde de invierno ella decidió morir; decide tomarse una por una cada pastilla para tener la posibilidad de arrepentirse, al cabo de 5 minutos termino de tomarse todas las pastillas y pensó que al fin seria libre y podría descansar.

Después de varios minutos ella estaba leyendo un artículo que no era de su interés y empezó a sentirse mareada, sintió ganas de vomitar pero no lo hizo pues pensó que después ya no iba a morir, empezó a pensar en la otra vida, si dios existía y entonces perdió el conocimiento. Cuando despertó lo primero que vio fue una luz pero se dio cuenta que no era el cielo porque esa luz era artificial, era de una lámpara; se dio cuenta que unos tubos salían de si boca y nariz, y una voz de mujer le dijo que estaca en Villete, un manicomio. Entonces esa voz le contó cuando su tía se había matado con gas, y el motivo que dio es que no era feliz ni infeliz y que no aguantaba más, entonces le dijo que nadie puede juzgar que cada uno sabe la dimensión de su sufrimiento.

Verónica empezó a agitarse implorando con sus ojos que le saquen esos tubos, entonces la enfermera le puso un sedante.

Por una casualidad la hija del director del hospital era muy amiga de Paulo Coelho, quien se interesó mucho en este caso, ya que él también había sido internado en un manicomio varias veces.

Verónica no sabía cuánto tiempo bahía dormido pero cuando despertó se dio cuenta de que ya no tenía los tubos en la boca y nariz, y que una enfermera la cuidaba. Entonces pensó estoy viva volveré a misma rutina de todos los días, el mismo trabajo, convento amigos, una vida vacía. En seguida pensó en su madre en lo preocupada que debe de estar, pero sabía que se le pasaría pronto. Ella pensó nuevamente de su vida y se hizo la promesa de no salir del Villete con vida.

Había transcurrido ya 2 semanas de sueños confusiones, ella trataba de recordar todo, ya que un médico le cuestionaba sobre muchas cosas, para conocer su verdadero estado. Además el doctor le comento que con el coma que había pasado debido a la sobre dosis el corazón se había afectado de manera irreparable y dejaría de latir al cabo de una semana. Pero era muy distinto a lo que ella pensaba hacer, una cosa es quererse morir tomando pastillas y otra es esperar que la muerte llegue. Entonces decidió escapar para poder matarse antes y si no lo conseguía va a intentarlo ahí mismo, para esto hizo una amistad con una mujer llamada Zedka, que para estar ahí decía cosas muy coherentes, Verónica le pidió que le ayude a conseguir nuevos comprimidos. A la mañana siguiente fue su primer día normal en el Villete, desayuno en la cafetería con los demás internos y a pesar de que el clima estaba bajo cero salieron al jardín a dar un paseo, en donde se encontró con Zedka y retomaron el tema. Entonces le contó acerca de la Fraternidad un grupo de personas que estaban listas para ser dadas de alta, pero que muchos no quería salir, le aconsejo que entre en contacto con ellos, que ellos le podían ayudar.

El primer acercamiento a Mary, la mujer mayor de la fraternidad no fue posible, se burlaron de ella en tono irónico, y no pudo decir nada. Así que después de meditar un largo rato en el jardín, se acercó nuevamente al grupo y abofeteó al hombre que le había lastimado, por primera vez en su vida puso en evidencia su rabia y sentimientos. Al poco tiempo se acostumbró a la rutina del Villete, empezó a sentir su corazón débil, que agitaba muy fácilmente entonces se dio cuenta que los días se le acortaban. Verónica presencio una escena del tratamiento que le hacía a Zedka, en la que inyectaban insulina y le ponían en un estado de coma, le impacto tanto lo sucedido que no se separó de ella hasta que reaccione. Zedka nunca le había contado a nadie que el tratamiento que ella llevaba era para la depresión, que el único motivo por el que ella estaba en ese lugar era por eso. Había leído mucho sobre lo que ella experimentaba, sentir que el alma sale del cuerpo, una profunda paz. Este era el último viaje astral que iba a experimentar ya que estaba a punto de ser dada de alta, así que iba a aprovechar y despedirse y recorrer por todo el Villete, pronto estaría de regreso con su familia, esposo y sus hijos. Luego a Zedka le inyectaron glucosa en seguida reacciono y saludo a verónica que estaba horrorizada por lo que había presenciado. Después de este viaje astral Zedka sabía que le iban a dar de alta. Verónica tenía una increíble sensación de bienestar, tal vez por su única amiga en el Villete entonces reclino su cabeza sobre la enfermera y se puso a llorar y se dio cuenta que es otra verónica alguien que se ama y no una que intentó suicidarse.

Empezó a darse cuenta que la forma en que había concluido su vida no era la correcta, no se permitió disfrutar de mucho pero era tarde para darse cuenta ya que le quedaban tal vez dos días de vida. Este sentimiento de vacío liberado desde su infierno personal, hizo que lo sintiera hasta por su madre por el amor tan grande que le entregó sin recompensa, a su padre no lo odio porque él vivía la vida como ella de bar en bar, teatros y en definitiva se divertían juntos. Por primera vez había logrado que sus sentimientos reprimidos durante años en su alma salieran a la superficie. A la mañana siguiente el doctor Igor estudiaba el caso de Zedka ya que había concluido su tratamiento y se debía dar el alta, pero él lo tenía que comprobar con sus propios ojos. Una vez terminado el día recibió la visita, la madre de verónica quien vino a preguntar cómo estaba su hija, pero el doctor mintió y le dijo que necesita una semana más para decírselo es decir no le contó que verónica moriría, entonces ella pidió hablar con su hija pero verónica no quiso.

El enfermero se fue y ella sintió un pinchazo en el corazón y su brazo se durmió entonces empezó a quedarse sin aire y entonces se encontró con sus peores miedos la asfixia, tambaleó y cayó al suelo hacia un esfuerzo enorme para respirar y lo logro pero empezó a vomitar demasiado pero ya llego el enfermero y le inyecto en el brazo. Entonces Verónica despertó en la oficina del doctor y entre sueños le escucho decir que con ese corazón viviría 100 años, además con un pensamiento interior reconocía que no estaba loca, atentar contra su propia vida es normal en el ser humano. Después de este pensamiento el doctor le dijo a Verónica que podía irse ya,

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