Ética ECONOMICA

1.- La Economía, una ciencia social/moral

LIBRO: LA ECONOMÍA, UNA CIENCIA MORAL.

El punto de partida más consistente para justificar una ética económica es su propio estatuto científico. La economía, por su contenido epistemológico así como por su origen académico es una ciencia social; por lo tanto, sujeta a los condicionantes de la libertad y la responsabilidad inherentes al hombre. Esto supone que:

• El sujeto de la economía es el ser humano, ya considerado individualmente o agrupado en sociedad. Por lo tanto, está sometida a las limitaciones, imprevisiones y también a las genialidades de nuestra especie.

• La economía tiene un sustrato antropológico profundo. Economía y técnica no tienen sentido si no son referidas al hombre, a quien deben servir. La actividad económica es algo sustancialmente humano; es parte del modo de ser del hombre y una clara manifestación de su particular sociabilidad.

• No existen leyes inmutables aplicables a la economía, idénticas a las que rigen la química, las matemáticas u otras ciencias de la naturaleza. Es por ello que a las variables económicas no se les puede asignar una causalidad absoluta e invariable. Del mismo modo que tampoco es prudente la excesiva dependencia de los modelos matemáticos para explicar los procesos económicos.

Sin embargo todo esto no significa que la economía no sea una disciplina científica. Existen leyes económicas reales que son tanto más reales y verdaderas cuanto mejor reflejan el modo de ser del hombre. De hecho, entre la naturaleza humana y las leyes económicas más básicas existe una cierta proporcionalidad o paralelismo: tal como es el hombre, así tiende a ser la economía. Sin embargo, la existencia de estas leyes de validez universal no predetermina la conducta de cada individuo.

Hablamos, por tanto, de legalidad económica y de comportamientos predecibles. La ciencia económica se apoya, además, en las enseñanzas de la historia de la economía y del pensamiento económico. Sabemos pocas cosas, pero la experiencia nos va confirmando el avance metodológico. Así, por ejemplo, podríamos destacar las siguientes leyes aplicables al quehacer económico:

• El ser humano suele presentar un comportamiento optimizador (maximiza sus utilidades). Actuamos asignando recursos escasos para satisfacer necesidades casi ilimitadas.

• El desarrollo económico se produce con mayor facilidad en entornos institucionales que respetan la propiedad privada y el cumplimiento de los contratos.

• La especialización y la división del trabajo, como factores de crecimiento económico, se desenvuelven mejor en economías abiertas, con mercados de libre oferta y demanda.

• La competencia estimula la creatividad, mientras que los controles monopolísticos suelen generar corrupción y un peor reparto de la riqueza.

Esta legalidad económica aparece estrechamente vinculada a la racionalidad del comportamiento humano. Y aunque no la conocemos en profundidad, vamos avanzando poco a poco; de hecho hemos aprendido a dominar parcialmente las crisis económicas que han ido surgiendo.

Pero la naturaleza del hecho económico y de las leyes que le son inherentes, con frecuencia no ha sido comprendida. Este es un punto clave para llegar a entender la verdadera relevancia de lo ético-moral en la actividad económica. El peligro reciente ha sido una excesiva emancipación de sus raíces morales, cuando la propiedad privada, el beneficio, la maximización de utilidad o la coordinación a través del mercado han sido separados de los valores éticos y las restricciones sociales. Estos valores tienden a limitar adecuadamente el espectro de decisiones posibles desde el punto de vista de la rentabilidad económica, que no todo lo que se presenta teóricamente como más rentable es lo más conveniente para el bien del hombre y de la sociedad.

Por lo tanto, la economía, para alcanzar su plenitud como ciencia (humana), debe atenerse a las reglas del comportamiento moral.

2.- Ética y Finanzas

La unión de los conceptos de ética y economía se plantea desde Aristóteles, en los últimos años ha existido un crecimiento de la economía con carácter especulativo, pero en el S. XX la investigación ha vuelto a evaluar la importancia de la ética.

¿Supone la ética una barrera a las perspectivas de oportunidades de negocio?, la respuesta debería ser tajante: no. Las oportunidades de negocio tienen muchos límites (leyes civiles, mercantiles,..) que aceptamos perfectamente porque los principios morales no constituyen un obstáculo empresarial más que evitar algunos males, por lo que los negocios debería orientarse a conseguir las mejores actuaciones posibles.

Por lo tanto economía y ética no deberían ser objetivos enfrentados. Las restricciones éticas deberían ser simplemente un factor más en el análisis de las decisiones empresariales. Un buen comportamiento ético también afecta a la empresa y aporta beneficios.

Una primera explicación de este inesperado interés por la ética en los negocios surge del resultado negativo de los escándalos. Las empresas se han dado cuenta de que el comportamiento antiético puede ser extremadamente costoso para la empresa. Gómez Pérez (1999) matiza estas explicaciones: La conciencia de solidaridad, conciencia de alteridad (no hacer lo que no quieras que te hagan a ti), consecuencias de la mala imagen para la organización, miedo a las consecuencias legales que puedan derivarse. Respuestas del empresario a la confrontación entre ética y éxito:

• El implicado puede actuar de forma moral, entonces convierte su conocimiento del beneficio económico total, procedente del comportamiento ético, en parte de su forma de actuar. Así convierte el interés general en interés propio.

• El individuo está dispuesto a respetar las normas éticas, si todos los demás o al menos la mayoría los respetan. Sin embargo, infringe las reglas cuando tiene la impresión de que solo lo está haciendo él.

• El interesado puede opinar que para todos se alcanzaría una situación más desfavorable si todos respetan la norma, pero prefiere exceptuarse a sí mismo. (Dilema del prisionero).

La ética empresarial no es sólo el conocimiento de “lo bueno” sino su práctica.

Banca ética: Conjunto de entidades financieras cuyo principal objetivo no es la maximización beneficio y la especulación. Invierten en economía real. En este tipo de banca existe una gran transparencia y accesibilidad de información para conocer los proyectos en los que se reinvierte el dinero.

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