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Amartya Sen y sus aportaciones a la Teoría del Desarrollo: Algunas reflexiones


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2015  •  Ensayos  •  1.278 Palabras (6 Páginas)  •  153 Visitas

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Amartya Sen y sus aportaciones a la Teoría del Desarrollo: Algunas reflexiones

Fran Equiza
Gerente IIG


El aporte central de Sen a la Teoría del Desarrollo tiene que ver con cómo mira Sen el bienestar, es decir, con las cuestiones acerca de qué es el bienestar y quién es el sujeto del bienestar. Respondiendo a estas preguntas, Sen redescubre que el sujeto del bienestar es el ser humano y que el bienestar es el cómo este ser humano se encuentra. Este punto, que parece obvio, le conduce de forma inmediata al cuestionamiento de la forma de entender, concebir y, por ende, medir el bienestar que ha venido manejando la Teoría del Desarrollo.

Este enfoque le permite a Sen pasar de preocuparse por los medios que tiene una persona, y que supuestamente son un indicador de su bienestar, a preocuparse por los fines que consigue dicha persona. De hecho, y como veremos más adelante, no sólo de los fines que consigue sino de todos aquellos que está en disposición de conseguir independientemente de que al final, y bajo su propia voluntad – a la que Sen llama agencia-, los realice o no.

Las implicaciones de este enfoque se manifiestan en la superación del tradicional concepto utilitarista del bienestar, el paso a un concepto centrado en las posibles realizaciones del individuo y la entrada del paradigma de que la consecución del desarrollo se fundamenta en el ensanchamiento de las libertades del individuo de manera que le permitan llevar la vida que éste considere digna vivir. 

La crítica fundamental al bienestarismo, y concretamente al utilitarismo como una de sus manifestaciones específicas, se basa en: a) la errónea identificación de bienestar con utilidad en las tres principales interpretaciones: elección, felicidad y satisfacción del deseo, b) la consideración de que la ordenación por suma es trivial y no deja de lado la cuestión de la desigualdad y c) la incapacidad de incorporar las diferencias de partida y de agencia entre las personas.

La identificación de bienestar como elección, además de que ésta pueda no representarse de forma binaria o pueda no ser transitiva, plantea el problema fundamental de que la conducta de elección incorpora muchos más elementos que la mera búsqueda y satisfacción del bienestar. En cuanto a la felicidad, plantea dos problemas. El primero hace referencia a que la felicidad es básicamente un estado mental que no tiene en cuenta otros aspectos. El segundo se manifiesta en la limitación de otros estados mentales como consecuencia de interpretar la felicidad como uno de ellos y la valoración subjetiva que ello implica. Respecto a la satisfacción del deseo presenta el problema de la valoración (¿valoro porque deseo o deseo porque valoro?) pero, aún así, los deseos pueden, en virtud de la capacidad de agencia, ir contra el bienestar de una persona, por lo que sumado éste a la representación de deseo tanto como potencia como en cuanto acto, además de la contingencia de los mismos, dificulta su utilización objetiva.

El ordenamiento por suma es la pauta básica en el utilitarismo además de ser considerado como algo inevitable. Sin embargo, la representación numérica se concreta en la maximización de la esperanza matemática, en condiciones de equiprobabilidad de ser cualquier individuo, valores que representan la elección bajo incertidumbre. Estos valores no tienen por qué coincidir con ningún concepto de bienestar. Además de que representan presuntamente la absoluta racionalidad, sin que en la ordenación haya podido estar presente el concepto de igualdad.

Por último, analicemos la incapacidad de incorporar diferencias subjetivas. Dos personas con la misma cantidad de bienes pueden conseguir realizaciones muy distintas en función de peculiaridades personales. Estas diferencias de partida pueden provenir de deficiencias físicas, diferencias biológicas u orígenes sociales dispares y representan posibilidades de bienestar significativamente variables, variación que ha de ser recogida en virtud de que interpreta estas peculiaridades, hecho que no contempla el utilitarismo.

Así pues, Sen plantea que la característica fundamental del bienestar es la capacidad de conseguir realizaciones valiosas y define el conjunto de capacidades como el conjunto de vectores de realización a su alcance; es decir, la evaluación no se basa en analizar el conjunto de realizaciones alcanzado sino en analizar el conjunto de realizaciones alcanzable, dado que la calidad de vida que lleva una persona no se mide por un estándar sino por la capacidad de esa persona de elegir dicho modo de vida.

De esta manera, Sen identifica los siguientes elementos: a) el conjunto de bienes que posee una persona xi, b) la función, no necesariamente lineal, que convierte los bienes en características aplicables c(·), c) la función de uso personal o la pauta en la que el individuo puede generar realizaciones a partir de las características f
i(·), d) el conjunto de realizaciones Fi y e) el bienestar en función de las realizaciones obtenidas hi(·).

Las capacidades de un individuo vienen delimitadas por dos conjuntos. El primero se refiere al conjunto de características que el individuo obtiene de los bienes que posee. El segundo viene definido por el conjunto de realizaciones que puede obtener a partir de dichos bienes. Esta distinción es crítica en el análisis de Sen, puesto que el bienestar de un individuo vendrá dado por la intersección de ambos espacios; es decir, tan sólo podrá realizar (o mejor, tan sólo tendrá capacidad para) las “funcionalidades” que le estén dadas per se y por su entorno sobre los bienes de los que goza.

Formalizando lo expuesto:

Vector de características de bienes: b
i=fi(c(xi))

Bienestar obtenido: u
i=hi(fi(c(xi)) 

Vector de capacidades: Q
i(Xi)=[bi| bi=fi(c(xi)), para algunos fi(·) 
•••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••  Fi y para algunos xi  Xi]

De esta manera, observamos que de una alta acumulación de bienes y sus características, si no existen las funciones que las transforman en realizaciones, no se obtiene un alto grado de bienestar o, a la inversa, una alta capacidad de funciones personales sin bienes sobre las que aplicarlas producen similares resultados. Es decir, para dos personas con la misma dotación de bienes inicial, pero una de ellas con una discapacidad física de la que la otra carece, obtendremos realizaciones bien distintas por las pautas que cada individuo podrá aplicar sobre sus bienes.

Esto nos lleva a la fijación de las políticas para el desarrollo humano. No es suficiente con ampliar el primer conjunto de la función: los bienes. Es necesario, igualmente, aumentar las condiciones que convierten dicho conjunto de bienes en capacidades de realización.

Gran parte de las políticas de desarrollo han ido encaminadas hacia el primer subconjunto. Sin embargo, el reto se establece en el diseño de políticas orientadas a la persona que permitan las realizaciones mencionadas y es este segundo conjunto de políticas el que no sólo incide sobre aspectos de capital humano sino, sobre todo, en aspectos institucionales y de capital social.

Las condiciones de transformación de un individuo de un conjunto de bienes determinado en capacidades de realización tienen una limitación personal, que podríamos llamar “condiciones individuales”, y otra limitación de carácter comunitario o social. El conjunto de instituciones, formales e informales, que condicionan, coartan, impulsan, incentivan o promueven la conversión de las características de los bienes en capacidades es virtualmente el todo de la sociedad. Desde pautas familiares, que condicionan el orden de la alimentación y las raciones así como la prevalencia en la educación, hasta instituciones como los mercados que definen quién y en qué condiciones se puede actuar, pasando por costumbres sociales que establecen la vergüenza en una determinada forma de vestir o la forma de constituir matrimonios.

De todo ello se desprende que la nueva acción para el desarrollo ha de superar la provisión de bienes y competencias individuales y estar orientada hacia la provisión de entornos institucionales que, en lugar de coartar el posible desarrollo y conversión de dichos bienes en capacidades, garanticen la ampliación del espacio de libertades de los individuos.

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