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Ambiente Y Sustentabilidad


Enviado por   •  7 de Marzo de 2014  •  1.375 Palabras (6 Páginas)  •  243 Visitas

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INTRODUCCION

¿Porque replantear la metrópoli?

Las metrópolis del mundo están convertidas en los motores del desarrollo económico social. Por ello es fundamental para nuestro país asegurar que las grandes ciudades mantengan condiciones favorables de calidad de vida para los ciudadanos y de competitividad para las empresas.

Desgraciadamente, las zonas metropolitanas mexicanas formadas por el municipio enfrentan problemas en esos dos rubros. Las reformas municipales han disminuido la capacidad del poder público para desarrollar políticas urbanas coherentes a nivel de áreas conurbadas, afectando principalmente la movilidad, el abasto y tratamiento de agua, la distribución adecuada de los equipamientos regionales y estratégicos, el orden urbano en la periferia de la ciudad y eficiencia de la infraestructura.

Preocupados por esta realidad se ha venido trabajando para formular los instrumentos jurídicos y de planeación que contrarresten las dispersiones decisiones vigentes. La nueva ley de desarrollo urbano, así como la próxima iniciativa de ley de imagen urbana y construcción en vía publica, pretenden den dar un mayo orden y más factibilidad y eficiencia a nuestra ciudad futura. Sin embargo el camino seria más claro y contundente si se lleva a cabo ciertas reformas a nivel de la constitución de la república y de algunas leyes secundarias, para hacer obligatoria la coordinación de los municipios que forman pate de la zona conurbada en los rubros principales de la infraestructura y servicios urbanos.

DESARROLLO

Existen, por tanto, dos problemas diferentes pero perfectamente interrelacionados: el primero se refiere a que hemos sobrepasado la capacidad de carga del planeta. Pero el segundo, cada vez más acuciante, es que esta explotación excesiva es de unos pocos a costa de otros. Esto significa que la percepción de las urgencias ha cambiado notablemente desde el año 2000, orientándose probablemente en direcciones más sociales que ecológicas.

La calidad del aire, del agua, el ruido, el soleamiento, el color de los pavimentos, o la cantidad de zonas verdes o espacios libres por habitante fueron el problema central del urbanismo durante muchos años. Si nos fijamos en la ciudad que produjo la revolución industrial nos daremos cuenta que fue precisamente la higiene urbana y los principios higienistas los que originaron el urbanismo que hoy conocemos. Para resolver estos problemas de higiene urbana se inventaron la expropiación, la reparcelación, las plusvalías, el planeamiento o los estándares. Se trata de un viejo problema con ya más de dos siglos, que ya está resuelto desde el punto de vista técnico, político y social. Esto no quiere decir que esté bien resuelto. En buena parte de los casos, las soluciones a los problemas ambientales se producen consumiendo todavía más. Es decir, volviendo todavía más complicada la situación del planeta.

El primer reto que empieza a definirse claramente en el comienzo del nuevo siglo es bastante fácil de enunciar: globalmente y en el estado actual del conocimiento humano, el mundo no puede seguir desarrollándose más si desarrollo se hace igual a consumo. Hemos superado nuestras posibilidades y estamos viviendo de los ahorros. Ahorros que, sin aumentos de consumo, nos permitirían mantener el statu quo actual entre 25 y 30 años más. Teniendo claro que este status quo significa que una parte importante de la población del planeta está en los niveles de supervivencia. Esto está fuera de toda duda y no es catastrofismo ni alarmismo. Es, sencillamente, la evidencia.

Independientemente de otras soluciones, más políticas o sociales -que tienen que ver con la educación y con cambios en el sistema de valores y en las pautas de comportamiento, desde un punto de vista técnico, lo que podemos hacer es inventar. Conseguir más con menos. Aprovechar hasta el límite nuestras posibilidades consumiendo menos energía, menos materiales, menos suelo; contaminando menos; sin pretender llevar el orden urbano hasta el más pequeño rincón del planeta. Se pueden plantear algunas pautas, como: controlar el consumo de suelo, evitar la dispersión, fijar estándares y densidades máximos y mínimos, complejizar las áreas urbanizadas, rehabilitar, reconstruir, reutilizar, favorecer la vivienda en alquiler, cambiar el concepto de zona verde, construir con criterios bioclimáticos.

Como urbanistas, independientemente, de que ‘creamos’ o no en la sostenibilidad, nuestro deber es intentar conseguir que nuestras ciudades sirvan para que las ciudadanas y los ciudadanos que las habitan puedan desarrollar en ellas sus capacidades y vivan

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