CAPITULO 2 TESIS DERECHO ORDINARIO VS DERECHO INDIGENA.
Marlen MéndezEnsayo1 de Octubre de 2018
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INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO II
El objetivo principal de este capítulo es identificar, y saber hasta qué punto éste se relaciona con el apoyo ciudadano a ciertas medidas políticas enfocadas a indígenas en el México actual. Debido a ello, es importante determinar si el consumo de los medios contribuye a la formación de conocimiento sobre indígenas y cómo estas ideas encauzadas a través de estereotipos influyen o no en la formación de una actitud política entre la población que se verá reflejada en el apoyo a las políticas relativas a las condiciones de las comunidades indígenas.
- SITUACIÓN ACTUAL DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
Como se menciono en los capítulos anteriores se denomina pueblos indígenas a aquellos integrados por personas que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, siendo la conciencia de o auto adscripción a la identidad indígena, el criterio fundamental para determinarlos como tales.
En la Ciudad de México existen un total de 139 pueblos y 58 barrios originarios distribuidos en las 16 delegaciones políticas. Por su parte, la Encuesta Intercensal 2015, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), señala que en la Ciudad de México existe una población de 784 mil 605 habitantes que se auto adscriben como personas indígenas, quienes representan 8.8 % de la población es decir, 9 de cada 100 habitantes se considera indígena y dentro de los porcentajes más altos.
Por un lado, aquellos pueblos que son originarios del Valle de México y que han habitado el territorio que hoy ocupa la Ciudad de México y cuya mayoría son de origen náhuatl.
Históricamente se han ubicado en el espacio rural que forma parte de la capital, aunque en muchos de los casos, el crecimiento de la mancha urbana ha terminado por convertirlos en parte del entorno urbano. Ya sea en barrios urbanos o aún asentados en las zonas agrícolas, los pueblos originarios de la Ciudad de México mantienen formas de organización social particulares, a partir de las cuales se desarrolla su vida cotidiana.
Estas formas organizativas están sustentadas en sistemas de cargos, que se han adaptado a las condiciones de la mega urbe. Asimismo, los tiempos rituales son de gran relevancia para el establecimiento y consolidación de relaciones entre individuos y entre comunidades.
Una segunda categoría a partir de la cual se puede abordar el análisis de la presencia indígena en la capital del país, es la de comunidades indígenas residentes. Esta denominación parte del rechazo al término migrante, en la medida en que las comunidades indígenas provenientes de otras entidades de la república, se han asentado en la capital del país durante varias generaciones, reproduciendo las comunidades de origen y buscando se reconozca su ciudadanía indígena al mismo tiempo que su ciudadanía capitalina plena como habitantes de la población indígena residente en la Ciudad de México se compone, por un lado, de personas que habitan en las regiones aledañas a la entidad y que, durante siglos, han mantenido relaciones de distinta índole con la urbe.
Históricamente estos pueblos habían generado un vínculo comercial con la ciudad, mercantilizando productos agrícolas en los principales centros de comercio urbanos. Sin embargo, a partir de los cambios en la economía nacional, principalmente debido a la exportación de productos agrícolas, la relación se transformó en el intercambio de fuerza de trabajo.
Por otro lado, en la capital del país existe la presencia de personas indígenas provenientes de entidades que no pertenecen al centro del país, pero que a lo largo de décadas han tenido que trasladarse a la misma, con el objetivo de conseguir un ingreso económico que les permitiera brindar sustento a sus familias.
Las comunidades indígenas residentes generan así un territorio intangible a partir de la relación de pertenencia e identificación con su lugar de origen y que se sustenta en relaciones de reciprocidad entre los miembros del grupo que residen en la Ciudad de México y aquellos que se encuentran en la comunidad de procedencia.
De esta manera, a partir de esta territorialidad simbólica, las personas indígenas que viven en la Ciudad de México reproducen a distancia, los patrones y prácticas culturales propias del sitio de origen. Esto, a su vez genera redes de apoyo muy concretas y estables que permiten la supervivencia y reproducción de la comunidad en dos espacios físicos a la vez. De esta manera, la presencia indígena en la Ciudad de México implica una gran complejidad en términos sociales y una densidad poblacional importante. Sin embargo, en término de derechos humanos, la población indígena en la capital se encuentra en estado de marginación.
La identidad étnica en la capital del país es sinónimo de exclusión y por lo tanto de desigualdad en término de goce de derechos. Este fenómeno parte de la estigmatización histórica que este sector ha sufrido y que recae en una discriminación estructural que opera en su agravio.
El criterio lingüístico es el que ha utilizado el INEGI, en el Censo de Población y Vivienda, para definir el tamaño de la población indígena y caracterizarla a partir de sus condiciones socioeconómicas.
Sin embargo, ello tiene la desventaja de la imprecisión, porque no toda persona que sabe hablar una lengua indígena se auto adscribe como tal y, a la inversa, hay población que reconociéndose como tal ya no habla ninguna lengua indígena.
No obstante, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) ha generado estimaciones basadas en la Encuesta Intercensal 2015 del (censo interno ) INEGI que brinda un panorama sobre la situación de las poblaciones indígenas en la entidades federativas, incluida la Ciudad de México, aunque no se omite mencionar la necesidad de generar información que no se base únicamente en dicho criterio.
En cuanto a las Condiciones sociales como la pérdida de identidad cultural, la globalización, problemas económicos, búsqueda de mejores empleos y una mayor dificultad para migrar a Estados Unidos, agudizan la migración de personas indígenas a la Ciudad de México. Las comunidades indígenas que migran hacia la Ciudad de México pertenecen en su mayoría a pueblos. El desarrollo de políticas públicas poco adecuadas para los fines de preservación y reproducción de las culturas de las que son personas portadoras o herederas.
Los pueblos indígenas representan una gran diversidad: más de 5000 grupos distintos en unos 90 países y hablan una abrumadora mayoría de las aproximadamente 7000 lenguas del mundo. Están constituidos por 370 millones de personas aproximadamente, es decir, más del 5% de la población mundial y, sin embargo, se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables representando el 15 por ciento de los más pobres.
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Encuesta 2015 del INEGI
Las poblaciones autóctonas han buscado durante años el reconocimiento de sus identidades, su forma de vida y el derecho sobre sus territorios tradicionales y recursos naturales. Pese a ello, a lo largo de la historia, sus derechos han sido siempre violados. En la actualidad, se encuentran sin duda entre las poblaciones más vulnerables y perjudicadas del mundo. La comunidad internacional reconoce ahora que se necesitan medidas especiales para proteger sus derechos y mantener sus culturas y formas de vida.
La mayoría de la población indígena habita en zonas rurales, caracterizadas como zonas de refugio, es decir, zonas geográficas de escaso desarrollo socioeconómico, gran dispersión de población con enormes rezagos sociales y deficientes vías de comunicación, lo que ha propiciado una parcial integración al desarrollo nacional. La pobreza extrema es un círculo vicioso que inicia con la falta de condiciones mínimas de bienestar. La necesidad de servicios básicos se retroalimenta con insuficiencias alimenticias, bajos niveles educativos y, por lo tanto, con mínimas posibilidades de incorporarse en el proceso productivo. Las comunidades indígenas requieren para su desarrollo caminos, escuelas, hospitales, agua potable, letrinas, electricidad y obras que mejoren la producción, los ingresos y la calidad de sus viviendas. La integración de los grupos étnicos al proceso de desarrollo nacional se debe dar sin que tengan que renunciar a su riqueza cultural, su lengua y sus tradiciones. Por ello, es indispensable el trabajo conjunto de distintas disciplinas, principalmente de ingeniería civil y antropología, ya que el antropólogo será el encargado de estudiar el impacto social que causará la introducción de cualquier obra determinada, trátese de caminos de penetración, centros de salud, sistemas de irrigación, etc.
2.1.2 PROBLEMAS Y NECESIDADES EN SALUD Y BIENESTAR SOCIAL.
La población indígena tiene profundos rezagos y desventajas sociales en relación con el resto de la población; además de ser uno de los grupos poblacionales con mayor pobreza y rezago socioeconómico existen importantes diferencias en cuanto a las causas de mortalidad general. Mientras que las cinco principales causas en el país corresponden a enfermedades no transmisibles, en las causas de mortalidad indígena dos enfermedades infecciosas se mantienen dentro de las primeras causas de muerte: las infecciones intestinales y la influenza y neumonía.
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