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Caso Colegio Brillo de Luna


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2018  •  Tareas  •  4.213 Palabras (17 Páginas)  •  677 Visitas

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Solange Aedo era la directora del colegio Brillo de Luna en la comuna de Llay-Llay, establecimiento que se enfocaba a niños y jóvenes con discapacidad intelectual y física que tenían necesidades educativas especiales.  Producto de una campaña de reciclaje de vidrio realizada en abril de 2015 por Cristalchile, empresa que se dedicaba a la producción y venta de envases de vidrio, Solange advirtió que sus estudiantes tenían las habilidades necesarias para seleccionar y realizar el trabajo mecánico del proceso de reciclaje.  Con esta evidencia, la directora del colegio logró el auspicio de Cristalchile para instalar un taller de reciclaje de vidrio, dirigido a los alumnos del nivel laboral. El taller se proyectaba como una posibilidad de trabajo futuro para este grupo y Solange visualizó que tenía la oportunidad de desarrollar un emprendimiento social, pero necesitaba decidir el modelo de negocios con el que podría proyectar esta idea.        

Colegio Especial Brillo de Luna.

El Colegio Brillo de Luna se creó el año 1991, y fue el primer colegio en la comuna que atendía alumnos con discapacidad intelectual, de administración particular subvencionado y gratuito para los alumnos.  El año 2015 la matrícula era de 50 alumnos distribuidos en niveles pre básico, básico y laboral.  Los alumnos provenían en su mayoría de las localidades rurales de la quinta región de Chile, Llay – Llay, Catemu y Panquehue.

El nivel socio cultural de los alumnos era bajo y de vulnerabilidad, y sus familias registraban escasos niveles de escolaridad y tenían trabajos estacionales propios de las zonas agrícolas.   Los alumnos tenían distintos grados de discapacidad intelectual que variaban desde los leves, moderados, severos y aquellos que tenían más de una discapacidad, como trastornos del espectro autista y discapacidad intelectual, discapacidad física y discapacidad intelectual.   Desde el año 2006 su proyecto educativo se basaba en dejar el paradigma del asistencialismo y en la educación basada en el déficit, es decir, que los servicios prestados  fueran dirigidos al sujeto que tenía la discapacidad y sobre ese concepto se “intervenía” educativamente, judicialmente, sanitariamente, para transitar al enfoque de la normalización e integración de las personas con discapacidad, acceder a elegir y construir su propio proyecto de vida, como sujetos de derechos, en el cual el estado y la sociedad debía facilitar el acceso a los beneficios que demanda la declaración de derechos humanos. (Proyecto Educativo Colegio Brillo de Luna, 2006)

El colegio tenía  alumnos hasta los 26 años y buscaba la formación o preparación de ellos para desempeñar un trabajo, o parte de él.  Para ello se establecían aprendizajes esperados que favorecieran la adquisición de competencias que posibilitaran el desempeño del joven en la vida del trabajo y atender a los alumnos proporcionándoles una formación de tipo laboral que les permitiera realizar un trabajo semicalificado en forma independiente, supervisada o cooperativa.  Los alumnos realizaban una serie de prácticas laborales en empresas productivas y de servicios que mantenían convenios con el colegio, sin embargo, no todos los alumnos lograban el nivel de habilidades requeridas.  Solange relataba a uno de los ejecutivos de Cristalchile:

La población con discapacidad ha sido uno de los colectivos que ha sufrido de mayor discriminación en el sistema social, educacional y laboral. A pesar de los importantes avances alcanzados en las últimas cuatro décadas en la atención educativa de esta población, siguen existiendo niños, niñas y jóvenes que no han tenido la oportunidad de asistir a un establecimiento educacional o que no cuentan con los apoyos técnicos necesarios para aprender en igualdad de condiciones que el resto de los alumnos para lograr su plena integración social.

Cristalerías Chile (Cristalchile)

Cristalchile en el año 2015 contaba con 2 plantas de fabricación y 6 hornos de fundición que le permitía atender las variadas necesidades de los más de 250 clientes nacionales y extranjeros. Cada uno de los procesos productivos era respaldado por la asesoría de Owens-Illinois, fabricantes de envases de vidrio a nivel mundial.  La producción contaba con tres etapas en el proceso de fabricación de botellas de vidrio: recepción y mezclado de materias primas, fusión y acondicionamiento del vidrio y formación del envase.  El proceso de fabricación del vidrio de Cristalchile comenzaba con la recepción de las materias primas: arena silícea, carbonato de calcio, carbonato de sodio y el vidrio reciclado, la principal materia prima.  Estos insumos eran almacenados y mezclados en plantas automáticas, que alimentaban de forma continua los hornos de fundición para transformar la materia prima al estado vítreo, a temperaturas del orden de los 1500º C.   El proceso continuaba con la refinación y distribución mediante los canales acondicionadores hacia las máquinas de formación de envases, alimentados por gotas de vidrio que, por medio del proceso de soplado o prensado, eran transformadas en envases de vidrio.

David Cuevas Sharim, gerente de operaciones de Cristalchile, señalaba que “la tendencia mundial es utilizar materiales y procesos industriales amigables con el medio ambiente”.  “Países como Inglaterra y Canadá, importantes clientes de los vinos chilenos, son precursores en promover productos que ocasionen el menor  impacto en el ecosistema, entregando una alta calidad al cliente”.  Adicionalmente David señalaba:

Cristalchile cuenta con 15 líneas de producción en las plantas de Padre Hurtado y Llay-Llay, lo que nos da la flexibilidad para fabricar envases en cinco colores diferentes, manteniendo un horno de vidrio  blanco y otro de vidrio verde durante todo el año. La alta productividad de los hornos permite contar con una capacidad de producción anual promedio de 920 millones de envases y tener una participación de más del 70% del mercado nacional.  

Reciclaje de vidrio en Chile.

David Cuevas señalaba que mientras las botellas eran de fácil reciclado, por medio de la fundición, existían otros tipos de vidrio que no eran igualmente sencillos. El caso de los parabrisas y vidrios con otros elementos plásticos incorporados eran difícilmente reciclables, y el caso de vidrios de muy baja densidad, como las ampolletas, eran poco atractivos para el reciclado. La principal clasificación que se le hacía al vidrio en procesos de reciclaje tenía que ver con el color del vidrio de origen y era más atractivo el transparente que el de color.  David aseveraba que en la industria del vidrio se daba el caso de que los productores eran también los principales recicladores.

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