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Civica- representativo, vuelta a la democracia y crisis del 2001


Enviado por   •  24 de Octubre de 2021  •  Apuntes  •  2.083 Palabras (9 Páginas)  •  70 Visitas

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Cap 1

  • Perspectiva de la autorización: representar es simplemente actuar autorizado por otro. El que autoriza a otro a actuar por él, se convierte en autor de todo lo que hace su representante.

En esta visión, todo gobierno es representativo, pero, la idea de que si bien, nuestros representantes son, efectivamente, nuestros representantes, es posible que no nos sintamos bien representados por ellos, e incluso que no nos sintamos representados en absoluto.

  • Perspectiva de la responsabilidad: Un representante es alguien que debe responder ante otro por lo que haga en su nombre. Esta teoría agrega a la anterior un elemento de control, al afirmar que aquel que es autorizado para actuar sólo puede hacerlo dentro de ciertos límites, pues debe rendir cuentas de sus actos.
  • Representación simbólica: Un representante es alguien que "suple" o "encarna" aquello que representa, en el mismo sentido en que una bandera "representa" o "figura" a una nación, o un monarca o jefe de Estado "representan" o "encarnan" su unidad por encima de las diferencias partidarias.
  • Representación descriptiva (o "representatividad sociológica"): La representación demanda un "reflejo", una "correspondencia" o una "semejanza" entre el cuerpo representativo y la sociedad representada. Osea, "como sus electores".

La transparencia en la relación de representación es una aspiración imposible, ya que la representación "perfecta" equivale exactamente a su contrario: a la disolución de toda representación.

Cap 2

Todo gobierno representativo se funda en cuatro principios:

  1. El principio de elección: La representación no necesariamente supone la elección de los representantes; sin embargo, no puede hablarse de "gobierno representativo" si los gobernantes no son elegidos por los gobernados y son en cambio, hereditarios o designados en forma arbitraria.
  2. Margen de independencia de los representantes respecto de los representados: La distancia entre unos y otros permitía interponer un "filtro" entre la caótica voluntad popular y la decisión pública, surgida de la calma deliberación de un cuerpo de hombres "distinguidos".
  3. Independencia de la opinión pública: aunque los representantes no están obligados a ejecutar la voluntad de la ciudadanía, tampoco se pueden dar el lujo de ignorarla dado que ella puede expresarse por fuera de los canales representativos. Son precisamente estas libertades las que diferencian al moderno gobierno representativo de un régimen de "representación absoluta".
  4. Principio de la deliberación, de la cual se deriva la decisión colectiva. Es precisamente la sede de esa deliberación —el parlamento, los partidos políticos, el electorado— lo que se modifica en el tránsito entre uno y otro formato histórico de gobierno representativo. (Las decisiones no recaen solo en un representante, sino en un grupo de ellos)

En el sistema representativo, los representantes una vez elegidos, se encuentran desligados de toda promesa hacia sus representados, de modo que no son políticamente (sino sólo penalmente) responsables de sus actos, y no pueden ser llamados a ejecutar mandato alguno, ni, por lo tanto, ser revocados en caso de no hacerlo.

Cap 4

Crisis y metamorfosis

Nos hallamos, en ambos casos, ante un proceso de cambio.

  • Éste es abrupto, repentino, disruptivo y pasajero en el caso de la crisis.
  • Mientras que en el de la metamorfosis es gradual, se sitúa en el largo plazo y conduce a la constitución de un nuevo sistema, en equilibrio y con características propias.

Hablaremos, pues, de "metamorfosis de la representación" para referirnos a la transición entre el formato de la "democracia de partidos" (surgido a fines del siglo 19 con la aparición de los primeros partidos de masas y el de la "democracia de audiencia") a la irrupción de los medios de comunicación en la escena política.

Hablaremos, asimismo, de "crisis de representación" en referencia a las situaciones en que el lazo representativo falla por ausencia de reconocimiento de ese vínculo por parte de los representados.

Los representantes son de hecho representantes y, sin embargo, ya no son "representativos": "nuestros representantes no son nuestros representantes, puesto que han dejado de representarnos".

Cap 5

Procesos electorales desde la vuelta de la democracia:

Política argentina desde 1983 y campañas del 83, 89, 95, 99, 00.

En 1983, comenzó un periodo en la historia argentina dónde la reciente recuperada democracia fue sorteando diferentes pruebas, que dejaron a las elecciones como el centro del dispositivo institucional y de la dinámica político-partidaria.

El primer hito de este proceso serían las elecciones de 1983, con la sorprendente derrota del peronismo tras un invicto de 40 años. Lo importante de este acontecimiento viene con la recuperación de la incertidumbre electoral (el sentimiento de no saber quién podría ganar). Sin embargo, lo que realmente marcó la campaña del 83 fue la consolidación de una "ciudadanía" fluctuante", que tomen y/o cambien sus decisiones acordé a lo que suceda y a lo que puntuaban las campañas políticas, las cuales, ganaron un enorme peso en el proceso electoral, como se vio con la campaña del partido radical, al frente con Raúl Alfonsín, el eventual ganador que se mostró más interesado en remarcar una identidad compartida, refiriendo a la sociedad como un conjunto.

A su vez, los medios y las tecnologías cobraron gran importancia, al mismo que se agregaron novedades como agencias profesionales de publicidad, uso de encuestas de opinión, la adhesión de la televisión y la colocación del candidato encima del partido.

Las siguientes elecciones de 1988 fueron el segundo hito en el nuevo proceso democrático, puesto que Alfonsín traspasaría el mandato directamente al próximo presidente, Carlos Saúl Menem, tras unas elecciones abiertas e incuestionablemente limpias, hecho que no ocurría desde casi 70 años.

Está nueva campaña se desarrolló dentro de un contexto de profunda crisis económica y social, marcada en una desconfianza social hacia los políticos y los partidos. Ante el temor de la hiperinflación, las demandas por bienes terrenales se multiplicaron exponencialmente. En este contexto es que la fórmula "Menem-Duhalde" ganó con el 47,3% de los votos, en una campaña que se alejó de las técnicas previas diseñadas por consultores y publicistas, y se acercó más a los servicios de consultas y al uso de técnicas estratégicas, encuestas de opinión, estudios motivacionales, intervenciones en medios masivos y la publicidad directa e indirecta. La televisión fue altamente utilizada, más aún como un mecanismo de apoyo de modalidades de campaña más tradicionales, que no dejaron de darle el principal protagonismo a los dos principales candidatos.

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