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Cuando la subjetividad se torna heroica en las intervenciones profesionales


Enviado por   •  23 de Mayo de 2016  •  Ensayos  •  2.342 Palabras (10 Páginas)  •  1.098 Visitas

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Cuando la  subjetividad se torna heroica en las intervenciones profesionales  

Sandra Arito

Este trabajo fue realizado desde la intención de realizar algunos aportes al trabajador social como sujeto implicado personalmente en sus intervenciones profesionales.

La idea es abordad la propia subjetividad, tema que de ninguna manera es generalizable por lo que aclaro que en particular me ocupare de aquellos casos en el que el profesional se implica, desde la construcción de una “subjetividad heroica” que lo entrampa, lo carga y hasta puede llegar al limite de ponerlo en riesgo.

Me interesa reflexionar acerca de cómo esa subjetividad  heroica se convierte en un verdadero obstáculo para las intervenciones profesionales. Lo hago como trabajadora social y tomando también aportes de análisis institucional y del campo de la salud mental. En especial fueron claves los de Elena de la Aldea e Ignacio Lewkowicz.

Al asumir un rol profesional en una organización, se nos presentan dos exigencias en cierto modo antagónicas. EL rol profesional en una organización  construye una estrategia para afrontar situaciones que a menudo se repiten y exige, a quienes los detectan,  comportamientos relativamente estables en línea con los fines institucionales. EN el caso del trabajo social hacer informes, organizar entrevistas, realizar visitas, etc. El rol adquiere así un carácter restrictivo, anqué también productor, ya que sin él no sería posible, el encuentro con “otros” para el desarrollo de una acción común, entonces también es de carácter dinámico. Un trabajador social no actúa de la misma manera ante una emergencia  que frente a una situación de rutina.

El carácter situacional que se señala exige flexibilidad y variedad de respuestas. Cabe distinguir entonces los conceptos de rol y desempeño, ya que el primero es de carácter estable y el segundo flexible y dinámico.

Sin embargo es necesario señalar aquí, que en profesionales cuyo eje de intervención es la relación con otros sujetos en situación de necesidad, la ansiedad solicitada por las demandas de la tarea puede generar en los profesionales comportamientos estereotipados, que sirven como mecanismo de defensas frente a la ansiedad. La estereotipia en el desempeño del rol puede reconocer causales tanto en la organización como en los otros sujetos y muchas veces, en ambos a la vez.

Otra manifestación de las relacione que se establecen entre instituciones, organizaciones e individuos se da a través de las diadas institucionales. Estas refieren al carácter de relación reciproca e intima entre roles; una diana implica que la unidad – en la intervención posee una dupla y esta relación de los 2 términos define sus identidades; así como las relaciones docente-alumno, médico-paciente, trabajador social-sujeto con el que trabaja construyendo modos estables de interacción que organizacionalmente prescriben las conductas admisibles para cada uno de los participantes.

El hijo de esta trama es el poder, y el aprestamiento social genera  en 2 sujetos la competencia social requerida para el desempeño adecuado para cada uno de estos roles. En un sistema democrático se generan a través del Estado los cuerpos normativos y jurídicos correspondientes con el modo cultural que es histórico y socialmente configurado. Las instituciones se alteran, mutan, se transforman, por tanto, las practicas, político-institucionales cambian y con ella lo hacen las prácticas profesionales. Los sujetos con los que intervenimos pueden transformarse en sujetos a acompañar, a preservar, a veces incluso a rescatar. Nuestra ética profesional y el aval con el que contamos por trabajar para el otro, respaldado por valores que se suponen más elevados (la justicia, el bien de la comunidad, el respaldo para la familia, lo que fuere)  parecen disponernos en algún punto a salvar ese otro, hoy veo claramente que el discurso de los valores elevados puede obturar la posibilidad de reflexionar incorporándonos como parte de esa intervención.

Los trabajadores sociales frecuentemente nos encontramos frente a problemas complejos que tornan insuficientes a nuestras herramientas de pensamientos y de intervención, y no solo para afrontar dicha intervención, sino para considerar que implicancias tiene nuestra implicación subjetiva en ella.

La subjetividad heroica funciona como un recurso sobre el que a veces se sostiene el trabajador social, para intervenir, en especial frente a situaciones límites. Tomare aquí, algunos aportes conceptuales de Elena de la Aldea para explicarlo.

Si bien no es sencillo referir a la subjetividad,  diremos que es una maquina para pensar y no un sistema de ideas.

Es una disposición y no una convicción. Su condición enunciación nunca es absoluta. No se puede enunciar, pero se ve en los enunciados y en las practicas:

Uno la puede deducir mirando. Y no solo se ven las practicas si no que esta instituida por vías practicas. La subjetividad no forma parte del currículo de la formación de nadie. Tiene una cierta opacidad para sus portadores, que no la pueden nombrar. Es eficaz porque es secreta.

La subjetividad no es un estado fijo, si no que transcurre por momentos:

Se puede pasar de una subjetividad a otra. Es una modalidad de ser de hacer, de estar, de pensar, de sentir, que puede cambiar , no es una estructura de carácter.

La subjetividad heroica es entonces un modo específico de situarse ante un problema, una forma que adopta esta máquina de pensar y hacer que es la subjetividad. Es una forma de pensar y de pensarse cuando se considera que la situación “no es la que debería ser “.

Esto me a interpelado fuertemente respecto de la formación que recibimos e impartimos, a los trabajadores sociales.

Sin ánimo de simplificar lo que conlleva un proceso formativo puede afirmar que el eje de nuestra formación se da en relación a un “otro” de la intervención profesional. Así vemos como trabajar con la “otredad”, como considerar a ese “otro“, como no anularlo, como generar condiciones de autonomía en ese otro, como posicionarse necesariamente desde un tutelaje y practicas no asistencialistas, si asistenciales cuando son necesarias, etc.

No debe ser actual que no lo registremos y que no valoremos la implicancia que tiene el propio cuidado, creo que inevitablemente esto tiene que ver con nuestra historia profesional en la que “el otro” es el protagonista principal y destinatario de la intervención.

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