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Subjetividad y Aprendizaje. Cuando el aprendizaje es un problema.


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2015  •  Trabajos  •  2.199 Palabras (9 Páginas)  •  200 Visitas

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Trabajo final de:               Subjetividad y Aprendizaje. Cuando el aprendizaje es un problema.

Profesora: Chuit, Maria Emilia                                               Alumna: Ascua, Ailin                                                                             4°2 Educación Primaria- Turno Vespertino-                                         I.S.F.D N°45 “Julio Cortázar”


1)

Donde hay un punto, hay un camino…

El punto, relato que nos permite reflexionar sobre nuestro quehacer docente. La misma cuenta sobre un niño, Vashti, el cual no había realizado nada en su clase de arte, su hoja permanecía blanca, intacta. Tras la finalización de la misma, su maestra se acerca a él y luego de  observar esto, actúa motivándolo con unas pocas palabras, entre las cuales le dijo: “Haz solo una marca y ve hacía donde te lleva… “Tan solo eso fue suficiente para estimular al niño. Sin duda alguna, se ve que ese accionar por parte de la maestra,  marcó su vida para siempre.

Seguramente alguna vez nos hemos encontrado, o nos encontraremos, con un Vashti en nuestro salón. Ese alumno el cual necesitará de nuestro apoyo, andamiaje, que posibilitará la adquisición de su confianza en sí mismo, el desarrollo de sus capacidades y potencial. La mirada de uno, e intervención, posee un valor importantísimo   en la construcción de su subjetividad. Esa intervención será la marca que quedara en su trayectoria educativa, en sus experiencias escolares. En este momento es que nuestro papel, nuestros modos de intervenir, son tan significativos en la vida de los alumnos. Pero se debe ser consciente que estas trayectorias educativas estarán relacionadas con la realidad de ese niño, con el contexto en el que esté inmerso, lo cual influirá en la misma. Es por esto, que se debe tener en cuenta esa realidad y desplegar distintas maneras de intervenir, de accionar, las cuales puedan corresponder a las necesidades de cada niño en particular. Aquí es donde cito un párrafo del  Documento de Apoyo Nº 4: LAS TRAYECTORIAS EDUCATIVAS INTEGRALES PARA ALUMNOS CON DISCAPACIDAD EN LOS NIVELES Y MODALIDADES DEL SISTEMA EDUCATIVO,  el cual complementará lo anteriormente dicho  “Los recorridos posibles dentro del Sistema educativo son singulares y requieren de articulación y acompañamiento por parte de los equipos escolares intervinientes en el marco de las diferentes propuestas organizadas curricularmente, diseñadas y evaluadas”.

Claramente se puede observar en la historia, como la intervención de esa maestra  fue acertada y resultó ser tan significativa en la vida de ese niño.

Dada esta situación, en muchos casos, quizás  esa intervención no siempre será  positiva, y resulte ser más fácil manifestar que el niño no quiere aprender, que demuestra rechazo, o  que tiene problemas de aprendizaje. Sin duda alguna, ese diagnóstico se ha instalado en el ámbito educativo y  se debe de ser cauteloso en la utilización del mismo. Ya que, si bien algunos casos corresponden a ese diagnóstico, en muchos otros solo se lo utiliza como la vía más rápida ante las interrogantes que surgen cuando un niño no responde de la manera que el docente, institución, o padres, solicitan. Que los niños no respondan, como ellos esperan, antes las exigencias que estos demanden, no significa que exista un problema de aprendizaje. En l actualidad cada vez se acrecientan más las consultas por estas cuestiones.  Luego de leer la revista 12 entes, Digital para el día a día en la escuela, es que considero pertinente citar el siguiente párrafo: “Lo que resulta sumamente preocupante es que el problema no sólo persiste y se incrementa sino que se viene complejizando seriamente en los últimos tiempos, con la “reedición” en el ámbito educativo de viejos discursos mé- dico-biologistas que propician la entrada en escena, la escena escolar, de tratamientos correctivos con estimulantes (del tipo de las anfetaminas) y otras drogas psicoactivas, acompañados -al mismo tiempo- de Programas de Adiestramiento Conductual (basados en sistemas de “premios y castigos”, al viejo estilo de los que proponía Skinner)”. 

La docente de Vashti  podría haber planteado, tranquilamente, que se encuentra ante este problema, pero sin embargo, utilizó una estrategia para motivar la atención del niño, incentivar su interés. De esta manera, logra movilizarlo, lo cual permite que el niño despliegue sus capacidades y potenciales sin la necesidad de ningún fármaco, ni especialista especifico. Como una simple acción puede llegar a desencadenar tanto en un niño, en su vida… Esto es lo que debemos hacer en nuestra praxis, utilizar todas nuestras herramientas, estrategias para conseguir lo mejor de cada Vashti.

2) He decidido citar la siguiente frase de Skilar, Carlos  para desarrollar una situación vivida en una de las prácticas que he realizado durante mi carrera:

“El hablar de diversidad se ha convertido en una suerte de práctica que dirige la palabra y la mirada hacia los “extraños”, en tanto mero ejercicio descriptivo de cierta y determinada exterioridad: si bien hay diversidad “ellos/ellas” son los diversos, “ellos/ellas” poseen atributos que hay que denotar y remarcar como “diversidad”. Pero si la expresión “diversidad” no ayuda a borrar de una vez esa terca frontera que delimita y separa el “nosotros” y el “ellos”, el “nosotros mismos” y “los otros”. ¿No será que actúa exactamente en dirección opuesta, esto es, haciendo de la diversidad un peligrosos deslizamiento, por ejemplo, hacía la figura arquetípica y secular de otro como un ser de identidad especifica (y solo una identidad) generalmente inferior, marginal, empobrecido, extranjero y amenazante? “  

Luego de leer esto, surge en mí un replanteamiento  ¿Y si es verdad que la expresión diversidad, en vez de borrar la frontera entre “el otro” y “el yo”, lo que hace es remarcar más la existencia de las singularidades que hacen a cada uno como sujeto? Me remito a  una expresión que vivencie en una de las instituciones: “Y sí, con esto de la diversidad, te tenes que bancar cada cosa. Desde el nene que no sabe hacer nada, hasta el que te viene de Bolivia”. Esto, lamentablemente, se escucha muy seguido en las instituciones, en boca de los docentes, directores e integrantes de la comunidad educativa, como también fuera de la misma, ya que es habitual escucharlo en la sociedad en general. Con lo cual, este cuestionamiento de Silkar  produce en mí una reflexión. ¿Cómo se puede expresar lo anterior, si deberíamos ser nosotros, justamente, los que luchemos contra tal pensamiento? Sin duda alguna, la política de inclusión y diversidad, ha despertado un sinfín de pensamientos y posturas. En las mentes de muchos, la palabra diversidad, dirige de manera automática a lo otro, el otro distinto, lo otro distinto, siempre lo ajeno. ¿Pero, por qué no se centra uno como el “otro”? Tal vez tenga que ver con la matriz con la cual nos hemos criado, pero sin duda alguna deberíamos replantearnos el porqué de esa dirección.                                                               Creo que tal posicionamiento influye de sobremanera en la praxis del docente, de cierta manera, limitando las estrategias y recursos a utilizar, debido a ese pensamiento que se posee.

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