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El Bullying


Enviado por   •  27 de Octubre de 2012  •  1.684 Palabras (7 Páginas)  •  380 Visitas

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“No podemos existir sin interrogarnos sobre el mañana, sobre lo que vendrá

a favor de qué, en contra de qué, a favor de quién, en contra de quién vendrá;

sin interrogarnos sobre cómo hacer concreto lo inédito viable

que nos exige luchemos por él”. Paulo Freire

(Por Claudia Sastre) Cuando los niños quieren actuar como adultos suelen imitar lo peor de éstos, y cuando los adultos se comportan como niños, suelen también tomar lo peor, y reproducirlo. El bullying es una conducta de la sociedad, que se reproduce en las escuelas, con terribles efectos y que parece, de antemano difícil erradicar. Las causas de esta dificultad no está en otro sitio que dentro del corazón de las propias instituciones, que al no enfrentarla y combatirla, la toleran, la permiten y la favorecen, desde un silencioso pero muy expresivo consentimiento.

“El que calla otorga” reza un dicho popular, y cuando hablamos de violencia y de conductas violentas es más verdad que nunca. Quién ha tenido que enfrentar una situación de este tipo va a reconocer ciertas conductas que son ineludibles, como todo, el bullying tiene ciclos, forma parte de un proceso, social e institucional que atraviesa diferentes etapas. Mucho se ha escrito sobre la prevención, sobre la identificación de los casos y demás, pero yo quiero centrarme en ver qué pasa cuando el hecho ya está instalado, qué se hace, qué se debe hacer, cómo y por qué.

Una madre (o un padre, o un trabajador social) se dirige a la escuela donde concurre su hijo, que está siendo victimizado por un grupo de niños. Pide hablar con la directora (o el director) y le comunica que hará la denuncia en la justicia, los pone al tanto de lo que sucede. Ahí comienza el largo y accidentado periplo que debiera llevar a la solución del conflicto, pero lejos está de suceder eso.

La justicia escucha, cumple con su papel de “hacer papeles”, que pasan de mano en mano, van desde el juzgado al fiscal, del fiscal a la defensoría, donde los funcionarios analizan y estudian el caso, pero revisan la ley y el código de arriba a abajo: no constituye delito, por consiguiente, lo que se pueda hacer se hará si hay voluntad de las partes implicadas, victimas, victimarios, y observadores más o menos parciales.

La escuela piensa, dice, expresa y actua en concordancia con la idea de que el papá o la mamá que vienen a plantear que su hijo está sufriendo (y la elección de la palabra sufriendo no es casual) esa situación, viene a traer un “problema”, y ellos, problemas no quieren: “demasiado tenemos nosotros que tenemos problemas mucho más graves que esos para resolver”, mucho más graves, dicen, menospreciando de manera increíble las nefastas consecuencias psicológicas del acoso, pero hasta que no vean correr sangre, será para ellos un problema menor, y ellos tienen que resolver otros, están para otras cosas. Yo me permito dudar de la capacidad institucional de resolver otros problemas, que se conoce existen y que no se resuelven tampoco, violencia doméstica, abusos sexuales a menores, etc. etc. etc.

Y si llegara a ocurrir una reunión de padres para hablar del tema, por insistencia de los mismos padres, la respuesta que la escuela le dará a los molestos padres será el cambio del niño de institución, sumando a la violencia sufrida por acoso, otra más...y todo esto sin pedir asesoramiento a un terapeuta, psicólogo, psicopedagogo, nada.

A esta altura los padres, viendo el estado en que el niño llega cada día de la escuela recurrirán al defensor de menores, a pedirle un amparo para que termine el año libre. Imposible. Porque se estarían vulnerando los derechos declarados en la convención internacional. Bien. Y qué con los otros derechos? Si el padre o madre no está desesperado al llegar a este punto, no sé cuándo lo estará...con qué se sigue cuando ya tenés todas las puertas cerradas?

Las poderosas e indignantes distancias entre lo que se dice y lo que se hace llega a puntos intolerables, donde no sólo las instituciones hacen nada ante los casos de acoso, sino que además, pueden hasta llegar a aportar su granito de arena para hacer más dificil la vida del acosado.

Si yo les cuento que un profesor llegó a tratar al mismo niño del relato de “marica” usted diría que yo estoy exagerando? La realidad llega a superar a la ficción y a la imaginación desbordada del más creativo de los escritores. No es que todos confabulen para acosar, pero si es cierto que cuando los que tienen el poder para cambiar las cosas no lo hacen, porque no les interesa o porque se ahogan en un vaso de agua, no solo victimizan alumnos, victimizan a los padres, a los propios docentes que conocen que esto pasa y que querrían cambiar la situación, pero son silenciosamente perseguidos, sugeridos, conminandos a callar, ya que si hacen algo que deje en evidencia la inacción de los otros...se arma una inmensa maquinaria que no hace más que terminar acorralando

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