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El Mercantilismo

helenthalia25 de Agosto de 2014

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ANTECEDENTES HISTORICOS.

Es el sistema económico que impera desde la monarquía absoluta de mediados del XVII hasta que lo va desplazando la fisiocracia del despotismo ilustrado del último tercio del XVIII.

Se caracteriza el mercantilismo por ser un sistema intervencionista (porque el Estado interviene en la economía)

y un sistema proteccionista (porque interviene, en particular, poniendo barreras aduaneras a las importaciones para proteger la producción nacional de la competencia de los productos extranjeros),

con el objetivo de aumentar el poder del Estado, y en particular las reservas de oro y plata.

Fue un sistema desarrollado como un instrumento de la monarquía absoluta sobre todo por el Intendente Colbert en la Francia de Luis XIV, de ahí que al mercantilismo se le llama también colbertismo.

Pero también se emplea en Inglaterra cuando las revoluciones del XVII sustituyen el absolutismo de la monarquía por el más intenso del Parlamento.

Continuó imperando en los dos primeros tercios del XVIII.

En España, los últimos ministros de Carlos II implantan ya en las últimas décadas del XVII algunas medidas mercantilistas copiadas del colbertismo.

En el XVIII, los ministros de Felipe V, en su política de plena imitación francesa, intensifican el proteccionismo mercantilista (prohíben la importación de textiles para proteger la industria española, crean Reales Fábricas para reducir las importaciones).

El mercantilismo se va abandonando de la siguiente manera:

En la época de Carlos III, imitando la nueva corriente imperante en Francia, la de la fisiocracia de los ilustrados, se pasa a la política económica no intervencionista y librecambista (de signo contrario al proteccionismo):

En 1760, debido a las ideas fisiocráticas preliberales de los ilustrados, se liberaliza la importación de textiles con la consiguiente quiebra de empresas y despido de obreros.

En 1765, liberalizan el precio del trigo, suprimiendo la tasa o precio máximo, en una época de gran escasez debido a las malas cosechas de 1761 a 1765: la supresión de la tasa del trigo hizo subir enormemente el precio del pan en aquellas circunstancias; al año siguiente, 1766, estalló el Motín de Esquilache.

En 1778, liberalizan el comercio con América. El mismo año liberalizan el comercio del aceite. La supresión de la Casa de Contratación tiene lugar en 1790.

Se podría considerar tan sólo como premercantilismo la reserva del mercado de las Indias para Castilla centralizado en la Casa de Contratación desde 1503, entre otras medidas de los Reyes Católicos,

Pero no habrá una política económica mercantilista de España en las Indias, porque se permite e incluso se fomenta la producción de manufacturas en aquellos países hispanos, aunque hacen la competencia a las de la propia España, lo cual es considerado con sorpresa y crítica por historiadores y economistas extranjeros.

En las Indias se fomentó, al mismo nivel que en España, no sólo el desarrollo económico, sino el cultural con la creación de Universidades.

Una de las prácticas del mercantilismo, inexistente en España, es el llamado eufemísticamente "pacto colonial", como el llevado a cabo por Inglaterra, consistente en que las colonias son reducidas a producir exclusivamente materias primas y a venderlas a la metrópoli, que las elabora y las transforma en productos manufacturados, y las exporta a sus colonias sin competencia, porque el "pacto colonial" empieza por prohibir la manufacturación en las colonias y, en caso de que exista, suprimirla previamente, como hizo Inglaterra en 1700 al suprimir la manufacturación artesanal textil del algodón en la India.

Las colonias son mantenidas en el atraso económico, social y cultural mediante el mercantilismo.

Las Leyes (Acts) de Navegación adoptadas por Inglaterra entre 1651 y 1660 monopolizan el comercio de su imperio en favor de la flota de la metrópoli y serán un poderosísimo medio de conseguir la hegemonía naval y el dominio del mundo. Son medidas típicamente mercantilistas.

Después Inglaterra, dueña del comercio y único país industrializado hasta mediados del XIX propugnará el librecambismo para que los demás países bajen las barreras aduaneras con las que protegen su producción de la competencia de los productos industriales británicos con los que no pueden competir, y buscará penetrar en el mercado hispanoamericano y adueñarse de él.

La liberalización en España del comercio con América de 1778 y la supresión de la Casa de Contratación en 1790 servirá muy bien a sus propósitos.

Pero ellos siguen manteniendo el proteccionismo de los productos que son más caros de producir en Inglaterra como el trigo, reservándose el mercado interno de su propio país, mediante las Leyes del Trigo, y su hegemonía naval mediante las Leyes de Navegación, hasta mediados del XIX.

Hasta 1846 concretamente no se derogan las Leyes del Trigo

y hasta 1849, las Leyes de Navegación.

FUNDAMENTOS TEORICOS.

El Mercantilismo es una doctrina de pensamiento económico que prevaleció en Europa durante los siglos XVI, XVII y XVIII y promulgaba que el Estado debe ejercer un férreo control sobre la industria y el comercio para aumentar el poder de la nación al lograr que las exportaciones superen el valor de las importaciones. El mercantilismo no era en realidad una doctrina formal y consistente, sino un conjunto de firmes creencias, entre las que cabe destacar la idea de que era preferible exportar a terceros que importar bienes o comerciar dentro del propio país; la convicción de que la riqueza de una nación depende sobre todo de la acumulación de oro y plata; y el supuesto de que la intervención pública de la economía es justificada si está dirigida a lograr los objetivos anteriores. Los planteamientos mercantilistas sobre política económica se fueron desarrollando con la aparición de modernas naciones Estado; se había intentado suprimir las barreras internas al comercio establecidas en la edad media, que permitían cobrar tributo a los bienes con la imposición de aranceles o tarifas en cada ciudad o cada río que atravesaban. Se fomentó el crecimiento de las industrias porque permitían a los gobiernos obtener ingresos mediante el cobro de impuestos que a su vez le permitían costear los gastos militares. Asimismo la explotación de las colonias era un método considerado legítimo para obtener metales preciosos y materias primas para sus industrias.

El mercantilismo tuvo gran éxito al estimular el crecimiento de la industria, pero también provocó fuertes reacciones en contra de sus postulados. La utilización de las colonias como proveedoras de recursos y su exclusión de los circuitos comerciales dieron lugar, entre otras razones, a acontecimientos como la guerra de la independencia estadounidense, porque los colonos pretendían obtener con libertad su propio bienestar económico. Al mismo tiempo, las industrias europeas que se habían desarrollado con el sistema mercantilista crecieron lo suficiente como para poder funcionar sin la protección del Estado. Poco a poco se fue desarrollando la doctrina del librecambio. Los economistas afirmaban que la reglamentación gubernamental sólo se podía justificar si estaba encaminada a asegurar el libre mercado, ya que la riqueza nacional era la suma de todas las riquezas individuales y el bienestar de todos se podía alcanzar con más facilidad si los individuos podían buscar su propio beneficio sin limitaciones. Este nuevo planteamiento se reflejaba sobre todo en el libro "La riqueza de las naciones" (1776) del economista escocés Adam Smith.

El sistema de librecambio, que prevaleció durante el siglo XIX, empezó a perder fuerza a principio del siglo XX, al replantearse los elementos filosóficos del mercantilismo que originaron el neomercantilismo. Se volvieron a imponer fuertes aranceles a la importación, por razones políticas y estratégicas y se fomentó la autarquía económica como sistema contrapuesto a la interdependencia comercial de los países. Esta tendencia volvió a cambiar de signo más tarde, pero fue asociada con el nacionalismo y la competencia estratégica que provocaron, entre otras causas, la I Guerra Mundial, demostrando de esta forma que el mercantilismo tenía una fuerte base política.

Implementación.

Las flotas y los galeones.

En los primeros tiempos se organizaban expediciones sueltas que enviaba cada armador o comerciante; pero el contrabando y los piratas obligaron a las autoridades a formar flotas compuestas por varias naves artilladas que navegaban juntas. A partir de 1573 este sistema de "flotas y galeones" se volvió obligatorio y oficial y todo navío debía ir o regresar de México formando parte de la flota bajo pena de severas sanciones.

Cada año se equipaban en Sevilla dos flotas: una con destino a Veracruz (México), denominada flota de "Nueva España" y la otra a Portobelo (Panamá), llamada de "Tierra Firme" de la que se desvinculaban algunas naves para Cartagena y Caracas: una Quinada Real les servía de protección.

La flota de Tierra Firme marchaban directamente de España a Santo Domingo, licenciaba allí los barcos que se dirigían a Río de Hacha. Venezuela, Margarita, etc. Y seguía con los demás hasta Cartagena y Santa Marta.

De allí, al cabo de un mes, se dirigían a Portobelo, desde donde los productos eran transportados por tierra hasta Panamá, y de allí embarcados para el Callao, donde se separaban los destinados a Chile. Los que debían ser enviados al Alto Perú, eran transportados a lomo de mula, o en carretas,

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