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El Populismo


Enviado por   •  18 de Enero de 2015  •  7.702 Palabras (31 Páginas)  •  226 Visitas

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Populismo Tradicional en Venezuela

La idea de populismo "viejo" o "tradicional" remite al discurso y praxis político-gubernamental que acompañó al proceso de modernización de la sociedad venezolana, proceso que precisaba, dentro de la dimensión política, de "un pueblo encuadrado" (Sosa, 1999:442), no sólo en el sentido de compartir consensualmente los objetivos del proyecto político democratizador, sino también en el sentido de su inserción en organizaciones policlasistas, mediante las cuales fuese posible la movilización de las masas y una participación popular expedita en los beneficios de esa modernización, impulsada por la renta petrolera. El partido populista logró el apoyo de las mayorías a las acciones de los dirigentes que integraban la élite política, abierta a la conformación de alianzas con las otras élites modernizadoras, para conducir el proceso con una alta participación popular por medio del voto, los sindicatos y todas las formas posibles de organización social.

En este proceso fue fundamental el Pacto de Punto Fijo de 19583, que significó el primer gran ejercicio de negociación política para fijar las bases de convivencia social en el inicio de la democracia (Sosa, 1999). Desde entonces se habla del sistema populista de partidos políticos y "conciliación de élites", que logró legitimidad en mecanismos como la participación electoral masiva, el crecimiento de diversas organizaciones políticas y sociales, cuantiosas inversiones estatales en servicios públicos (atención a la salud, expansión de la educación gratuita, planes de vivienda popular, etc). Lo central en este proceso, a lo cual remite el surgimiento y auge del populismo en Venezuela, fue la abundancia de la renta petrolera que permitió al Estado satisfacer las demandas de todos los sectores sociales.

Una de las bases del populismo que acompañó a este Estado de partidos, surgido de la Constitución Nacional de 1961, fue precisamente este proceso de sumisión y "despersonalización de la socialización del ciudadano demócrata" (Hernández, 2001), que hizo incapaz al tipo de democracia que le acompañó de garantizar representatividad legítima y eficacia social, en tanto que el beneficio y la utilidad pública de la democracia se realizó como un servicio privado y selectivo: sólo se beneficiaban quienes participaran en el juego.

La corrupción de diverso signo en todos los poderes públicos existentes hasta 1998 (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) junto a la recesión económica que se incuba desde fines de los años ’70 y se hace evidente en los inicios de los ‘80, la caída constante de los indicadores económicos y sociales, el deterioro de las condiciones de vida de las mayorías, la exclusión que incluso generó procesos de violencia social y anomia, las desigualdades, la inconformidad, condujeron al colectivo a exigir a esos factores de poder no sólo frenar la pobreza y la exclusión, sino que le devolvieran su esperanza en el futuro mediante la construcción de un proyecto político incluyente, que los reconociera como ciudadanos. La explosión social, aunque inorgánica, que irrumpió en 1989, la identificación o apoyo moral o emotivo de una parte significativa de la población a los intentos de golpe de Estado de 1992, la indignación colectiva frente a la corrupción (especialmente del Poder Judicial), las medidas de protección estatal al sector financiero (crisis bancaria de 1994) mientras la mayoría cotidianamente veía disminuir su calidad de vida y se sentía excluida, fueron factores que minaron al viejo orden democrático-populista en la medida en que los sectores populares, en su mayoría, se rebelaron contra él tras el proceso eleccionario de 1998 y el proceso constituyente de 1999.

En este contexto de descontento surgió la "Agenda Alternativa Bolivariana" (como reacción a la neoliberal "Agenda Venezuela" del Presidente Caldera), elaborada en 1996 por el Movimiento Bolivariano 200 (MBR-200), que constituyó la plataforma para el diseño de "La Propuesta de Hugo Chávez para Transformar a Venezuela", presentada como programa de gobierno por el Movimiento Quinta República (MVR, investidura electoral del MBR-200) y de su máximo líder Hugo Chávez Frías, durante la campaña electoral de 1998 y que luego hiciera parte de sus programas gubernamentales para la realización de la "V República" o "Revolución Bolivariana". ¿En qué sentido, cómo y por qué esta propuesta es populista?, ¿qué la acercaría y que la alejaría del populismo tradicional?

Conclusiones

La revisión efectuada en este trabajo parece indicar que en Venezuela hoy, siglo XXI, como en el pasado siglo XX, en el discurso y praxis de las políticas públicas ensayadas en el sistema democráticopopulista (especialmente en las políticas sociales y su enfoque sobre la pobreza), prevalecen lo que Kliksberg (1996) denomina "falacias" y "estructuras de razonamiento bloqueadoras", con las cuales se desvirtúa la realidad social en los países latinoamericanos, la intervención del Estado en ella y se sigue haciendo un uso político de la pobreza. Esto fue bastante notorio en los discursos populistas demagógicos, electoralesy gubernamentales, de los 40 años de vigencia del Pacto de Punto Fijo y de la llamada democracia representativa y, de manera directa (sin mediaciones), en el discurso neopopulista actual cuya permanente alusión a la redención de todos los poderes al "poder del soberano" (encarnado en su mayoría en los sectores pobres del país) y las promesas de cambio asociadas a un proyecto de democracia llamada participativa y protagónica, se convierten en un desafío esperanzador en un contexto de desconfianza e incertidumbre generalizadas: el discurso de la pobreza, cargado de emoción y de pasión, atrae votos, anexa voluntades y genera popularidad y fidelidades al líder carismático, transitorias o permanentes, según el cumplimiento (aunque sea parcial) de las ofertas en un tiempo determinado.

Pese a los logros parciales de los gobiernos democráticos en materia de gestión social, que en el caso de la actual gestión contribuyen a preservarle significativos niveles de apoyo popular al primer mandatario de la República, Venezuela ha carecido históricamente de una estrategia de largo plazo, universal, sistemática y coherente para atacar el problema de la distribución del ingreso, garantizar equidad, participación ciudadana efectiva y la profundización de la democracia, reducir la dependencia del petróleo, integrar definitivamente la política económica y la política social y, principalmente, para hacerle frente a la pobreza y a la exclusión, mediante una intervención que, entre otras

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