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El concepto de innovación

piolina1875Síntesis25 de Febrero de 2019

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Introducción

El concepto de innovación tiene una variedad de definiciones, tipologías e interpretaciones tanto en la gestión privada como en la gestión pública (Sánchez, 2007). Desde su raíz etimológica hasta sus significados más usuales, así como las taxonomías que existen, muestran diversidad de opiniones. Hasta hace poco tiempo la innovación se consideraba un modelo lineal: un proceso que evolucionaba pasando por las etapas de investigación, invención, innovación y difusión. Sin embargo, en la actualidad el conocimiento sobre los procesos de innovación se ha ampliado y éstos se reconocen por sus continuas interacciones y mecanismos de retroalimentación que implican ciencia, tecnología, aprendizaje, política y demanda (Velasco, 2002)

En la gestión privada, la innovación es la función específica del emprendedor, ya sea en una empresa existente, en una institución de servicio público o en un nuevo negocio. “La innovación es el medio a través del cual el emprendedor crea nuevos recursos generadores de riqueza o dota a los recursos existentes de mayor potencial para crearla. La innovación es el esfuerzo de crear un cambio intencional y enfocado en el potencial económico o social de una empresa” (Drucker, 1985: 19-20)

En la gestión pública la innovación es concebida como un proceso adaptable que se guía mediante la experimentación y el aprendizaje en un entorno cambiante. No es la aprobación de un programa preconcebido o la aplicación de las reglas, la gestión es un concepto más amplio que el control en el gobierno, precisamente porque las políticas públicas requieren una cooperación intensiva y sostenida entre muchas organizaciones. La gestión es difícil, debido a que requiere una acción común donde hay intereses organizados diversos y posiblemente divergentes. “La idea de la innovación en la gestión pública ha sido un tema de debate,

ya que existe la falsa creencia que debe ‘imitarse’ más que ‘innovar’” (Metcalfe, 1996: 48)

Efectivamente, estamos convencidos de que necesitamos innovar más que imitar para avanzar en el desarrollo de la administración pública. Innovar por moda o por presiones externas sólo nos conduciría a copiar técnicas desprovistas de los referentes regionales o locales; sucede lo mismo con la idea de adaptar la gestión pública al contexto y entorno de cada país y no adoptarla de manera automática. La aplicación de estas nuevas técnicas que supone la innovación en la gestión pública, trae aparejado un conjunto de valores que entran en conflicto con los valores tradicionales existentes. Asimismo, la innovación adquiere una dimensión diferente a la simple aplicación de técnicas administrativas, ya que supone el consenso y la búsqueda de acuerdos para entender el cambio antes de su puesta en marcha.

Existen en la innovación realidades estructurales que desvían el concepto y la intención de innovar en la gestión gubernamental.

Contrario a la idea original de la innovación, sucede lo que menciona Metcalfe, se está ante una simple imitación. Resulta común que se trate de innovar la gestión pública con la elemental emulación de técnicas provenientes de la gestión privada. Por ello pretendemos en este ensayo tratar de responder a las siguientes interrogantes: ¿cómo se realiza la innovación en la gestión privada? ¿ cuál es la diferencia con la manera de innovar en la gestión pública? ¿ cómo se llevaron en los gobiernos estatales y locales mexicanos?

Desarrollo

UNA APROXIMACIÓN A LA INNOVACIÓN ADMINISTRATIVA

Etimológicamente el término innovar proviene del latín innovare, que significa cambiar o alterar las cosas introduciendo novedades. De manera restringida, innovación se entiende como el acto o efecto de innovar, tornarse nuevo o renovar, introducir una novedad; esto es, que se innova a partir de una idea existente con el fin de perfeccionar el proceso, producto o servicio. De manera general, innovar también significa alterar, cambiar, mudar, modificar, transformar , trasmutar, variar, corregir y rectificar, así como diversos conceptos que se utilizan para establecer cambios. En el lenguaje común, innovar es introducir un cambio.

La innovación es definida de acuerdo con su ámbito de acción, por lo que en el campo de los negocios, Edquist (2001) la define como nuevas creaciones con relevancia económica normalmente llevadas a cabo por firmas o en ocasiones por individuos. Por su parte, Damanpour (1996) concibe a la innovación como un proceso que incluye la generación, desarrollo e implementación de nuevas ideas o comportamientos. Así, es un medio de cambio de la organización en respuesta a las transformaciones del entorno, o como una acción preventiva para influenciar al ambiente. West y Farr (1990) la entienden como la introducción y la aplicación o procedimientos, dentro de un rol, un grupo o una organización, siempre que sea nueva para la unidad de adopción y diseñada para beneficiar significativamente al individuo, al grupo, a la organización o a la sociedad en general.

De acuerdo con Kanter (1994) las innovaciones deben entenderse como un proceso antes que como resultado o antecedentes, mismo en el que las innovaciones pasan por un etapa de generación de ideas, en el cual pueden introducirse variantes por parte de agentes internos o externos, enseguida siguen a una etapa de construcción, movida por una coalición en la que el poder es necesario para mover la idea hacia delante, hasta una etapa de implementación en el que se desarrollan prototipos y eventualmente se pone en práctica la producción o el servicio en cuestión. Por tanto, la innovación es mucho más que la sumatoria de la creatividad de individuos retocando la organización.

La innovación es un proceso complejo de creación y transformación del conocimiento adicional disponible, en nuevas soluciones, además de que es imprescindible para obtener nuevas ganancias de productividad que garanticen la supervivencia o expansión de muchas organizaciones.

Por ello es necesaria para avanzar en la competitividad internacional del sistema económico, siendo una garantía para mejorar gradualmente el nivel de vida de la sociedad. Para Velasco (2002) la innovación como un proceso de aprendizaje interactivo, supone una crítica al tradicional modelo lineal de innovación y pone énfasis en la importancia de la cooperación en la promoción de la competitividad.

De hecho, en el análisis de las definiciones de innovación también se revelan aspectos comunes tomados en cuenta, tales como la novedad (tanto absoluta o simplemente el hecho de que sea nueva para la unidad de adopción o de innovación); un componente de aplicación (por ejemplo, no sólo las ideas, sino la aplicación de las ideas); la intencionalidad de beneficio (que distingue a la innovación de los cambios espontáneos o incluso de los sabotajes deliberados); y por último, alguna referencia al proceso de innovación (González, 2000).

Otro problema lo representan las diversas propuestas que clasifican a los tipos de innovación. Para mostrar la diversidad de estas referencias se presenta en el Cuadro 1 una tipología  por su objeto, impacto, efecto, origen, modelo y tipo– que sirva como punto de partida para adentrarnos en la innovación administrativa.

Como se podrá inferir, existe una fuerte discusión teórica sobre las tipologías de la innovación. Al respecto, Damanpour (1996) clasifica a los diferentes tipos en innovación radical, aquello que produce cambios fundamentales en las actividades de la organización; innovación incremental, que tiene un menor grado de abandono de las prácticas existentes; innovación administrativa, que pertenece a los cambios en la estructura organizacional, proceso administrativo y recursos humanos; innovación de productos, que es la introducción de nuevos productos o servicios en el mercado; y la innovación de procesos, que es la introducción de nuevos procesos de producción o servicios.

Por su parte, Edquist (2001) presenta una taxonomía que se encuentra basada principalmente en productos y procesos, en donde cada una de estas dos vertientes se sub divide, la primera, en bienes y servicios; y la segunda, en tecnológicos y organizacionales. Así, las innovaciones de bienes y procesos tecnológicos es la parte tangible de la innovación, mientras que las innovaciones de procesos, las cuales se subdividen en organizacionales y de servicios, represen- tan innovaciones intangibles (Barragán y

Zubieta, 2006). Damanpour (1991) explica que entre las numerosas tipologías de la literatura relevante, tres tipos han ganado mayor atención: innovación administrativa y técnica; productos y procesos; y radical e incremental.

El cambio que representa una innovación puede ocurrir tanto en la estructura como en la gestión, en la elaboración de un pro- ducto o en la organización de una empresa, entre otros. De esta manera, representa un camino mediante el cual el conocimiento se traslada y se convierte en un proceso, un producto o un servicio que incorpora nuevas ventajas que pueden beneficiar al mercado, como a la misma sociedad.

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