El desempleo. Tipos de desempleo
Noe PeraltaInforme20 de Octubre de 2017
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Desempleo
La mayoría de las personas viven de sus ingresos, por lo cual perder el empleo significa disfrutar de un nivel de vida más bajo, padecer ansiedad sobre el futuro y perder autoconfianza. Un determinante evidente del nivel de vida de un país es la cantidad de desempleo que experimenta normalmente, ya que las personas a las que le gustaría trabajar pero no encuentran trabajo no contribuyen a la producción de bienes y servicios. Aunque es inevitable que haya un cierto grado de desempleo, la cantidad varía significativamente en espacio y tiempo. Cuando un país mantiene a sus trabajadores lo más ocupados posibles, consigue un nivel de PBI más alto que si mantuviese a muchos ociosos.
Tipos de desempleo
El desempleo no es el mismo en todos los aspectos, puede clasificarse en:
Desempleo friccional: este tipo de desempleados lo son en forma transitoria. La duración del desempleo varía según cada situación, y surge porque los ajustes en el mercado no se dan en forma instantánea, debido a que existen fricciones que retrasan la obtención de un nuevo puesto de trabajo. Las principales fricciones están dadas por la falta e información completa sobre las condiciones del mercado, los costos de transición que suponen cambiar de trabajo y la rigidez de los contratos salariales.
Desempleo estructural: este tipo es relativamente más permanente que el friccional. Surge por un desajuste entre la calificación requerida y la calificación de los trabajadores. Desde el punto de vista del empleo, los trabajadores que no cumplen con los requisitos de calificación demandados pueden enfrentarse a largos períodos de desempleo, lo cual implica la coexistencia de vacantes que no pueden ser llenadas. Implica entonces dos opciones: enfrentarse a un prolongado período de desempleo o cambiar de ocupación.
Desempleo cíclico: este tipo depende de la marcha de la economía y se refiere a la desviación del desempleo en torno a su tasa natural; está relacionado con las oscilaciones a corto plazo de la actividad económica. Así, cuando el PBI se expande, la mayor producción provoca la necesidad de contratar más trabajadores, disminuyendo el desempleo. En cambio, en las recesiones, al disminuir el gasto total, la producción también lo hace, con lo que se despiden trabajadores y el desempleo aumenta.
Se suele agrupar al desempleo friccional con el estructural en la tasa natural de desempleo, que se refiere a la cantidad de desempleo que experimenta normalmente la economía, aún en períodos de crecimiento, ya que no depende del nivel de actividad. Esta tasa nunca equivale a cero; el término “natural” significa que este desempleo no desaparece por sí solo ni siquiera a largo plazo.
La identificación del desempleo
¿Cómo se mide?
En los países occidentales, la medición del desempleo es realizada por las oficinas estadísticas normales. Todos los meses, trimestres o años estas oficinas elaboran datos sobre el desempleo y otros aspectos del mercado de trabajo. Estos datos proceden de la encuesta de población activa, que se realiza periódicamente a una muestra de hogares. En base a las respuestas obtenidas, cada adulto es clasificado en una de las tres categorías establecidas: ocupado, desempleado o inactivo.
Según las recomendaciones de la OIT, seguidas por la mayoría de los países, una persona está ocupada si trabajó al menos una hora en la semana anterior en un empleo remunerado o, teniendo empleo, no trabajó por razones específicas. Una persona está desempleada si está suspendida temporalmente de empleo, está buscando activamente empleo o esperando a que llegue la fecha para iniciar un nuevo empleo. Una persona que no encaja en ninguna de dichas categorías (un estudiante, un ama de casa, o un jubilado) no pertenece a la población activa.
La población activa corresponde a la suma de los ocupados y los desempleados. La tasa de desempleo indica el porcentaje de la población activa que está desempleada. La tasa de actividad mide el porcentaje de la población adulta total que pertenece a la población activa. Tanto la tasa de actividad como de desempleo se calculan para toda la población activa al igual que para grupos reducidos.
Esta diferenciación se realiza debido a que los datos obtenidos permiten observar la diversa experiencia en el mercado de trabajo vivenciada por unos y otros grupos dentro de la economía. Los datos sobre el mercado de trabajo también permiten a los economistas y responsables de la política económica controlar los cambios que experimenta la economía a lo largo del tiempo.
¿Se mide correctamente?
No es sencillo medir la cantidad de desempleo que hay en la economía. Aunque resulta fácil distinguir entre una persona que tiene un empleo a tiempo completo y una persona que no está trabajando, no lo es distinguir una persona que está desempleada de una persona inactiva.
Los movimientos de entrada y salida de la población activa son muy frecuentes. En Estados Unidos, por ejemplo, más de un tercio de los desempleados son personas que han entrado recientemente en la población activa; son trabajadores jóvenes que buscan su primer empleo. También son trabajadores de edad avanzada que habían abandonado la población activa pero reingresan para buscar trabajo. Cabe aclarar que no todo el desempleo termina porque el demandante de empleo ha encontrado trabajo; más bien, la mitad de esos períodos culmina porque los desempleados abandonan la población activa.
Debido a tantos movimientos en la población activa, es difícil interpretar los datos sobre el desempleo. Por un lado, algunas de las personas incluidas en la categoría de desempleadas pueden no estar buscando trabajo intensamente. Pueden considerarse a sí mismas desempleadas para tener derecho a participar en algún programa público. Por otra parte, es probable que algunas personas incluidas en la categoría de inactivos en realidad quieran trabajar. Es posible que hayan tratado de buscar trabajo, pero hayan renunciado ante un período de búsqueda infructuosa. Estas son llamadas trabajadores desanimados, y no aparecen en la cifra de desempleo, siendo verdaderamente trabajadores carentes de empleo. Al final, lo mejor es considerar que la tasa de desempleo publicada es un indicador útil, pero imperfecto, del desempleo.
Duración del desempleo
La duración del desempleo es el tiempo durante el cual una persona está desempleada. Los costos del desempleo aumentan cuando lo hace su duración. Para poder averiguar qué tan grave es el desempleo, es útil dividir el problema en dos: el problema a largo plazo y a corto plazo; y a partir de esta división preguntarse cómo es normalmente, debido a que la persistencia del desempleo no se debe a un único problema que tenga una única solución.
Si es de corta duración, podemos concluir que no es un problema grave. Los trabajadores pueden necesitar algunas semanas entre un empleo y otro para encontrar vacantes adecuadas a sus cualificaciones y gustos.
Sin embargo, la gravedad del desempleo radica en que suelen haber grupos de personas que permanecen desempleados por largos períodos, por lo que si el desempleo es de larga duración, estamos ante un problema grave, porque los trabajadores desempleados durante muchos meses tienen más probabilidades de atravesar dificultades económicas y sociales. A partir de esto, entre las dificultades económicas podemos destacar:
- La caída de la producción real: al existir desempleo los recursos tienen una asignación deficiente; si toda la población activa pudiera trabajar, la producción total sería mayor, pero dado que no se aprovechan todos los recursos disponibles, se sitúa por debajo de la frontera de posibilidades de producción.
- Disminución de la demanda: el nivel de pobreza de los individuos aumenta al pasar a ser desocupado, y como consecuencia se genera una caída de la demanda en términos agregados.
- Aumento del déficit público: si el desempleo aumenta, el sector público debe afrontar mayores gastos por subsidios de desempleo; sin un aumento de los impuestos, el déficit público se incrementa.
Sin embargo, los individuos que lo padecen, se ven paliados por el seguro de desempleo, programa público que no evita todos los males, pero protege parcialmente a los trabajadores cuando quedan desempleados.
Por otro lado, las dificultades sociales corresponden a:
- Efectos psicológicos negativos: a lo largo de la historia, el trabajo se convirtió en un factor de autoestima y carta de presentación social. Por ello, el desempleado se siente desvalorizado socialmente, sensación que puede llegar a provocar enfermedades, como la depresión.
- Efectos discriminatorios: el desempleo no afecta a todos los individuos por igual, sino que discriminan por edad, sexo u origen étnico. Así es un problema más grave para la mujer, los jóvenes y los mayores de 50 años.
El costo social del desempleo está desigualmente distribuido entre la población activa, al demostrarse que determinados sectores sufren con mayor intensidad el desempleo. Ciertas características personales y ocupacionales determinan que la probabilidad de algunos grupos de estar sin empleo sea muy superior a la medida de la población activa. Los sectores especialmente afectados por el desempleo son los jóvenes, las mujeres, los mayores de 50 años y las personas con reducida calificación; una especial y creciente importancia es merecida por el sector de los inmigrantes.
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