ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El hostigamiento sexual


Enviado por   •  27 de Mayo de 2019  •  Documentos de Investigación  •  1.995 Palabras (8 Páginas)  •  126 Visitas

Página 1 de 8

Ciertamente, la identidad sexual es percibida como una evidencia por la mayoría de nosotros, es experimentada como una de las dimensiones más naturales, sólidas e incuestionables de nuestro yo. Se puede dejar de pertenecer a un grupo de fumadores, pero difícilmente se puede dejar de ser mujer en términos psicológicos, aunque hay la posibilidad del transexualismo, es una opción muy costosa a muchos niveles y, además, implica un cambio de aspecto fisiológico pero no un cambio psicológico. Desde la psicología social, se considera que la identidad sexual es sobre todo una cuestión cultural e ideológica, vinculada al control social y a la reproducción del orden social instituido. Se han intentado demostrar diferencias de inteligencia y de temperamento entre los sexos por medio de constructos anatómico-fisiológicos que han tenido el efecto de mantener a la mujer sumisa para con el hombre. Estas diferencias, al mismo tiempo, han servido como argumento hasta no hace mucho (hasta los años sesenta) para pedir una educación radicalmente diferente para hombres y mujeres.

Más recientemente, otros estudios han puesto de manifiesto que no hay nada demostrado ni demostrable con respecto a la existencia de diferencias naturales entre la psicología de los hombres y de las mujeres, y que éstas son producidas por miradas a históricas.

La estructura social y el rol son concepciones que están estrechamente ligadas, puesto que la estructura está constituida por sistemas de roles y estatus. El concepto de rol proviene del mundo del teatro, está relacionado con el arte dramático y tiene que ver con la idea básica de que las personas representan diferentes papeles. Por otra parte, los roles también pueden intervenir en la configuración de la identidad de las personas, dada la naturaleza relacional del yo y la interiorización que podemos hacer de los roles que nos tocan. Estos roles establecidos por la sociedad limitan a ambos géneros a desenvolverse en ciertas actividades que “no corresponden a su género” de ahí se parte la sociedad para discriminar a quienes se atreven a hacer cosas distintas a lo ya establecido.

La mujer en este caso, es quien más ha sufrido en todo este juego de roles, ya que al ser biológicamente más “débil” que un hombre, se le consideraba inferior que él, se le daban las tareas del hogar ya que esta es quien tiene los hijos, ella debía atenderlos y atender al marido. La mujer no tenía derecho a tener un trabajo, no podía ser independiente, no tenía el derecho de votar, no podía vestirse libremente, no podía tomar anticonceptivos, no decidía por su vida ni su cuerpo, en un artículo de BBC Mundo (Antia Castedo, 2016) menciona algunas anécdotas de mujeres que cuentan cómo vivieron estos tiempos donde las mujeres simplemente no tenían derechos.

"Cuando yo tenía 12 o 13 años y llegó la gran moda de los pantalones para las mujeres, mi mamá llegó un día a casa con dos. Pero mi padre le dijo que de ninguna manera se los podía poner, que en esa casa él era quien llevaba los pantalones".

La anécdota se la cuenta a BBC Mundo la poeta nicaragüense Claribel Alegría, nacida en 1924, e ilustra cómo las reglas de la moral y la costumbre, y los roles de género, limitaron históricamente la libertad de las mujeres para vestirse a su antojo. En las sociedades occidentales los pantalones eran una prenda masculina, y no fue hasta entrado el siglo XX cuando se empezaron a considerar apropiados para las mujeres. En 1915, la feminista puertorriqueña Luisa Capetillo fue arrestada por ponerse pantalones en público en La Habana, lo que da una idea de cuán estrictas llegaron a ser las normas del vestir en algunos lugares. Pat Nixon fue la Primera Dama de Estados Unidos que vistió pantalones en público, y lo hizo en 1972. Francia no abolió formalmente la obsoleta prohibición de usar pantalones en la capital, París, ¡hasta 2013! Y aunque las normas y presiones morales sobre el aspecto físico todavía perduran, hoy la libertad es mayor que hace 100 años.

El voto es un derecho que se da por sentado hoy en día en muchas partes del mundo. Sin embargo, hace 100 años las mujeres no podían votar en muchos países, el voto femenino fue permitido por primera vez para todas las mujeres en Nueva Zelanda en 1893. Australia, Finlandia, Noruega y Dinamarca lo aprobaron entre 1902 y 1915. Reino Unido lo hizo en 1918, aunque solo para mujeres de más de 30 años y que cumplieran (ellas o su marido) ciertos requisitos de propiedad. Tendrían que pasar años hasta que este derecho llegara a América Latina. El primer país donde pudieron votar las mujeres en la región fue Uruguay, el 3 de julio de 1927, en un plebiscito local en la comunidad de Cerro Chato, en el centro del país. Pero fue Ecuador, en 1929, el primer país latinoamericano en consagrar en la ley el voto femenino, aunque solo para las mujeres alfabetizadas mayores de 21 años.

"Más allá de los mitos y cuentos de guerreras, la participación de las mujeres en la verdadera batalla bélica o su presencia en escenarios de guerra revela un patrón de exclusión y omisión".

Escribe Helena Carreiras, profesora en el Instituto Universitario de Lisboa, en su libro "Género y ejército: mujeres en las fuerzas armadas en las democracias occidentales". En los países de la OTAN, el reclutamiento de mujeres en los ejércitos regulares empezó a principios de la década de 1970 en algunos "pioneros": Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Francia. En América Latina, no entraron al cuerpo de comando terrestre en muchos países hasta las décadas de 1990 y 2000, según documentos de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina.

En algunos países, como España, el único requisito para poder divorciarse en la actualidad es que hayan pasado tres meses desde la fecha del matrimonio. Pero históricamente el divorcio no ha sido tan fácil

“No puedo pensar en ningún país en el que hace 100 años una mujer pudiera divorciarse por las mismas razones y con la misma facilidad que un hombre"

Stephanie Coontz, autora del libro "Marriage: A History"

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (12 Kb) pdf (128 Kb) docx (12 Kb)
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com