Estrés laboral en la función policial, una aproximación teórica a la conceptualización

Colegio Libre de Estudios Universitarios.        Adbeel Benhumea Lamas.

Maestría en Perfilación Criminal.                Grupo 1.

Estrés laboral en la función policial, una aproximación teórica a la conceptualización.

INTRODUCCIÓN:

Es necesario comenzar para hablar del tema, poner sobre la necesidad de entender la función policial, como un ejercicio laboral de alto impacto emocional y físico, que demanda al ejecutante una sobre exigencia de sus capacidades físicas, emocionales e intelectuales, y que dada la naturaleza del trabajo, muy pocas veces esto es atendido e incluso de conocimiento del elemento de las fuerzas policiales.

Sin lugar a dudas, el tema no es menor, ya que muchas veces nos enfocamos entender la salud desde una esfera meramente física y en ocasiones, nos olvidamos de las esféras emocionales y peor aún de la esfera psicológica, dejando así desprotegidos a nuestros policías en una de las primeras líneas de acción, como lo es el impacto emocional y psicológico.

Por esta razón, apuntamos a la necesidad de entender, en un primer contacto, qué es y cómo afecta afecta el estrés en las funciones que realizan las fuerzas del orden civil.

DESARROLLO:

Para comenzar a abordar nuestro tema principal es de vital importancia el poder definir los conceptos básicos que a este escrito confieren, para ello, comenzaremos por definir el concepto de “estrés”, el cual nos dice Lazarus , R.S y Folkman, S. (1986) en el artíuclo de Regueiro, Ana Ma:

“Se define como la reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada”.

Podemos decir entonces que el estrés puede presentarse como una respuesta natural del organizmo e incluso llegar a ser necesaria para la supervivencia del ser humano en situaciones que requieren combatir o huir.

A su vez, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define al estrés como:

“El resultado del desequilibrio entre las exigencias y presiones a las que se enfrenta el individuo por un lado versus los conocimientos y las capacidades del individuo”.

Hoy en día las sociedades contemporaneas exigen a sus evitantes a velocidades agigantas, la preparación y el desarrollo de habilidades técnico-prácticas que puedan estar a la par del avence tecnológico, de la economía del país que exige sujetos productivos y alienados, lo que genera una serie de agentes disruptores que golpen las estructuras sociales desde sus cimientos por condicienes que profundizan las brechas sociales, la desigualdad sociela e incluso la criminalida y que, en el caso de las figuras de autoridad, o de quienes representan esa autoridad, van generando mayores exigencias o jornadas de trabajo extenuantes, para cumplir con la función de brindar protección y seguridad a la población civil de una nación.

Es también fundamental enfatizar que cuando dicha respuesta -natural del organisomo- se presenta de forma excesiva o por un muy prologado tiempo,  se produce una sobrecarga tensional, que invariablemente repercutirá  en el organismo, impactando en organos, en emociones e incluso estados mentales, generando así la aparición de enfermedades agudas o cónicas, es decir padecimiento que pueden ser tanto altamente agresivas para el organismo en un corto periodo de tiempo, como al contrario su dureza dependerá más sobre un tiempo prolongado sin posibilidades en muchos casos, de una cura, q ei impedirán el correcto funcionamiento del cuerpo humano y la degradación en la salud de este.

Si hablamos de un proceso natural, en el que el cuerpo humano entra ante una situación de peligro, en un estado de alerta activo, podríamos presuponer que esto no representa en si una característica negativa, sino algo necesario y  a esto podemos denominarlo Eustrés, que es el encargado de manera positiva contribuir al sano desarrollo del individuo, como mencionan Gallego Zuluaga Y., Gil Cardona S., Sepúlveda Zapata M.:

“El eustrés, hace refencia a una respuesta armónica respetando los parámetros fisiológicos y psicológicos de la persona, es decir, cuando la energía de reacción ante los factores estresores se consume biológica y físicamente “

Ante esta conceptualización, podemos iniciar a conjuntar la función policial con dichas aportaciones, ya que si bien el ser policía implica un alto nivel de riesgo constante, los estados de alerte son de suma importancia durante los patrullamientos que realizan las fuerzas operativas, lo que beneficia entonces al organismo del ejecutor de la ley, a mantener sus sentido abiertos, su tono muscular dispuesto a accionar y su estado mental despejado para poder tomar las mejores decisiones en conflictos menores o en agresiones que resulten ser leves e incluso controlables por parte de los agentes del orden, y a veces, pareciera que olvidamos la importancia del los componentes psicológicos en los quehaceres diarios de la autoridad, asociados al rendimiento laboral e incluso a la capacidad de tomar decisiones apegadas al derecho.

Lo que nos lleva entonces a hablar de otra de las formas en las que se clasifica al estrés, es decir, al contrario de eustrés que como ya vimos, podríamos definirlo como la parte “positiva” de esta activación psico-física, encontramos al distrés que hace referencia a una respuesta “negativa o exagerada” a los factores ambientales estresores a los que se puede enfrentar de forma voluntario o no el sujeto y este no puede consumir el exceso de energía desarrollado, dando pie a los efectos nocivos para la salud de la persona.

Es en este punto que nuestro interés debe de centrarse a la hora de hablar de las funciones cotidianas de seguridad pública que realizan policías en el país, ya que como vimos, es “normal” que estos se enfrenten cotidianamente a situaciones que demanden un estado de alerta constante, pero la creciente violencia, la consolidación de grupo criminales organizado y con un grueso poder de fuego, han generado en el país, situaciones que riesgo que rebasan esas capacidades técnico-operativas, con que cuentan los agentes del orden hoy en día, enfrentándolos a situaciones que ponen en riesgo latente sus vidas y la de sus familiares, gestando así de manera mucho más abreviada los procesos de distrés, y por ende la afección y degradación de la salud física, emocional y mental de los y las policías del país.

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