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Estudio de caso: Formas en que la escuela enfrenta la problemática de la depresión en los estudiantes adolescentes.


Enviado por   •  1 de Abril de 2016  •  Documentos de Investigación  •  4.707 Palabras (19 Páginas)  •  372 Visitas

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ESCUELA NORMAL DE TLALNEPANTLA

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN SECUNDARIA CON ESPECIALIDAD EN BIOLOGÍA.

Atención Educativa para Jóvenes en situaciones de riesgo

PROFESORA SOCORRO OROPEZA AMADOR

El cuarto de luz y la luciérnaga sin ella

Estudio de caso: Formas en que la escuela enfrenta la problemática de la depresión en los estudiantes adolescentes.

Dulce Aline Sebastian Sánchez Arciniega

QUINTO SEMESTRE

CICLO ESCOLAR 2015-1016

Objetivo.

Objetivo: Identificar aquellos factores personales  que influyen en el rendimiento académico, así como aquellos factores del medio escolar que inciden en el alumno en términos de su humor dentro de la escuela, con el fin de diseñar estrategias de enseñanza que puedan promoverse como medio de acción para atender a los jóvenes con depresión dentro de la institución educativa.

1. ¿Por qué contemplar a la luciérnaga sin luz?

Lo difícil en este caso no es contestarme por qué me interesa, sino lograr comunicarlo a alguien más, ese alguien que me lee en este momento. Este tema resulta  bastante difícil de manejar por las opiniones que de él se generan, por ejemplo aquellas que están avocadas a pensar la depresión como algo “que uno mismo se busca siendo débil” o incluso aquellos que creen que dicho padecimiento es una excusa para recibir atención. La depresión es una enfermedad con una sintomatología que sólo los expertos en el tema son capaces de detectar y tratar, por lo que exhorto a mi lector el desechar las ideas previas no fundamentadas sobre este tema, de lo contrario su lectura será complicada y tediosa.

Entonces, la razón por la que he decidido hacer de la depresión en jóvenes mi estudio de caso es porque me identifico con la unidad de estudio en cuestión. Me parece que dicho tema se encuentra como un velo sobre la juventud actual, sin embargo la confusión sobre lo que  significa y los tabúes que representa impiden hasta cierto punto su tratamiento. Hace algún tiempo dentro de la Escuela Normal de Tlalnepantla me encontré en una situación que no me gustaría volviese a repetirse. A los diecisiete años me diagnosticaron con depresión luego  pude tener un tratamiento que me permite continuar con una vida normal. Cuando en la institución en la que actualmente me encuentro estudiando se enteraron de tal hecho el trato hacia mi persona cambió mostrándose actitudes discriminatorias que se expresaban en discursos  como “Necesitas educación especial” y “Si te quisieras no tomarías medicamentos”  que eran profesados por las autoridades de esta escuela. El joven a quien he elegido como unidad de estudio ha pasado por una situación parecida, pues al comienzo del ciclo escolar una de sus orientadoras ha comunicado a un familiar directo que el chico parecía tener problemas emocionales y que quizá lo mejor para él fuese abandonar la escuela por un tiempo hasta que se encontrase con el “ánimo” para estar ahí. Esto denotó en mí una preocupación no sólo por el adolescente sino por la forma en la que la escuela enfrenta esta situación, es decir, no enfrentándola.

Por lo anterior quiero, mediante esta investigación, lograr algún cambio en la perspectiva que se tiene sobre la enfermedad, ya que muchos jóvenes se encuentran tanto tiempo dentro de las instituciones educativas y estas  no prestan atención, desechan deliberadamente  ciertas actitudes de los jóvenes o bien, como en la situación anterior, toman posturas discriminatorias hacía los estudiantes. No quiero decir con esto que las escuelas sean centro de diagnóstico psicológico para los jóvenes, me refiero a que esta puede ayudarlos de alguna forma, porque si bien podría decirse que la escuela no tiene ninguna responsabilidad sobre la salud mental de sus estudiantes, la tiene en cuanto al rendimiento académico y es bien sabido que cuando el alumnado tiene problemas emocionales estos traen consecuencias tales como la falta de concentración, actitudes nocivas dentro del aula o ausencia de las clases, por tanto la atención que las escuelas presten a este grupo de jóvenes puede acarrear resultados positivos a la institución.  En suma la responsabilidad de la escuela no está en la solución directa de la problemática, sino en la atención de aquellos aspectos que interfieren en el proceso de aprendizaje del estudiante, esto claro con el fin de lograr, mediante estrategias de enseñanza, mejores resultados en su desempeño académico, otorgarle un poco de luz a la luciérnaga.

2. Cuando la luz se apagó.

Respecto de la problemática que trato aquí puedo decir que se presentó  al interior de la institución de educación pública “Escuela Preparatoria Oficial Anexa a la Normal de Tlalnepantla” (EPOANT), lugar en el que mi unidad de estudio (a quien por motivos prácticos llamaremos Gerardo) pertenece y en la que cursa actualmente el tercer año del bachillerato. Gerardo cuenta con diecinueve años de edad, reside en el Estado de México, en el municipio de Naucalpan de Juárez.

Hay que mencionar que la situación que describo no es aislada y más bien pertenece a una pequeña parte de un sistema del que corresponde conocer sus partes y las  implicaciones que estas tienen para lo ya expresado. En primer lugar; Gerardo es el hijo menor de cuatro hermanos (dos hombres, una mujer y él) y cuenta con padre y madre. Gerardo mantiene una relación más cercana con su hermana mayor (Julia), dado que sus hermanos son mayores y ciertamente mantienen un ritmo de vida diferente al de él y Julia, que aún son estudiantes y acuden a la misma institución, pero en diferentes niveles, es decir Gerardo en la preparatoria y Julia en la licenciatura. Julia comenta que su hermano ha sido siempre bastante reservado  respecto de lo que piensa o siente, además de ser ciertamente introvertido para con el resto de las personas. Antes mencioné que Gerardo tiene diecinueve años, próximo a cumplir veinte y se encuentra en su tercer año de preparatoria, esto viene como consecuencia de su estancia en un Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos en el que cursó el primer semestre del que reprobó tres asignaturas lo que provocó que su padre le dijera que debía decidir si quería seguir estudiando (dado que en realidad no se mostraba motivado) o salir y hacer otra cosa. Gerardo decidió retirarse de la institución. Luego de un año de espera para poder continuar con su formación, ingresó a la EPOANT, lugar en el que se presenta la situación que a continuación describiré. Pero antes de ello, quiero expresar en este momento que respecto de estos cambios ha existido una constante; el aparente desencanto  por la escuela como institución social y de desarrollo intelectual, esto respecto de lo que el mismo Gerardo comenta sobre esto “La escuela es un lugar que hay que soportar”.

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