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GRUPO DE TRABAJO “ALTOS MIRANDINOS”

tekekuikasMonografía15 de Noviembre de 2020

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Grupo de Trabajo “Altos Mirandinos”/ Historia Local de San Antonio de Los Altos

GRUPO DE TRABAJO “ALTOS MIRANDINOS”

PARTICIPANTES:

ISIANA JOSE PINEDA OJEDA

MARLYN MIREYA MILLAN MENDOZA

XIOMARA VASQUEZ DE RODRIGUEZ (VOCERA)

AURA ROSA BATISTA

LEONARDO AUGUSTO VILORIA HERNANDEZ

VICTOR LUIS RODRIGUEZ ROJAS (VOCERO)

HISTORIA LOCAL DE SAN ANTONIO DE LOS ALTOS

UNA PRIMERA APROXIMACION

  1. INTRODUCCIÓN

Venezuela requiere un cambio de paradigma en cuanto a la producción de alimentos, a partir del rescate de nuestras costumbres alimenticias autóctonas, las cuales desde hace muchos años han sido modificadas por la transculturización resultante de la presencia de las grandes transnacionales petroleras, la influencia de los medios masivos de comunicación que promovían patrones de consumo ajenos, y la economía de puertos que se generó en el país producto de la abundancia de recursos provenientes de la renta petrolera y la caída de los sistemas productores de alimentos a lo interno del país.

En este sentido, se distorsionó por completo el modelo productivo nacional, privilegiando políticas que estimulan la máxima ganancia de los importadores, en detrimento de la producción agrícola local, y la deformación del patrón de consumo local. En ese marco, la alienación y enajenación a nuevas formas agresivas de producción agrícola se imponen sobre nuestras riquezas de la biodiversidad y nuestra cultura originaria.

Desde esta perspectiva, surge la imperiosa necesidad de rescatar un modelo productivo y un patrón de consumo, acorde con nuestra naturaleza, con nuestra historia, con nuestra cultura, con lo que somos realmente. De allí, la importancia de desarrollar una planificación orientada a la formulación de nuevas políticas agroalimentarias que propendan a alcanzar la seguridad y la soberanía alimentaria y nutricional de forma autóctona a cada comunidad.

Y quizás sea útil, referenciar una primera aproximación sobre el concepto de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que pudiéramos visualizar como: “Un estado de disponibilidad y estabilidad en el suministro de alimentos inocuos y nutritivos, culturalmente aceptables para la comunidad en cuestión, de tal forma que todas las personas, todos los días, de manera oportuna gocen del acceso y puedan consumir los mismos en cantidad y calidad libre de contaminantes, esto se complementa con el acceso a los servicios de saneamiento, salud y educación, necesarios para asegurar el bienestar nutricional y que permita a la vez una buena utilización biológica de los alimentos para alcanzar su desarrollo sin que ello signifique un deterioro del ecosistema”. Ministerio Agropecuario y Forestal República de Nicaragua (2009). Política de seguridad y soberanía Alimentaria y nutricional Desde el sector público Agropecuario y rural.

 

Ahora bien, el desarrollo de una planificación de propuestas de política agroalimentarias para comunidades concretas, es un proceso complejo que amerita un conjunto de estudios multidimensionales, transdisciplinares e integrales; que se desarrollan mediante un proceso participativo  y de construcción colectiva, con arraigo territorial e identificación de lo local.

Un primer producto necesario para avanzar en la formulación de políticas agroalimentarias, es un diagnostico agroalimentario que nos permita identificar la situación actual de las fuerzas productivas en el territorio, las potencialidades, la vocación y la cultura productiva y de alimentación de las comunidades históricamente contextualizadas.

En este sentido, una primera fase, es el desarrollo de la historia local de las comunidades, con un enfoque muy claro hacia la cultura de la alimentación y de las capacidades y potencialidades productivas de la comunidad en el territorio.

La comunidad que este grupo ha elegido para trabajar, este curso de acción es el  pueblo de San Antonio de los Altos, capital del Municipio los Salías, del Estado Bolivariano de Miranda. Actualmente  varias comunidades de este Municipio han venido trabajando en procesos de organización y se han cristalizado en la creación de consejos comunales y comunas. A pesar de todos estos esfuerzos todavía hay  procesos incipientes que ameritan de investigación y propuestas que materialicen los sueños de esas comunidades.

Los diagnósticos realizados por estas comunas son fuente valiosa de información inicial y que permiten  contrastar y triangular la información encontrada con miras a fortalecer y actualizar la existente y de proveer nuevas herramientas que permitan avanzar en su construcción social así como en políticas comunales agroalimentarias y nutricionales identificando nuevas situaciones en el territorio.

  1. SURUAPO SURUAPAY Y GULIMA

Si se nos presenta la oportunidad de hacer un recuento histórico de nuestra localidad nos negamos a contarla a partir de la presencia europea en ella o desde su formal  fecha fundacional como pueblo o ciudad. Comenzaremos por recordar los vestigios históricos y antropológicos que nos den pistas de lo que fue, de los hechos reconstruidos a partir de rastros culturales de nuestros antepasados que pisaron, en este caso, las tierras del Suruapo Suruapay, tierras de Gulima.

En el escrito de Sanoja y Vargas Arenas sobre La Economía de las Sociedades Autóctonas Venezolanas  mencionan los sistemas regionales de desarrollo o regiones geohistóricas tratando de interrelacionar,  como lo han sido, la dinámica sociocultural con el territorio como génesis de nuestra actual identidad. Caracterizan estas regiones como a) un territorio delimitado, b) con un centro cambiable de gravedad según las tensiones internas y externas, en donde convergen los caminos para el intercambio de productos naturales y en donde se transforman en valores de uso y de cambio, c) con orden jerárquico económico a partir de dicho centro hacia su periferia. [pic 1]

Dichos antropólogos identifican una principal región geohistórica conformada por el Tocuyo, Carora y Barquisimeto que fueron “lugares de aprovisionamiento, convertidos luego en puntos fijos de población”  con una inmensa periferia conformada por subregiones de desarrollo medias o más pequeñas. Una de ellas es  la construida “en torno al Lago de Valencia, cuya periferia incluía el valle de Caracas, el área de Los Teques, litoral central y el piedemonte de la Cordillera de la Costa…” (Sanoja &Vargas, 1997 p. 40).

Partiendo de la idea del Lago de Valencia como centro de esta subregión económica precolombina se puede deducir que existían rutas de tránsito creadas por los karives  atravesando los valles de Aragua y subiendo por la vía de Laguneta de La Montaña hasta encontrarse con asentamientos Arbacos, Tekes y Kirikire que ocupaban estas tierras de lomas y montañas identificándose con el nombre de Suruapo o Suruapay  ubicada donde está actualmente San José y Gulima (o Akurima)   el actual San Antonio de los Altos.

Desde el punto de vista agroalimentario y de manera general  nuestros antepasados karives fueron  pueblos guerreros, nómadas, conquistadores y buenos navegantes por el mar que hoy lleva su nombre, y quizá por ello dispersos en el territorio y con escasas prácticas agropecuarias en comparación a las desarrolladas por los pueblos andinos coetáneos.    

“Su subsistencia dependía fundamentalmente de  la caza de reptiles, crustáceos, tortugas, peces, gusanos, bayas y frutas silvestres. Dentro de este sistema de vida, domesticaban báquiros o jabalíes, pavos, patos y algunas otras aves autóctonas. Tanto los unos como los otros tenían un concepto conservacionista con base en una agricultura temporera que suponía que cuando cortaban y quemaban lo hacían en pequeñas porciones  y preservando el bosque de incendios y depredaciones.” (Casanova (coord.), 1997, P. 27)

A esta dieta y cultivos podemos sumar la pesca en mar y río, la caza de venado y el cultivo de algodón, maíz, papa, capacho, tabaco, variedades de frijoles, auyama, cacao, apio, yuca, ají, aguacate, maguey la  recolección de frutas silvestres como la uchuva, guayaba, cundeamor… Aunque esta lista pueda extenderse a infinidad de variedades, no podemos dejar a un lado uno de los alimentos más importantes para toda la América y de consumo diario por los pueblos originarios del Suruapo: Yerba Caracas o Pira.  La científicamente comprobada riqueza alimenticia de esta planta supera a otros alimentos y sin duda fue la base de la resistencia física y diríamos moral e intelectual la que le permitió al pueblo de los Altos hacer la pétrea resistencia a los invasores españoles.  Expresiones populares como “habladera de bledo”, “la pira es para los cochinos”, etc., dan cuenta de cuanto fue la guerra de facto e ideológica para debilitar, someter y acabar con esta civilización.

La agricultura indígena parte de los principios naturales de la diversidad, variedad y complementariedad de los cultivos. Estos se hallan presentes en el conuco o vega que consiste en la intervención de un área aledaña a un rio o laguna en la que se siembra una diversidad y variedad de cultivos para el autosustento de las familias de la aldea.

  1. LUCHA SOBERANA CONTRA AMBICIÓN DEL ORO EN LAS TIERRAS DE GUAICAIPURO

La disposición geocultural  precolombina antes descrita existía en Venezuela desde el principio de la era cristiana, manteniéndose inclusive con la llegada de los europeos quienes al principio superpusieron sus traslados sobre estas rutas hasta que se trasladó a Caracas el centro de la dinámica económica por sus cercanía al mar (La Guaira como ciudad puerto), punto medio del territorio de la nueva provincia de Venezuela y lugar predilecto para su conexión con España.

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