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Giovanni Sartori. Homo videns


Enviado por   •  8 de Julio de 2018  •  Síntesis  •  3.163 Palabras (13 Páginas)  •  282 Visitas

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Sobre el autor

Giovanni Sartori

Giovanni Sartori (FlorenciaItalia13 de mayo de 1924) es un investigador en el campo de la Ciencia Política, especializado en el estudio comparativo de la política. Su obra es de las más destacadas de las ciencias sociales, contando con libros fundamentales como Partidos y Sistemas de Partidos, "La Política: lógica y método en las ciencias sociales" y Teoría de la Democracia. En 2005 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. En 1996, la Universidad de Guadalajara de México le otorgó el Doctorado Honoris Causa a petición de un grupo de estudiantes del Departamento de Estudios Políticos y con motivo de sus valiosas aportaciones a la Ciencia Política. En 2007 le fue otorgado otro Honoris Causa por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Síntesis

Homo videns

Homo sapiens: de este modo clasificaba Linneo a la especie humana en su sistema de la naturaleza, de 1758. De este modo era como la mayoría de los estudiados llamaba a la raza humana y Linneo un naturalista decía que lo que hace único al homo sapiens es su capacidad simbólica; lo que indujo a definir al hombre como un animal simbólico.

La lengua, mito, arte y religión son los diversos hilos que componen el tejido simbólico que construye al ser humano. Así pues, la expresión animal symbolicum comprende todas las formas de la vida cultural del hombre, a esto se podría replicar que los animales también comunican con un lenguaje propio. Y la diferencia fundamental es que el hombre posee un lenguaje capaz de hablar de sí mismo.

El hombre reflexiona sobre lo que dice. Y no sólo el comunicar, sino también el pensar y el conocer que caracterizan al hombre como animal simbólico se construyen en lenguaje y con el lenguaje.

Las civilizaciones se desarrollan con la escritura, y es el tránsito de la comunicación oral a la palabra escrita; leer y tener algo que leer, fue hasta finales del siglo XV un privilegio de poquísimos doctos, así pues es con Gutenberg con quien la transmisión escrita de la cultura se convierte en algo potencialmente accesible a todos.

Al mismo tiempo, desde mediados del XIX en adelante comienza un nuevo y diferente ciclo de avances tecnológicos como la radio, el teléfono y la televisión.

El progreso tecnológico

Todo progreso tecnológico, en el momento de su aparición, ha sido temido e incluso rechazado. El invento más protestado fue, históricamente, el de la máquina, la maquina industrial que provocó un miedo profundo porque, según se decía, sustituía al hombre.

En comparación con la revolución industrial, la invención de la imprenta y el progreso de las comunicaciones no han encontrado. En este contexto, las objeciones y los temores no han atacado a los instrumentos, sino a su contenido, esto sucedido con la Gran Enciclopedia (cuyo primer tomo apareció en 1751).

En tanto esta fue prohibida e incluida en el Índice, con el argumento de que escondía una conspiración para destruir la religión y debilitar la autoridad del Estado. Sin embargo sino hubiésemos tenido la imprenta nos hubiéramos quedado sin Encyclopédie y, por tanto, sin ilustración.

Así que todo invento da lugar a previsiones sobre sus efectos, sobre las consecuencias que producirá.

En pocas décadas el progreso tecnológico no ha sumergido en la edad cibernética, en efecto hemos pasado, o estamos pasando, a una edad MULTIMEDIA y ahora el nuevo soberano es el ordenador.

Pero no acumulemos demasiadas cosas. La diferencia en la que debemos detenernos es que los medios visibles en cuestión son dos, la televisión y el ordenador.

El video- Niño

Este cambio empieza con la televisión. Por tanto, comienzo también yo por telever. Sean cuales sean los desarrollos virtuales del vídeo.

La diferencia es radical. La palabra es un símbolo que se resuelve en lo que significa, en lo que nos hace entender. Por el contrario, la imagen es pura y simple representación visual. La imagen se ve y eso es suficiente; y para verla basta con poseer el sentido de la vista, basta con n ser ciegos.

La televisión no es sólo instrumento de comunicación; es también, a la vez un instrumento que genera un nuevo tipo de ser humano.

Esta es la tesis, o si se prefiere la hipótesis, en la que se centra todo el libro, y sobre la cual obviamente habla con frecuencia. Una tesis que se fundamenta, como premisa, en el puro y simple hecho de que nuestros niños ven la televisión durante horas y horas, antes de aprender a leer y escribir.

Por encima de todo, la verdad es que la televisión es la primera escuela del niño (la escuela divertida que precede a la escuela aburrida); y el niño es un animal simbólico que recibe su impronta educacional, en imágenes de un mundo centrado en el hecho de ver.

Por el contrario, desde el otro punto de vista, el niño formado en la imagen se reduce a ser un hombre que no lee y, por tanto, la mayoría de las veces, es un ser “reblandecido por la televisión”, adicto de por vida a los videojuegos.

No podría describir mejor al video- niño, es decir, el niño que ha crecido ante un televisor. ¿Este niño se convierte algún día en adulto? Naturalmente que sí, pero se trata de siempre un adulto sordo. Los estímulos ante los cuales responde cuando es adulto son casi exclusivamente audiovisuales.

A los treinta años es un adulto empobrecido, educado por el mensaje, es pues, un adulto marcado durante toda su vida por una atrofia cultural.

Pero cultura es además sinónimo de saber, una persona culta es una persona que sabe, que ha hecho buenas lecturas o que, en todo caso, está bien informada.

El mensaje con el cual la nueva cultura se recomienda y se auto-elogia es que la cultura del libro es de unos pocos, es elitista, mientras que la cultura audio-visual es de la mayoría.

En definitiva, si el maestro sabe más que el alumno, tenemos que matar al maestro; y el que no razona de este modo es un elitista. Esta es la lógica de quien carece de lógica.

Progresos y regresiones

La noción de progreso es neutra, cuando la televisión se define como un progreso, se sobreentiende que se trata de un crecimiento bueno.

Pero atención: aquí no estamos hablando del progreso de la televisión sino de una televisión que produce progreso. En líneas generales es cierto que la televisión entretiene y divierte: el homo ludens, el hombre como animal que goza. No obstante, si la televisión transforma todo espectáculo, entonces la valoración cambia.

Una segunda generalización: es verdad que la televisión estimula. En parte ya lo ha hecho la radio.

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