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Golpe a la opinion propia (Censura en la dictadura militar argentina)

DevittBCDocumentos de Investigación14 de Diciembre de 2018

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Instituto Juan XXIII

Proyecto de Investigación en Ciencias Sociales

EL GOLPE A LA OPINIÓN PROPIA

Golpe Cívico-Militar a la educación pública y la Censura 

Alumno: ***

Profesora: ***

Fecha de Entrega:***

ÍNDICE

Introducción……………………………........3

Desarrollo…………………………………….

      Capítulo 1…………………………………..4

      Allí donde se comienza quemando libros

       se terminan quemando hombres

      Capítulo 2…………………………………..5

      La censura es la menor de dos hermanas

       despreciables: la otra se llama Inquisición

Conclusión………………………………......7

Bibliografía…………………………………8

Anexo

 

 

En este trabajo de investigación abordaré los lamentables acontecimientos que sucedieron contra la educación argentina durante la última dictadura cívico-militar entre 1976 y 1983. Incluyendo los tipos de censura con la cual se intentó adoctrinar al ciudadano argentino alejándolo de ideas subversivas que atenten contra el interés del gobierno militar. El propósito de este trabajo es mostrar los distintos métodos de censura que se utilizaron para moldear el pensamiento del argentino a su antojo utilizando el miedo y la desinformación como sus medios para conseguir su objetivo.

 Mis interrogantes se centran en cuáles fueron los motivos y el objetivo a alcanzar mediante estas acciones y abordar cuales fueron las secuelas provocadas en el estudiante y el ciudadano tras las campañas de miedo marcadas por la desaparición de toda persona que sea allanada con material que atente contra lo permitido por la junta militar.

 Tras haber expresado lo que abordaré y mis interrogantes, mi hipótesis es que la maniobra de censura se originó como un plan a largo plazo para tener a la sociedad controlada a su antojo. Al no tener ningún medio para informarse que motivase una rebelión contra el maltrato causado por el gobierno militar, podrían gobernar a su antojo sin tener ninguna voz que se levante en su contra. Eliminarían toda célula comunista que amenace el modelo de país que querían y utilizando el miedo como principal arma dejarían al ciudadano argentino desinformado al haberse deshecho de todo medio de información independiente al gobierno. Por lo cual mucha gente desapareció y falleció debido a estos intereses, mucha información valiosa fue quemada (documentos y libros) y el ciudadano argentino por voluntad propia ayudaba a conseguir este objetivo obedeciendo las órdenes del gobierno militar de deshacerse del material prohibido por miedo a sufrir el mismo destino que tuvieron una cantidad incierta pero demasiado elevada de personas.

 Con el fin de responder a lo planteado previamente se consultarán artículos periodísticos, informes publicados en la web, otros trabajos de investigación, documentación, documentales y se consultará la opinión y visión de personas que vivieron los hechos que marcaron esta página manchada de sangre, miedo y mentiras en la historia Argentina

Capítulo 1

Allí donde se comienza quemando libros se terminan quemando hombres –Heinrich Heine

 El 24 de Marzo de 1976 inicia uno de los episodios más oscuros de la historia argentina. Sucedió el último golpe cívico-militar el cual depuso a la entonces presidenta de la nación María Estela Martínez de Perón. En su lugar tomaría el poder una junta militar liderada por el teniente general Jorge Rafael Videla, el almirante Emilio Eduardo Massera y el brigadier general Orlando Ramón Agostí (Anexo)¹. Esta junta se mantuvo en el poder bajo el nombre de Proceso de Reorganización Nacional.

 La junta Militar estableció reglas mediante comunicados en las cuales dictó sus primeras amenazas ante cualquiera que intente oponerse, acusando de terrorista a la mentalidad subversiva (Anexo)². Iniciando así la persecución del material que pueda atentar a sus intereses con la amenaza de reprimir con encarcelación indefinida a quien difundiera material perteneciente a ideas perjudiciales a los ideales del gobierno, además de suspender todo tipo de actividad educativa por 24 horas, pasadas estas, se comenzar a obedecer las órdenes de la junta militar entre las cuales en el ámbito escolar destacaban la vestimenta obligatoria en cada sexo.

 Así comenzó la persecución, retención y destrucción del material educativo e informativo que servía para darle una opinión distinta a la sociedad. El principal ámbito donde se temía actos subversivos era en la educación, por eso era donde principalmente tenían sus ojos puestos llegando a cambiar hasta 6 veces al Ministro de Educación, dejando a cargo a 5 civiles con antecedentes en dictaduras previas. Todos eran cómplices del plan efectuado por la Junta Militar para controlar el ámbito y reprimir la libertad educativa.

 La represión a la enseñanza comenzó el 28 de Marzo cuando la Junta Militar designó al profesor Ricardo Bruera como primer Ministro de Educación y Cultura, quien había sido sub secretario de educación previamente, se comienza a eliminar contenidos en asignaturas y firma la resolución n°8/76 (Anexo)³. Ricardo Bruera estuvo en el cargo entre 1976 y 1977, le siguió Juan José Catalán entre 1977 y 1978, Albano Harguindeguy asumió en 1978 siendo el único militar que ocupó el cargo, ese mismo año asumió Juan Llerena Almadeo hasta 1981, Carlos Burundarena ocupó el cargo pero fue reemplazado ese mismo año por Cayetano Licciardo hasta 1983.

 Todos compartían la misma ideología de la junta Militar y todos colaboraron en el proceso de forzar una disciplina estricta para mantener controlados y alejados de tendencias de izquierda a los estudiantes. Las normas que establecieron cambió todo completamente para mantenerlos controlados, con todo detalle manipulado.

 Bruera había creado el sector de recursos humanos, con el cual comenzó a hacer listas negras con el nombre de Operativo Claridad, para vigilar y perseguir docentes y artistas que puedan ser subversivos. El hombre a cargo de esta operación era el coronel Agustín Valladares, quien fue la persona más influyente en la desaparición de libros considerados peligrosos para ellos. Finalmente el primer avance en el objetivo de eliminar los libros subversivos se llevó a cabo en Sarandí, donde se dio la primera quema masiva de libros el 26 de junio de 1980 donde un millón de libros del centro editor de américa latina sufrieron este acto (Anexo)⁴. Este hecho se repitió masivamente intentando eliminar todos los libros evitando que se lean temiendo a las ideas que puedan producir en los lectores.

 Apoyando estas medidas con las que empezaron a perseguir a los docentes también crearon el documento ¨Subversión en el ámbito educativo¨ en el cual le explica al docente como detectar a los nidos de la subversión con varios ejemplos que indiquen un vínculo a la subversión y así puedan denunciarlos (Anexo)⁵. En el texto explica que es el comunismo, el marxismo y la subversión. Catalán agregó varias frases para ayudar a detectarlos, unas frases que hoy en día son totalmente comunes y que suenan como una locura. Lo curioso de este caso es que este mismo texto fue censurado por incentivar a la propia subversión por todos los datos que aporta. Esto marcó el miedo en el sistema educativo, donde los propios profesores y directivos se censuraban así mismos por temor, quienes fueron denunciados, eventualmente desaparecían. Como el caso del profesor Luis Lacoste que fue denunciado por padres por haber invitado a sus estudiantes de ir a ver la obra teatral Ceta Mayeta del autor Homero del Bueno y la propuesta de escribir una redacción sobre el desempeño de los profesores de la escuela. Sumado al caso de Luis Lacoste, hay alrededor de 600 docentes que desaparecieron en este periodo por su forma de enseñar (Anexo)⁶.

 Otro caso indignante de desaparición fue la infame operación ¨Noche de los lápices¨ que provocó el secuestro y desaparición de alumnos de la ciudad de La Plata (Claudio de Acha de 17 años, Gustavo Colotti de 18 años, Maria Clara Ciochinni de 18 años, Pablo Díaz de 19 años, Maria Claudia Falcone de 16 años, Francisco López Muntaner de 16 años, Patricia Miranda de 17 años, Emilce Moler de 17 años, Daniel Racero de 18 años y Horacio Ungaro de 17 años) que reclamaban algo que todos tenemos hoy en día, el boleto estudiantil (Anexo)⁷.

Capítulo 2

La censura es la menor de dos hermanas despreciables: la otra se llama Inquisición –Johann Nestroy

 Argentina tuvo su mayor auge en la industria editorial entre 1936 y 1947 en su llamada ‘’Edad de oro del libro argentino’’ como el principal productor y exportador de libros en castellano. Pero este logro decayó con los siguientes años y la persecución de los libros de desinterés para los gobiernos militares, sufriendo una reducción de 33 millones de libros impresos entre 1974 y 1982 dejando un estimado de 17 millones copias impresas durante el periodo de 1979 y 1982. Se habla mucho de la quema de libros e información, pero poco se comenta de los efectos que tenían en la población. Según la UNESCO, esto redujo el promedio anual de libros leídos por habitantes de la Argentina: desde unos 3,2 y 3,4 libros leídos en el periodo de 1973-1974; 1,8 en 1976, 1 en 1979 y 0,8 en 1981. Lo cual paralelamente redujo el abanico lingüístico de un promedio entre 4000 a 5000 palabras en el  periodo 1973-1974 a un promedio de 1500 a 2000 en el periodo de 1976-1980. Desde entonces nunca se pudo recuperar aquel esplendor literario que destacó en la ‘’Edad de oro del libro argentino’’

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