Historia Del Jardin Maternal

Las guarderías dan origen a los Jardines Maternales. En esos tiempos se las utilizaba para brindarles ayuda a las madres que trabajaban fuera de sus hogares, ya que en ese entonces se desarrolló la conocida Revolución Industrial que logró generar la inserción de la mujer en el ámbito laboral. Por este motivo surgieron las guarderías que en un principio tenían un sentido solamente asistencial.

En 1895 se crearon las primeras “salas-cunas” por el Patronato de la Infancia. Estas organizaciones le brindaban a los niños atención médica y una alimentación adecuada para su óptimo desarrollo. En dichas salas el personal que desarrollaba su labor no necesitaba tener ningún tipo de preparación especial, sino que bastaba solamente con el interés por los niños. En ellas no se realizaba una intervención pedagógica sino que solo se satisfacían las necesidades básicas comunes (alimentación, sueño, higiene, etcétera). Al personal este caso se los denominaba “cuidadores”, y a la persona encargada de la conducción “jefe”. Es de suma importancia recordar que el personal a cargo carecía de especialización; en general era un puesto alternativo de trabajo para la gente que se dedicaba a tareas de servicios domésticos o, en el caso de las fábricas, para los/las trabajadores poco eficientes para la producción.

El concepto de guardería fue evolucionando hasta lograr denominarse Jardín Maternal a través de los siguientes cuatro períodos:

Primer período: surgió a fines del siglo XVIII, junto con las primeras instituciones para el cuidados de los menores, con carácter asistencial teniendo como objetivo principal la acción preventiva higienista sosteniéndose en la formación moral y física de los niños. Dentro de este siglo es cuando surgieron la explicadas “salas-cunas” a cargo del Patronato de la Infancia.

Entre los aspectos de orden social, económico y político que intervienen como hipótesis de las causas y consecuencias de este contrato fundacional se encuentra la Revolución Francesa que produjo grandes migraciones del campo a los centros urbanos y una incorporación masiva tanto de hombres como de mujeres a la fábrica con la consecuente reorganización familiar.

En este momento histórico la primera infancia quedaba a cargo principalmente de las familias, y las sociedades benéficas al igual que las Congregaciones Religiosas se hacían cargo de los menores de tres años. Los grupos de poder denominaron a la escuela como una herramienta poderosa para la homogeneización de la población. Por este motivo, se crearon los sistemas educativos nacionales para lograr escolarizar a una amplia franja etaria de la sociedad, favoreciendo a la infantilización de la misma.

En el siglo XIX, la educación ocupaba un lugar central entre los objetivos políticos de los Estados Nacionales; se proponía universalizar la educación para

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