Identidad e Identificacion
Gian Carlos BolivarDocumentos de Investigación17 de Septiembre de 2021
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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE GUAYANA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
COORDINACIÓN DE PREGRADO
COORDINACION DE INGENIERIA EN MATERIALES
LA IDENTIDAD
Profa. Dollis Córdoba Gian Bolívar
LA IDENTIDAD
Parece no importar saber quiénes somos, de dónde venimos, a donde vamos, que estamos haciendo aquí y cuál es la finalidad de una vida corriente. ¿Por qué motivo hay que darle demasiado valor a todo eso cuando los días no dejan de sucederse? De hecho, todos somos alguien, aunque el problema es que no percibimos nuestra esencia; indagar en ella implica un esfuerzo demasiado caro y hay que pagar el precio de la soledad, de la que se tiende a huir. Es cuando se pasa por una época de recogimiento que se halla el sentido a ciertas cosas que quizá no lo habían tenido hasta ese momento.
Desde la adolescencia, todo hombre y toda mujer descubre su propia existencia. Y surge la necesidad de satisfacer las viejas preguntas que se ha hecho la Humanidad desde los albores de los tiempos. ¿Quién soy yo? ¿Qué soy? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? ¿Cuál es mi papel en la vida? ¿Qué sentido tiene mi existencia?
Ya Sócrates nos recordaba el viejo precepto del frontispicio del templo de Delfos en Grecia: “Conócete a ti mismo y conocerás el universo”.
Precisamente la identidad es la compleja respuesta a la eterna pregunta humana “¿Quién soy?”.
El objetivo de esta práctica es el estudio de la identidad, tema que se ha optado analizar. Teniendo en cuenta el conocimiento del tema a tratar, el ensayo pretende llegar al conocimiento de la identidad, tipos de identidad (personal y social), dimensiones de la identidad (cognitiva, afectiva, comportamental y volitiva), y las facetas del yo: conceptos acerca de Autoconocimiento, Auto-concepto, Autoimagen, Autoestima y Autorrealización.
2. La Identidad.
Cuando se habla de identidad, generalmente podemos estar haciendo referencia a esa serie de rasgos, atributos o características propias de una persona, sujeto o inclusive de un grupo de ellos que logran diferenciarlos de los demás. La identidad es, por encima de todo, un dilema. Un dilema entre la singularidad de uno/a mismo/a y la similitud con nuestros congéneres, entre la especificidad de la propia persona y la semejanza con los/as otros, entre las peculiaridades de nuestra forma de ser o sentir y la homogeneidad del comportamiento, entre lo uno y lo múltiple.
"Identidad” En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/identidad/: Podemos decir que la identidad es un conjunto de características propias de una persona o un grupo y que permiten distinguirlos del resto. La identidad se puede entender también como la concepción que tiene una persona o un colectivo sobre sí mismo en relación a otros.
2.2. Identidad Personal.
La identidad personal es un proceso complejo y cambiante que tiene lugar desde el mismo inicio de la vida y que sigue desarrollándose a lo largo de toda ella. Su estudio es amplio y ha dado lugar a múltiples y variadas definiciones de identidad personal como concepto.
La identidad personal según la psicología supone el proceso mediante el cual la persona crea, con el devenir de los años, una imagen de sí misma que da respuesta a la trascendental pregunta de ¿quién soy? Esta sería la definición de identidad personal. Se entiende como proceso porque se origina desde el mismo inicio de la vida y se va desarrollando a lo largo de ella.
Nuestra identidad personal se manifiesta a través de diferentes elementos como:
- Identidad de género
- Elección política
- Valores morales
- Religión
- Costumbres y tradiciones populares
- Estilo estético
- Expresión verbal y conductual
- Ocio
- Profesión
- Estudios
La creación de la identidad personal siempre viene definida en base a dos aspectos generales, en la relación de la persona consigo misma y la relación de la persona con su entorno. Las personas desarrollan su identidad personal y el conocimiento de su entorno a partir de la experiencia con su propio cuerpo, del contacto y autorregulación de sus emociones, motivaciones y anhelos y de la elaboración mental de todas estas experiencias internas. Por otro lado, la relación con su familia, la escuela, su entorno natural y socio-cultural inmediato y, gracias a las nuevas tecnologías, con otros contextos sociales, les otorga otra serie de experiencias que servirán, igualmente, para aportar nuevos datos en la creación y desarrollo del concepto de identidad personal.
La construcción de la identidad personal se trata, por tanto, de un proceso multifactorial que se retroalimenta constantemente, en donde las experiencias vitales van creando esta identidad personal que, a su vez, condiciona las vivencias posteriores siendo, de nuevo, alimentada por ellas. El proceso de construcción de la identidad personal se ve reflejado de una manera muy clara observando el desarrollo evolutivo de una persona.
En el proceso de construcción personal, como hemos dicho, intervienen múltiples factores: la persona crea una imagen de sí misma en función de sus propias experiencias internas y, también, en base a la relación con su entorno. Ocurre, por tanto, que la definición de uno mismo viene condicionada por la experiencia que tenemos con los demás y, en muchas ocasiones, la imagen que nuestra familia, la escuela o nuestros iguales tienen sobre nosotros condiciona sobremanera lo que, finalmente, interiorizamos como lo que en verdad somos.
2.3. Identidad Social.
La identidad social son los aspectos de la propia imagen que se derivan de categorías sociales a las que creemos pertenecer (Tajfel & Turner, 1986). Así, cuando nos definimos como hombres o mujeres apelamos a nuestra identidad social de género y, al hacerlo, las actitudes, normas y conductas propias de nuestro grupo social pasan a formar parte de nuestra identidad personal.
La identidad social define al yo (el autoconcepto) en términos de los grupos de pertenencia. Tenemos tantas identidades sociales como grupos a los que sentimos que pertenecemos. Por tanto, los grupos de pertenencia determinan el grupo un aspecto importante del autoconcepto, para algunas personas lo más importantes.
La idea fundamental de la Teoría de la Identidad Social es que la pertenencia de un individuo a ciertos grupos o categorías sociales aportan aspectos importantes para la identidad individual del sujeto. Es decir, nuestra pertenencia a los grupos y nuestra relación con ellos determina en gran parte quiénes somos individualmente, es decir, influyen en nuestra identidad personal.
Las identidades sociales tienen ventajas que las hacen beneficiosas. Así, las identidades sociales cumplen funciones psicológicas básicas como la pertenencia, el carácter distintivo, el respeto, la comprensión o significado y la agencia (Fiske, 2000). Por ejemplo, la identidad social confirma que uno pertenece a un lugar particular del mundo social.
Al mismo tiempo, también nos indica a que lugares no pertenecemos. Nos indica que somos parecidos a otras personas que nos van a mostrar respeto, pero diferentes de otras. Además, la identidad social proporciona una visión del mundo compartida desde la que puede ser interpretado y comprendido.
2.4. Dimensiones de la identidad.
La identidad tiene varias dimensiones:
- Identidad Cognitiva: Lo cognitivo es aquello que pertenece o que está relacionado al conocimiento. Éste, a su vez, es el cúmulo de información que se dispone gracias a un proceso de aprendizaje o a la experiencia. Podemos decir que la identidad cognitiva es todo aquello que el ser humano es capaz de hacer para adaptarse e integrarse a su ambiente mediante conocimientos o experiencias adquiridas.
- Identidad Afectiva: El desarrollo emocional o afectivo se refiere al proceso por el cual la persona construye su identidad (su yo), su autoestima, su seguridad y la confianza en sí mismo y en el mundo que lo rodea, a través de las interacciones que establece con sus pares significativos, ubicándose a sí mismo como una persona única y distinta.
- Identidad Comportamental: La persona es un organismo, un miembro de la especie humana que ha adquirido un repertorio de comportamientos. Skinner concebía al individuo como un “sistema de respuestas funcionalmente unificado”. La conceptualización skinneriana entendía a la persona no como un agente sino como un punto o lugar en el cual convergen muchas condiciones genéticas y ambientales, lugar en el que también confluye la historia de aprendizaje y las contingencias actuales de las que depende el comportamiento futuro. La persona tendría algo así como dos versiones en una: la de autor y la de contexto. En esta línea es interesante también la perspectiva de autonomía que plantea Skinner con respecto al sujeto, según la cual el hombre quedaría controlado por su ambiente, ambiente que a su vez es producto de la propia influencia del individuo: “El hombre que el hombre ha creado es el producto de la cultura que el hombre ha producido”. El proceso de identidad comenzaría con una práctica de discriminación entre yo y el mundo, cuando el niño aprende a diferenciar entre su propio cuerpo (contingencias a las que está constantemente expuesto y no varían) y el resto de cosas. Este proceso individual actúa antes que la comunidad verbal. La persona desde que nace observa cómo es el comportamiento de los que le rodean y posteriormente, cuando se encuentra en una situación similar, imita el comportamiento de lo que vio. Este proceso de aprendizaje es muy importante, ya que permite conservar el recuerdo de lo aprendido de forma vicaria durante mucho tiempo hasta que exista la necesidad de la emisión del comportamiento. Más adelante estas descripciones sobre uno mismo acababan siendo relevantes para la persona en sí, por el poder que le otorga para el control de su propio comportamiento.
- Identidad Volitiva: En uno de sus primeros y más conocidos ensayos, “Freedom of the will and the concept of a person” (1971), Frankfurt declara: “una diferencia esencial entre las personas y otras criaturas puede encontrarse en la estructura de la voluntad” (1988: 12). Esa diferencia resolvía la excesiva amplitud -incluía animales- de la noción strawsoniana de persona: “una entidad con estados de conciencia y características corpóreas” (Strawson, 1959: 101-102). Esta amplia noción de persona era el resultado más interesante en la Descriptive Metaphysics de Peter Strawson, pues con ella había terminado con siglos de dualismo y había establecido el rumbo de las aproximaciones analíticas a la identidad personal (Atkins, 2005: 127). Si la persona era una “unidad indivisible”, entonces podía entenderse su identidad como agente (Cuypers, 1993: 245-247) y, por tanto, se le podía atribuir responsabilidad por sus acciones (Hacker, 2002: 39), es decir, una identidad práctica.
En efecto, entender a la persona como entidad con estados de conciencia implicaba reconocer en ella lo que podría denominarse identidad teórica y práctica. Identidad teórica porque, gracias a la autoconciencia, la persona podría autoadscribirse representaciones y estados mentales; e identidad práctica, por la posibilidad de autoadscribirse deseos, voliciones, decisiones y acciones, así como asumirse responsable por ellos. Esta distinción entre identidad teórica y práctica, ausente en la obra de Frankfurt, permite advertir la importancia que concede a la segunda, puesto que la identidad personal es, principalmente, identidad volitiva, según su propia expresión.
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