Impuestos
cremapastelera25 de Noviembre de 2014
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INTRODUCCIÓN
La investigación planteada a continuación trata sobre la Historia de los Impuestos este tema es muy significativo para conocer la importancia del pago de tributos. Veremos cómo ha sido su evolución a lo largo del tiempo, desde el antiguo Egipto hasta la actualidad, incluyendo la historia de estos en Estados Unidos y por supuesto la de nuestro país.
Los impuestos sin duda alguna, son indispensables para el mejor desarrollo de cualquier país, ya que estos deben de ser destinados para satisfacer determinadas necesidades de la población en general, y es por ello que cobran aun mayor importancia; para poder comprender los impuestos debemos de conocer su historia. No siempre su recaudación ha sido correcta, es por esto que debemos conocer su historia para evitar caer en los mismos errores, el Estado tener un buen manejo de estos fondos para que el pueblo pueda aprovechar estos ingresos de manera correcta.
Esperamos la información detallada más adelante sea de su interés y pueda aportarle a sus conocimientos.
HISTORIA DE LOS IMPUESTOS
EGIPTO
Egipto fue el primer Estado centralizado del mundo, lo que significa que los egipcios fueron también los primeros en pagar impuestos. Desde el IV milenio a.C., antes de la unificación del país, se recaudaban impuestos a pequeña escala, dentro de los límites geográficos de los reinos predinásticos del Alto Egipto como Abydos, Nagada e Hieracómpolis. Con la aparición de un Estado unificado en todo Egipto, en torno a 3100 a.C., los faraones crearon un sistema recaudatorio que cubría el conjunto del país, y que se apoyaba en una burocracia especializada y eficiente.
El «recuento del ganado»
Aprovechando la presencia del rey, quien en un principio se encargada de la recaudación o, por lo menos estar presente, los encargados de llenar las arcas del Tesoro –integrados en un departamento que existía al menos desde la dinastía I– organizaban en cada localidad ceremonias de recaudación, denominadas «el recuento del ganado». Su relevancia era tal que se llevaba una contabilidad detallada de esta y servían de referencia cronológica.
Durante los varios reinos de los faraones egipcios, los recaudadores de impuestos eran conocidos como escribas. En un período los escribas impusieron un impuesto en el aceite de cocina. Para asegurarse de que los ciudadanos no estaban burlando el impuesto, los escribas auditaban las cantidades apropiadas de aceite de cocina que eran consumidas, y que los ciudadanos no estaban usando residuos generados por otros procesos de cocina como sustitutos para el aceite gravado.
La inundación de las tierras del valle entre julio y septiembre era la clave de la extraordinaria riqueza agrícola del país, motivo de envidia de todos los pueblos del Mediterráneo antiguo. Pero el nivel de la crecida variaba mucho de año en año, y eso tenía graves consecuencias: una crecida insuficiente significaba que quedaban tierras sin irrigar, mientras que una inundación excesiva causaba la destrucción de poblados y cultivos. El nivel de la inundación determinaba, pues, el resultado de la cosecha, y con ello la recaudación fiscal, pues los impuestos se calculaban siempre como una parte de la recolección. Como se conocía la productividad aproximada de los campos –unos 10 granos por cada grano plantado más o menos, dependiendo del cultivo–, los diligentes escribas del faraón sabían qué cantidad podían exigir a los campesinos.
Amenazas y torturas
La recaudación de los impuestos iba siempre acompañada de la coerción y la violencia, o al menos de la amenaza de ésta. Los relieves de las mastabas del Imperio Antiguo son muy explícitos. En ellos vemos a los escribas tomando nota de las declaraciones que realizan los campesinos, quienes aparecen arrodillados mientras los sujetan con fuerza unos ariscos funcionarios armados de varas y prestos a golpearlos. En muchos casos, al fondo de la escena podemos ver incluso a un campesino más tozudo o mentiroso que el resto, atado a un poste, mientras recibe una ración de palos, bien por haber mentido, bien para sonsacarle la verdad sobre su cosecha.
A pesar de lo que se suele creer, los egipcios del común siempre estaban al borde de la inanición, de modo que para ellos lograr escamotear a los recaudadores un simple saco de grano podía suponer la diferencia entre morirse de hambre o sobrevivir. No es de extrañar, así, que lo intentaran por todos los medios a su alcance, sin importarles recibir a cambio algunos palos de los entusiastas matones que acompañaban.
ANTIGUA GRECIA
El sometimiento del ciudadano a las cargas fiscales era concebido como un auxilio al estado en la prosecución del bien público. Para los griegos, los impuestos personales directos iban en contra de la dignidad y de la libertad de los ciudadanos y los únicos impuestos que aceptaron fueron algunos directos, como aduanales, de mercado y hasta algunas tasas judiciales; posteriormente surgen los impuestos personales, pero no como una necesidad del bien común, sino más bien como resultado de los conflictos bélicos.
Por lo regular, los gastos corrientes del Estado se iban cubriendo con los productos del patrimonio real y sólo en ocasiones extraordinarias se acudía a las contribuciones, pero poco a poco, los ciudadanos griegos sintieron que las rentas de los bienes de la Corona no bastaban para atender a todos los gastos colectivos. Así se hizo necesario acudir a los impuestos indirectos, esto es, a los que gravan los gastos y consumos familiares, ya que ellos querían para sus actos de culto religioso el máximo esplendor, para las fiestas la mejor música, para sus plazas o ágoras limpieza y embellecimiento.
Al emperador Pericles le corresponde el mérito de realizar reformas ejemplares y de rodearse de eficaces colaboradores. Este trasladó el Tesoro (era una cuota anual para construir navíos y equipar soldados) de Delos a Atenas, y además decidió que no sólo debía emplearse para fines militares, sino también para la construcción de edificios públicos. Gracias a estas decisiones, este incremento su poder militar y naval, y logró así como un gran desarrollo comercial, artesanal y financiero, favoreciendo la paz durante más de 20 años. Dicho período que se conoce como Edad de Oro de Atenas o silo de Pericles.
En algunas ocasiones establecer impuestos directos (para gravar la renta o el patrimonio de los ciudadanos) debido a que el sentido comunitario de los atenienses hizo que el Tesoro Público fuese una especie de bolsa común para distribuir bienes entre el pueblo. Los ciudadanos acomodados que asistían a los juegos de las fiestas oficiales debían dar dos óbolos para que los pobres pudiesen disfrutar igualmente de los espectáculos. Y cuando esto no bastaba, se repartía lo que sobraba cada año del presupuesto del Estado. Estos repartos y los partes nones que surgen en todas las acrópolis de Grecia reducían los fondos públicos y los dejaba sin reservas para casos de necesidad o para gastos de guerra.
En tiempos de Guerra los atenienses creaban un impuesto conocido como eisfora, usado para pagar gastos especiales de guerra. De igual forma, Atenas imponía un impuesto mensual de censo a los extranjeros (gente que no tenían madre y padre atenienses) llamado metoikion, el cual consistía en un dracma para hombres y medio dracma para mujeres.
IMPERIO ROMANO
Los primeros impuestos en Roma fueron derechos de aduana de importación y exportación llamados portoria.
César Augusto fue considerado por muchos como el más brillante estratega fiscal del Imperio Romano. Durante su gobierno como “Primer Ciudadano”, los publicanos fueron virtualmente eliminados como recaudadores de impuestos por el gobierno central. Durante este período se dio a las ciudades la responsabilidad de recaudar impuestos. César Augusto instituyó un impuesto sobre la herencia a fin de proveer fondos de retiro para los militares. El impuesto era de 5% para todas las herencias, exceptuando donaciones para hijos y esposas. Durante el tiempo de Julio César se impuso un impuesto de un uno por ciento sobre las ventas. Durante el tiempo de César Augusto el impuesto sobre las ventas era de un 4% y de un 1% para todo lo demás.
En los primeros días de la República Romana, los impuestos públicos consistían en modestas liquidaciones de las riquezas y propiedades que se poseían. La tasa de impuesto bajo circunstancias normales era de 1% y, en situaciones tales como guerra podía elevarse tanto como al 3% en. Estos impuestos modestos eran aplicados a la tierra, hogares y otras propiedades, esclavos, animales, artículos personales y riqueza monetaria. Los impuestos se cobraban a las personas y, en ocasiones, el Tesoro podía realizar reembolsos por cobros excesivos.
Para el año de 167 A.C., la República se había enriquecido grandemente a través de una serie de conquistas, por lo que ya no requería aplicar impuestos a sus ciudadanos en Italia y enfocaban la recaudación solamente en las provincias. En estas, debido a lo arduo de realizar censos precisos, los impuestos eran aplicados como un diezmo sobre todas las comunidades en lugar de hacerlo individualmente.
Los agricultores tributarios (Publicani) eran usados para recaudar estos impuestos de las provincias. Roma, para eliminar su propia carga en este proceso, abría a licitación la recaudación de impuestos cada cuantos años. Los Publicani licitaban el derecho a recaudar en regiones particulares y pagaban al estado antes de que se realizara la recaudación. Estos pagos eran, en efecto, préstamos al estado y Roma debía pagar intereses a los Publicani.
La
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