LA INGLATERRA DEL SIGLO 17
Maria Pia MarcheseMonografía20 de Septiembre de 2015
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INTRODUCCION
En la actualidad existe una postura firme en filosofía política sobre lo que significan los aportes intelectuales de Thomas Hobbes principalmente lo desarrollado en su obra madre “Leviatan o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil”. Tomando en cuenta este libro, en este trabajo buscamos desarrollar y diagramar una relación sencilla entre los tres conceptos que considero clave para un estudiante de Ciencia Política para que se puedan establecer relaciones entre estos conceptos incorporados por el autor.
Resaltar los conceptos incorporados por este autor es adentrarse a un mundo de conocimientos nuevos, más bien un re-descubrir de conceptos que tenemos cotidianizados, sin comprender verdaderamente lo que significó el desarrollo o incorporación del mismo en la historia de la filosofía política a lo largo de los años.
Por eso, se intentara comprender y desmadrar los conceptos de Estado; Soberano y Súbdito de la mano de la intencionalidad del establecer un contrato social.
LA INGLATERRA DEL SIGLO 17
Para comenzar a desarrollar el pensamiento político de Hobbes, puntualmente los establecidos y desarrollados en su obra El Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. Es necesario, conocer el contexto histórico, donde el plasma estas ideas.
El período en el que Hobbes puso manos a la obra el Leviatán, Inglaterra, país donde el nació y realizó su vida pública y en la cual se inspira en sus escrito estaba inmersa en una convulsa confrontación religiosa y social, que se materializó en forma de una cruenta guerra civil, donde se dio una separación entre monárquicos o parlamentarios.
Uno de los puntos de inflexión durante la guerra fue la decapitación del monarca Carlos I Estuardo en 1649, dando paso a la primera y única República inglesa de la historia, encabezada por Oliver Cromwell, que dirigió la República hasta 1661.
Finalmente, con el triunfo del parlamento sobre el monarca se estableció en Inglaterra una moral claramente puritana, que expresaban como dogma central la autoridad suprema de Dios sobre los asuntos humanos. Para algunos, tal autoridad se expresaba hasta el grado de la predestinación enseñada por Juan Calvino, pero no todos compartían esta opinión.
Además, los puritanos subrayaban que el individuo debía ser reformado por la gracia de Dios. Cada persona, a la que Dios mostraba misericordia, debía comprender su propia falta de valor y confiar en que el perdón que está en Cristo le había sido dado, por lo que, por gratitud, debía seguir una vida humilde y obediente.
. Además de estas tendencias religiosas, se venía gestando desde lo político con el descubrimiento de américa, los escritos de Maquiavelo sobre todo el príncipe, y la misma reforma protestante. Antecedentes que forman un caldo de cultivo para lo que va pasar en Inglaterra, que iban incorporado a las bases políticas del estado como única forma de progreso de la sociedad, y que era claramente defendido por la burguesía.
Particularmente en este proceso que podría llamarse revolucionario ateniéndonos a los aspectos de la época, se fue muy intransigente con los católicos ingleses; empezando a secularizarse el aspecto eclesiástico de la vida política y social, algo que se destaca a lo largo de la obra de Hobbes.
Sin embargo, cabe destacar que mientras este período revolucionario, se mantuvo en una posición intermedia, ya que defendía la figura del Rey, pero mantenía que su poder no era divino. Esta ambivalencia, está demostrada en toda su obra, su creencia por Dios y un soberano que elabora, y se rige por su palabra por ejemplo: “Cuando Dios habla al hombre lo hace o bien inmediatamente por mediación de otro hombre a quien antes le hablo el mismo, de modo directo. Como habla Dios a un hombre de manera inmediata, puede ser bien comprendido por aquel a quien haya hablado de ese modo; por eso mismo puede ser comprendido. Resulta difícil, cuando no imposible. Porque si un hombre pretende convérseme de que Dios le ha hablado de un modo sobrenatural e inmediato y ponga en duda su acierto no puedo imaginar fácilmente que argumento exhibirá para obligarme a creerlo. Evidentemente, si es mi soberano, podrá obligarme a la obvien decía, es decir a no realizar actos o pronunciar palabras en que declare que yo no lo creo; pero no podrá forzarme a pensar de otro modo que como mi razón me persuada. En cambio, si uno que no tenga sobre mi esa autoridad pretenda una cosa análoga, no podrá exigir de mí, ni fe ni obediencia.” (Hobbes, 1651)
SU OBRA MADRE; EL LEVIATAN
Desde una primera lectura, se podría decir que el origen del Estado en Hobbes se basa en el pacto social que realizan todos los individuos de la sociedad y más concretamente en el miedo que se tienen entre todos ellos, debido al permanente estado de guerra que existe en los individuos y como producto de su naturaleza humana, fundamentalmente una situación de desconfianza mutua donde se domina a través de la fuerza y el poder o astucia, hasta que ningún otro sea capaz de amenazarle, esa es la posibilidad certera y siempre latente de guerra; la desconfianza. Antes de este contrato o pacto social, implica una vida donde prima el individualismo, donde se tiene una concepción del hombre como lobo del hombre. Un Estado Naturaleza donde la posibilidad de la desaparición física es real. Es por eso, que expresa la necesidad y eficacia que tendría la existencia de un líder; dado a la capacidad de imponerse y la posibilidad de la mutua transferencia de derechos a este llamándolo o creando un contrato social superador a la ley naturaleza, donde los hombres se ven obligados a otorgar, por así decirlo sus derechos a un precepto común para preservarse en sociedad. “En los contratos transfiérase el derecho no solo cuando las palabras son de tiempo presente o pasado, sino cuando pertenecen al futuro, porque todo contrato es mutua traslación o cambio de derecho” (Hobbes, 1651)
EL CONTRATO SOCIAL
Para Hobbes la personificación del Estado es el soberano o monarca, porque considera que es en éste que se debe concentrar todo el poder y no se debe disgregar, ya que el colectivo ha entregado sus derechos a él. En este escenario es donde el soberano debe adoptar ciertos poderes que le permitan cumplir con sus obligaciones para con los ciudadanos: brindar la paz y el orden. La forma como se logra lo anterior es a través de la seguridad suficiente.
Sin embargo, también a su vez plantea que si el soberano no cumple con lo anterior, los súbditos no están obligados a respetarle u obedecerle, cuando el Estado no es capaz de satisfacer el requisito mínimo que se le pide o deja de existir, los súbditos quedan relevados de la obligación de obedecer. En caso de conflictos internos o externos graves en que la seguridad se debilite cada hombre queda en libertad de protegerse a sí mismo por los expedientes que su propia discreción le sugiera.
Hobbes al igual que la mayoría de los filósofos políticos, intenta realizar las divisiones de forma de Gobierno, teniendo en cuenta las tipologías básicas, ingresa una novedad; considera que la tiranía y la oligarquía son malas interpretaciones; “puede creerse que el gobierno es de una clase cuando agrada, y de otra cuando los súbditos están disconformes con él o son oprimidos por el gobernante”. Fundamenta que las diferencias entre los géneros de gobierno no consisten en la diferencia de poder, sino en la diferencia de conveniencia o aptitud para producir la paz y la seguridad del pueblo, fin para el cual fueron instituidos.
El aspecto de Seguridad, toma importante relevancia en el carácter formativo del contrato social es por eso que es preciso destacar cual es el significante que le otorga el autor a este concepto. Puede explicarse a partir de la seguridad para todos los individuos, desde el momento mismo del origen del individuo o estado de naturaleza. No debe perderse de vista que el momento histórico en que le toco vivir a nuestro pensador: era el momento en el que existía un gran enfrentamiento entre distintos sectores sociales y quien detentaba históricamente el poder: la iglesia. El enfrentamiento radicaba en que amplios sectores reales habían decidido agotar la obediencia hacia la iglesia y hacen nacer una nueva forma de auto gobierno, separando la iglesia de toda forma de gobierno civil.
Podemos traer a colación enlazado a la seguridad, el alejamiento a la ley natural, es decir a esa posibilidad de guerra siempre latente, donde predomina el hombre como lobo del hombre, donde como en el capítulo 14 del Leviatán, el autor percibe a la ley de naturaleza como un precepto o norma general, establecida por la razón, en virtud de la cual se prohíbe a un hombre hacer lo que puede destruir su vida o privarle de los medios de conservarla. Como queda establecido para el autor, “La condición del hombre es una condición de guerra de todos contra todos, en la cual cada uno está gobernado por su propia razón, no existiendo nada, de lo que pueda hacer uso, que no le sirva para proteger su vida contra sus enemigos. De aquí se sigue que, en semejante condición, cada hombre tiene derecho a hacer cualquiera cosa, incluso en el cuerpo de los demás. Y, por consiguiente, mientras persiste ese derecho natural de cada uno con respecto a todas las cosas, no puede haber seguridad para nadie” (Hobbes, 1651) . Podríamos resumir entonces, que una vez establecido el contrato social, este aspecto primordial para Hobbes se ve resuelto de una manera muy simple, despojándose a sí mismo de la libertad de impedir a otro el beneficio del propio derecho.
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