LA MUJER, EL BLANCO DE LA VIOLENCIA

LA MUJER, EL BLANCO DE LA VIOLENCIA

“la violencia contra las mujeres es la manifestación de relaciones de poder históricamente desiguales entre los hombres y mujeres, que han llevado a la dominación y la discriminación contra las mujeres hecha por los hombres y a la evitación del completo avance de las mujeres…”. (Resolución de la Asamblea General, 1993)

La discriminación contra la mujer constituye uno de los problemas sociales existentes desde el inicio de las civilizaciones y que aún sigue vigente. Desafortunadamente, la condición femenina ¿’ la hace vulnerable a ciertas formas específicas de violencia, que se ejercen sobre ella en el ámbito doméstico. Pero también en la escuela y en el medio laboral, que favorecen a algunos abusos como los sexuales. Además, diariamente la sociedad se encuentra con diversos modos en que la mujer es considerada y tratada de manera desigual debido al no reconocimiento de sus derechos como mujer, como producto de una cultura patriarcal.

Cabe destacar que ha habido un desarrollo progresivo a nivel teórico sobre la discriminación de la mujer a partir de la declaración a nivel mundial sobre sus derechos. Un acontecimiento importante sobre ello se logró en 1979, cuando la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidad donde se dio lugar al “derecho a la igualdad”, pero sin embargo no es respetada ni aplicada a nivel universal debido a que ni la propia mujer conoce sus derechos o muchas veces los ignora por miedo a ser juzgada.

Son varios tipos de agresión hacia la mujer que actualmente se reconocen y se pretenden erradicar, entre ellos encontramos la discriminación domestica la cual incluye una violencia sexual, física y psicológica; además se reconoce la violencia contra la mujer por los medios de comunicación, la prostitución y la pornografía, discriminación educativa y laboral. Otro causa de la discriminación domestica está dada porque tanto en la sociedad como en la familia, la religión, las leyes, las tradiciones, el gobierno, las fuerzas militares le han concedido una gran supremacía al hombre. El hombre que es casado goza de independencia con respecto a su cónyuge e hijos desde lo que tiene ver con el manejo del tiempo y del dinero, hasta la sexualidad. En contraste, la mujer y los hijos se encuentran sometidos al poder del padre, donde deben ejercer sumisión para mantener la integridad y “armonía” en el hogar. Esta es una de tantas consecuencias al vivir en una sociedad que hoy en día sigue siendo patriarcal: su ideología se fundamenta en que el hombre es el centro del universo y es la autoridad máxima.

Por otro lado, yendo tras la historia es importante destacar que con el desarrollo industrial, las mujeres y niños fueron las victimas ya que se vieron obligados a ingresar a trabajar pero bajo condiciones infrahumanas y de sobre explotación. Debido a la dimensión de este problema por el Patriarcado, la mujer mantuvo un pensamiento conservador sin interrogar su sometimiento, lo que permitió que este patriarcado trascendiera. Las consecuencias de esta estructura social fueron un adoctrinamiento ideológico y un convencimiento de la cotidianidad sin interrogarla.

Además, tres aspectos principales que se destacan en la sociedad patriarcal son la institucionalización de roles fijos basados en las diferencias biológicas, la discriminación sexual dentro de un espacio social y la violencia contra la mujer

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