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La Constitución como instrumento de dominio


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2022  •  Informes  •  1.556 Palabras (7 Páginas)  •  56 Visitas

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La Constitución como instrumento de dominio

Al hablar del Estado Mexicano, ya sea para nuestro propio cuestionamiento o por qué el tema de alguna platica lo exige, hay una inimaginable cantidad de pensamientos que vienen a nuestra mente, pero para ser sincero, y estoy seguro de no ser el único que lo hace, todos estos pensamientos, reflejan desconfianza, e incluso repudio o temor, por aquellos que se supone nos “representan y salvaguardan”, y es que para nadie que viva en México es un secreto, que nuestro gobierno, en todos los niveles de su poder, en cualquier región así sea esta la más pequeña, es uno de los gobiernos más incapaces, corruptos y tiranos no solo de América Latina, sino también de América y porque no, del mundo.

A simple vista, nuestro pueblo, un pueblo trabajador, y puedo reafirmar “trabajador”, puesto que es un hecho que los trabajadores en México exceden los limites horarios permitidos en otras países del mundo con mayor calidad de vida, para cumplir con sus labores sin protesta alguna. Bien, sin desviarnos más del tema, el pueblo mexicano ha dejado de ver al gobierno como su sublevado y los papeles parece que con el tiempo han cambiado a tal grado que al día de hoy, muchas cosas de las cuales hacen nuestros servidores públicos ni siquiera son reguladas por las instituciones que se supone son las encargadas de vigilarlos a ellos, e informarnos a nosotros sobre sus actividades, esto ha llegado a tal grado que estoy casi seguro de que si le preguntamos a una serie de personas al azar en cualquier parte de nuestra ciudad, ninguna de ellas o por lo menos la gran mayoría, no sabrá con exactitud cuanto es el dinero que ganan nuestros funcionarios más cercanos, y mucho menos cuanto es el dinero que se supone deberían de ganar los más altos funcionarios públicos del país. Todo esto no es algo que haya sucedido de la noche a la mañana, no, esto ha sido un largo proceso a través de los años en donde aquellos que están en el poder, olvidaron las razones por las cuales están en ese poder, y cada vez la idea de que están para servir al pueblo ha ido deformándose más y más, llegando así a manipular las leyes a su voluntad, con el único fin de volverse intocables, y no solo las leyes que los rigen a ellos como funcionarios públicos, sino también a la Suprema Carta Magna de nuestra nación, que tras ser publicada oficialmente por última vez, solo ha sido un instrumento para que aquellos que están en la esfera política continúen aumentando y reteniendo su poder, poder que no debería ser usado solo con fines egoístas, la muestra más grande de esto ultimó dicho, es nuestro propio Presidente, aquel que es el máximo representante del poder en nuestra república, pues como se nos menciona a lo largo del texto, desde hace muchos años, años posteriores a la Revolución y la publicación de la Constitución de 1917, los presidentes se han encargado bien de una cosa, y solo una cosa, manipular a nuestra Constitución, poco a poco, desde el rincón más oscuro de su grandiosa oficina, y de la manera más discreta posible para siempre salirse con la suya, es decir, que si fuere el caso y que a pesar de ser conocidos los malos actos realizados durante su mandato, este terminará su cargo en total impunidad, y seguirá con su vida de esta misma manera, pues nadie, según los cambios que se han hecho año con año a nuestra carta magna, es capaz de enfrentarlo y juzgarlo, a él, el Presidente.
Nuestro máximo representante, es el único servidor público que es eximido de la gran mayoría de cargos por los cuales se juzga a una gran cantidad de funcionarios hoy en día, y por si esto fuera poco, todos aquellos que pertenecen a su equipo, por no decir que a su nómina, están destinados a esa misma impunidad, pues la ley para poder ser ejercida, tiene que pedirle primero permiso a nuestro presidente para comenzar con procesos penales en contra de todos los funcionarios que hayan hecho un mal uso del poder que les fue conferido. Mientras que en otros países con un nivel de desarrollo mayor al nuestro o de primer mundo por así decirlo, sus funcionarios son objeto de constantes revisiones y auditorias, las cuales se aseguran de que estén cumpliendo al pie de la letra con sus propósitos pues de lo contrario, y al actuar en beneficio propio o al abusar de su poder, serán castigados con todo el peso de la ley, cosa nuevamente contraria a lo que sucede en nuestro país, puesto que aquellos funcionarios que no pudieron salvarse del ojo público y por lo tanto de su pena, son juzgados con el mínimo peso de nuestra ley, y se le son impuestas penas tan absurdas, en el sentido de que estás no les infunden miedo alguno, pues son separados simplemente de su cargo, o se les prohíbe ejercer estos en algunos años posteriores y en el peor de los casos, son enviados a la prisión, en donde no es un secreto que con todo su poder y su riqueza, realmente es como enviarlos de vacaciones, por un par de años, y tras cumplir con estos o con mucho menos de los impuestos en las penas por su “buena conducta”, regresan a su vida de antes, todos aquellos lujos obtenidos a través del pueblo, todo lo robado, todo, sigue en su poder. Estamos tan acostumbrados a conformarnos con lo mínimo, hemos sido tan malamente educados y además, hemos dejado que con el tiempo, aquellos que están en la cúpula del poder nos impongan su control, que hoy en nuestro día a día, es para nosotros algo tan normal ver periodicazos o escuchar en el show noticiero que más sea de nuestra preferencia, el “descubrimiento” de la mal versación de fondos por parte de un funcionario, el “descubrimiento” de nexos entre funcionarios públicos y criminales, e incluso el “descubrimiento” del mal uso del poder por parte de las autoridades, ya sean estas municipales, estatales o federales, haciendo notar el uso de las comillas, pues no es que todo lo anterior sea un secreto para el público en general; pero como es que no nos acostumbraríamos sí la ley que se supone protege nuestros derechos y nos impone obligaciones, es violentada, ultrajada y completamente ignorada por aquellos mismos que juraron siempre cumplirla. Nuestro supuesto “estado de Derecho” es tan carente, tan inexistente, tan triste, que ni siquiera la mayoría de los juristas del país entienden en su totalidad que es y que debería de representar, puesto que para la mayoría de los mexicanos, el estado de Derecho solo consiste en acatar las leyes que se nos han impuesto, y en ningún momento se habla de las responsabilidades y obligaciones que tienen los funcionarios con el pueblo que juraron representar y proteger, pero sobre todo, de que en una verdadera República democrática, ellos no son nadie sin nosotros, sin el dinero que obtienen a través de nuestros impuestos y sin el poder que hemos confiado en sus manos, en la escuela siempre nos enseñan que el presidente, es el máximo líder de las fuerzas militares de nuestro país, pero la realidad es que si en verdad viviéramos dentro de una república democrática, esas fuerzas no deberían responder ante él, sino ante lo que considere pertinente la gran mayoría de nuestro pueblo, escuchando sus necesidades y sus votos, y no quiero decir que esto solo debería de suceder así en este ámbito, sino para todos y cada uno de los que rodean la vida política, económica y social de nuestro país, de eso se trata un verdadero estado de Derecho, un estado donde el gobierno que nos representa sea además de justo y sensato, un gobierno centrado en el bien mayor de su pueblo y que está más que consciente de que solo son un medio para cumplir la voluntad de aquellos que los han puesto en donde están, más no por el contrario, el que han inventado en sus cabezas y se han tomado el tiempo de esculpir con el paso de los años con el deformamiento de las leyes a su favor, en donde somos nosotros, el pueblo mexicano, los que somos vistos no como un medio, sino como sus súbditos que con todos los impuestos que año con año pagamos, les ofrecen la posibilidad de seguir viviendo de la forma en la que lo hacen, rodeada de lujos y excentricidades por el hecho de “representar” mediocremente a nuestra nación con el mundo y de “administrar” suciamente todos nuestros recursos en nuestro propio “bien”.

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