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La Constitución Como Instrumento De Dominio.

1984220420 de Abril de 2014

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Introducción.

Las primeras ideas del autor sobre este tema las presento en una conferencia en el congreso organizado por la Barra Mexicana Colegio de Abogados, en Guanajuato, en 1996.

Con base en esa presentación escribió este libro que fue publicado y después se reimprimió una y otra vez. La obra trata del funcionamiento del sistema político mexicano y de cómo la Constitución ha sido utilizada por los hombres de los gobiernos para someter a la población y para asegurar su propia impunidad en los robos y en los abusos que llevan a cabo, aprovechando el poder que les prestamos.

El libro fue un éxito y un escándalo porque los hechos que ahí mencionaba eran sencillamente la realidad cotidiana por toda conocida y, por lo que toca al análisis que hacía de algunos puntos de la Constitución mexicana y de las leyes, ese análisis simplemente presentaba lo que se dice en ellas.

Síntesis.

El autor nos dice que llegara el día en que se diga que el sistema político en México fue degenerado a través de varios decenios, hasta que logró crear una estructura que establecía la impunidad del presidente; que hacía depender de él el castigo de los funcionarios que se enriquecían con nuestro dinero; que ocultaba cuidadosamente la información sobre la mayoría de los proyectos, los asuntos, y los actos de gobierno más importantes, y que, desde luego, ocultaba en forma institucional, el monto total de los ingresos de los empleados inmediatos al presidente.

Esta es la ley en México. Es difícil hablar de Estado de Derecho cuando la ley sirve para establecer el ocultamiento como forma de gobierno. Es imposible hablar de estado de Derecho cuando el sistema jurídico, a partir de la Constitución, que muchos de mis amigos ven como la solución de los problemas sociales, establece el secreto como la manera de gobernar.

La ley, empezando por la Constitución, está estructurada para permitir que los altos funcionarios, autorizados por quien sea el presidente, y sin tener obligación de rendir cuentas a nadie que no sea él, dispongan de nuestro dinero.

Es así que al autor dice que el fundamento de la corrupción surge de la Constitución.

Los presidentes de la república han tenido buen cuidado de hacer una serie de modificaciones en el texto constitucional para asegurar su propia impunidad y para tener en sus manos a los empleados de la sociedad.

El pueblo, es una república, es siempre el propietario exclusivo del dinero que le presta al gobierno. Las cantidades de los impuestos que se le entregan al gobierno y la especificación, el control, y la revisión de su uso para cada propósito, son el aspecto más importante de la relación entre la población y el gobierno. El gobierno sólo funciona con el dinero de los impuestos. Esto es lo que hace que la población sea el amo de sus gobiernos. Pero cuando permite que se queden con sus ingresos deja de ser un pueblo libre y se convierten en esclavos.

Son tres los medios por los cuales una sociedad mantiene su poder sobre su dinero.

*El primero es la determinación de los impuestos

*El segundo tiene que ver con el destino del dinero de la sociedad

*El tercer medio por el cual la sociedad mantiene su poder sobre su dinero es la revisión que deben hacer los representantes auténticos de la población de las cuentas.

pasando a otro tema lo único que justifica el poder público es su uso en beneficio de la mayoría de la población. Cualquier uso del poder en interés propio es reprobable, y es, sin más, torcer la razón de ser de cualquier gobierno. Luego pues, es inadmisible que algunas personas que ejercen ese poder pretendan estar exentas de responsabilidad por los actos de su función.

Los gobernantes se deben a la sociedad que los designa. Los gobernantes no tienen más poder que el que la sociedad les otorga; el dinero que administran es nuestro dinero, por lo que su uso debe ser transparente en todo momento. Esa sociedad, la población, debe vigilarlos con un sistema independiente y eficaz, en el cual por principio se ponga disposición de cualquier persona, sin condiciones, ni requisitos, en forma totalmente abierta y pública, la situación patrimonial.

Desgraciadamente, estas ideas tan elementales, únicas que justifican la existencia de los gobiernos, han sido olvidadas en México. Ese olvido ha abierto las puertas para que algunas personas usen el poder que les prestamos solo para servirnos, como si ellos fueran los dueños del poder y nosotros sus vasallos.

En nuestro país, a los ojos de la población un funcionario solo recibe un sueldo determinado, generalmente bajo. Sin embargo, en los círculos oficiales se sabe bien que recibe además otras cantidades a las que se les llama con todos los nombres imaginables: sobresueldos, compensaciones, bonos, gratificaciones.

Se nos ha olvidado que los funcionarios ni deben utilizar uno solo de los bienes y de los fondos que manejan, en nada que no sea estrictamente en beneficio de la población.

Cuando el poder se concentra en una persona o en un grupo, aquel que lo tiene puede establecer que sus actos no sean juzgados. En México, el poder del presidente no es absoluto, pero ha sido suficiente para protegerse de no ser juzgado, logrando con ello una virtual impunidad. Esto solo fue posible porque la población lo ha permitido o lo ha tolerado, nosotros somos responsables.

En el penúltimo capítulo nos dice que el Derecho es el conjunto de reglas obligatorias que impone en una sociedad aquel o aquellos que tienen el poder.

Estas reglas son tan generales o tan particulares como lo quiera quien las hace, y su fuerza depende del alcance y del tamaño del poder de quien gobierna.

Así ha sido siempre en todos los grupos sociales, en todas partes del mundo.

Una primera concepción utópica, y además absurda, es aquella que pretende ver a la Constitución como la expresión de una voluntad constante, permanente y eterna de toda la población, no solo la que vivía cuando se hizo el texto original, sino la que empezó a vivir cuando los que la hicieron ya habían muerto.

La veneración por la Constitución en este aspecto, surge de la ilusión de que su texto se hizo para proteger a la población de los abusos de los hombres. Desgraciadamente, la Constitución, nuestra Constitución, la anterior, la actual y todas las constituciones del mundo, las hacen quienes tienen el poder.

Esta idea de la Constitución como garantía contra la injusticia, como el medio infalible para la protección de todos los mexicanos, es naturalmente incompatible con los cambios que los gobiernos introducen constantemente en ella. Esta ilusión de la Constitución es igualmente compatible con el hecho de que esos mexicanos no tienen ningún derecho a saber en forma clara y sencilla, que se hace con el dinero que ese gobierno les quieta puntualmente, ni cuanto destinan para si mismos los encargados de proponer los impuestos y los encargados de cobrarlos.

La protección contra el gobierno detrás de un texto escrito es imposible cuando la población no participa realmente en el proceso por el que se hace ese texto, y ni siquiera participa de manera constante, efectiva y razonada en la vida política. La protección detrás de un texto es patética cuando el gobierno tiene a su disposición el dinero que obtiene de la población a través de los impuestos, y todos los recursos que le da el control sobre los bienes comunes para utilizarlos o distribuirlos a fin de asegurarse de la adhesión y el respaldo de sectores privilegiados, la manipulación, el control, la creación de grupos, etc.

Para el ultimo capitulo nos dice o nos pregunta ¿Qué es el Estado de Derecho? Creo que nadie puede decir con exactitud qué cosa es, porque se trata de algo abstracto, muy cercano al ideal de una sociedad manejada de manera correcta y justa.

Constantemente hablamos de estado de Derecho. Si vivir en un “estado de Derecho” significa que la población debe aceptar y vivir de acuerdo con las leyes que los gobernantes hacen, entonces “estado de Derecho” significa acatar esas leyes.

Es absurdo decir que en México existe un Estado de Derecho cuando las leyes coinciden con la Constitución, por la sencilla razón de que el mismo que hace las leyes modifica la Constitución con la que aquellas pretenden cotejarse.

No existe estado de Derecho cuando no hay transparencia en el manejo de asuntos públicos. No existe estado de Derecho cuando el miedo a gobernar de una manera abierta, prevalece sobre la necesidad de esa confianza de la población.

Si estado de Derecho significa cumplir con leyes que obedecen a los intereses de quienes gobiernan, entonces no queremos un estado de Derecho. Si estado de Derecho significa que los gobernantes no tienen que dar cuenta de sus actos, entonces no queremos un estado de Derecho. Si estado de Derecho significa que un hombre y sus secretarios pueden aplicar o no aplicar la ley según quieren hacerlo, entonces no queremos un estado de Derecho. Lo que queremos es un estado de justicia elemental en donde la sociedad sea el verdadero amo de los servidores públicos; un estado en el que, en todo momento se nos muestren las cuentas minuciosas del dinero que les entregamos a quienes finalmente son nuestros empleados y no tienen más poder real que el que la población les da.

Este país no puede continuar con un sistema de simulación

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