La corrupción en el Perú

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CURSO:

Deontología

PROFESOR:

Bances Anteparra, Julio Mario

AUTORES:

Alvitres Pérez, Alexander Gianfranco

Castillo Vera, César Junior

García Pulido, Edwin Miguel

Palacios Rodríguez, César Alberto

Terrones Alvarado, Kevinn Steven

Ventura Peña, Cristian  

1. Propuesta: La corrupción en el Perú

1. Propósito:

¿Es posible derrotar a la corrupción o tenemos que resignarnos a convivir con ella?

Hoy en día vivimos en una cultura de corrupción y en una sociedad enferma, en considerable medida, caracterizadas por hábitos, mentalidad y renuencia a las leyes válidas y creativas. La corrupción envuelve a una considerable mayoría de habitantes, víctima de la incultura e ignorancia, así como a elementos de las clases dominantes que prefieren mantener al pueblo limitado y excluido. El estilo de vida estaría inclinado por métodos ilícitos considerados naturales.

Los medios a través de los cuales la corrupción es provocada son irrelevantes: pagos ilegales, chantaje, extorsión, connivencia, exacción.

Es igualmente indiferente el hecho que aquellos que participan en la corrupción se encuentren dentro o fuera de la administración del Estado. Lo que es decisivo para caracterizar la corrupción es la valoración que permite considerar que la actuación o la intervención del Estado no es conforme, ni en el fondo ni en la forma, a las normas establecidas previamente y de acuerdo a las vías regulares.

Es por ello que buscamos en la sociedad (estudiantes, universitarios, trabajadores, funcionarios y profesionales) un cambio en el enfoque de lucha contra la corrupción enfocado a poner en práctica los valores o principios inclinados hacia el bienestar de la sociedad peruana.

1. Objetivos:

1. Objetivo general: Demostrar la importancia de la ética y los actos morales en las acciones y situaciones corruptivas que se ve envuelto el país.

1. Objetivos específicos:

1. Determinar la importancia de un código de ética dentro del estado peruano.

1. Determinar el comportamiento de personas envueltas en casos de corrupción y relacionarlos con los principios éticos. (FRANCO)

¿Se puede llegar a entender por qué las personas, políticos o empresarios, vulneran las leyes y se corrompen?

Principalmente, la consumación de éste tipos de actos se debe a una combinación de factores como un entorno propicio, una oportunidad y un tipo de personalidad que pasa por el encima el miedo a una posible sanción o castigo, que además pone por delante el beneficio propio que el interés de los demás o el acatamiento de la ley, el respeto por las normas morales o códigos éticos de su entorno.

Quizás a modo de ejemplo para saber que no estamos a salvo de convertirse en seres corruptos podemos mencionar que el intentar “coimear” a una policía para evadir una penalidad o sanción, o pagar a un funcionario público para agilizar una gestión, aparentar una enfermedad para obtener un descanso medico o adulterar información para conseguir algún beneficio  

Personalidades narcisistas y antisociales, más propensas a la corrupción

Cabe mencionar que no toda persona que tenga la oportunidad o el poder para quebrantar la ley lo va a hacer. Este acto va más allá. Helena Rodríguez, directora del centro de psicología Psiconet, explica que “Hay que tener también ciertos rasgos de personalidad. Intervienen variables contextuales y de personalidad unidas” (Rodríguez, H. comunicación con portal web Rtve, diciembre 2013)

Hay ciertos rasgos en la personalidad que promueven el acto y pueden culminar en conductas corruptas si se producen algunas circunstancias.

Una de ellas es el rasgo de personalidad Narcisista, que su característica principal en el egocentrismo, es decir, usar a otras personas para reforzar su autoestima y satisfacer sus deseos.  

"Es un patrón de grandiosidad: los narcisistas sobrevaloran su valía personal y esperan que las otras personas atiendan a la alta estima en la que se apoyan. Son personas que necesitan sentirse admiradas, carecen de empatía y sobrevaloran sus capacidades, creen que son especiales y tienen muchas fantasías de éxito. Operan sobre la presunción de que el mero deseo de cualquier cosa justifica por sí mismo su posesión”, describe Helena Rodríguez (Rodríguez, H. comunicación con portal web Rtve, diciembre 2013)

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