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La inflación mundial y la transición a los tipos de cambio flexibles


Enviado por   •  20 de Mayo de 2019  •  Exámen  •  4.523 Palabras (19 Páginas)  •  122 Visitas

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La inflación mundial y la transición a los tipos de cambio flexibles

1.- En una economía abierta, las autoridades económicas tratan de mantener el equilibrio interno (pleno empleo y estabilidad de precios) y el equilibrio externo (un nivel de su balanza por cuenta corriente que no sea ni tan negativo que un país no pueda pagar sus deudas exteriores ni tan positivas que sean los demás los que se encuentren en esa situación). La definición del equilibrio externo depende de un conjunto de factores que incluyen el régimen del tipo de cambio y las condiciones económicas mundiales. Puesto que las políticas macroeconómicas de los países tienen repercusiones en el extranjero, la capacidad de un país para conseguir el equilibrio interno y externo depende de las políticas que adopten los demás países.

2. El sistema del patrón oro tenía un poderoso mecanismo automático para asegurar el equilibrio externo, el mecanismo de ajuste precio-flujo de especie. Los flujos de oro que acompañaban a los déficits y superávits daban lugar a cambios en los precios que reducían los desequilibrios por cuenta corriente y, de esta manera, tendían a devolver al equilibrio externo a todos los países. Sin embargo, el éxito del sistema para mantener el equilibrio interno fue ambiguo. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 se suspendió el patrón oro.

3. Los intentos de volver al patrón oro anterior a la guerra después de 1918 fracasaron. A medida que la economía mundial se dirigía hacia la recesión general de 1929, el patrón oro restaurado se deshizo y la integración económica internacional se debilitó. En las turbulentas condiciones económicas del periodo, los Gobiernos hicieron del equilibrio interno su principal preocupación e intentaron evitar el problema del equilibrio externo aislando parcialmente a sus economías de las del resto del mundo. El resultado fue una economía mundial en la que todos los países podían haber mejorado a través de la cooperación internacional.

4. Los artífices del Fondo Monetario Internacional (FMI) confiaban en diseñar un sistema de tipos de cambio fijos que incentivase el crecimiento del comercio internacional, al mismo tiempo que hacía suficientemente flexibles los requisitos del equilibrio externo para que éste se pudiera conseguir sin sacrificar el equilibrio interno. Para ello, el Convenio Constitutivo del FMI ofrecía facilidades financieras a los países con déficit, y permitía ajustes del tipo de cambio en condiciones de «desequilibrio fundamental». Todos los países vincularon sus monedas al dólar y Estados Unidos vinculó el dólar al oro, aceptando cambiar oro por dólares con los bancos centrales extranjeros al precio de 35 dólares la onza.

5. Después de que en 1958 se reinstaurara la convertibilidad de las monedas europeas, los mercados financieros de los países se integraron más, la política monetaria fue menos eficaz (excepto para Estados Unidos) y los movimientos de las reservas internacionales se hicieron más volátiles. Estos cambios revelaban una cierta debilidad del sistema. Para conseguir el equilibrio interno y externo al mismo tiempo se necesitaban tanto políticas de desviación del gasto como políticas de variación del gasto. Pero las políticas de desviación del gasto (variaciones del tipo de cambio) podían dar lugar a un incremento de los flujos especulativos de capital que socavaran los tipos de cambio fijos. Como el país de la principal moneda reserva, Estados Unidos se enfrentaba a un único problema de equilibrio externo: el problema de la confianza, que podía surgir si las tenencias oficiales de dólares por parte de los países extranjeros crecían hasta exceder las reservas de oro de Estados Unidos.

6. Las políticas macroeconómicas de Estados Unidos a finales de los años setenta ayudaron a provocar el derrumbamiento del sistema Bretton Woods a comienzos de 1973. La política fiscal extremadamente expansiva de Estados Unidos contribuyó a la necesidad de devaluar el dólar a principios de los setenta, y los temores de que esto ocurriese desencadenaron unos flujos especulativos de capitales huyendo del dólar, lo que infló las ofertas monetarias de los países extranjeros. El mayor crecimiento monetario de Estados Unidos alimentó la inflación interior y la extranjera, haciendo que los países fueran cada vez más reacios a continuar importando la inflación estadounidense a través de los tipos de cambio fijos. Una serie de crisis internacionales, que empezó en la primavera de 1971, provocó, por etapas, al abandono del vínculo del dólar con el oro y de los tipos de cambio fijos respecto al dólar por parte de los países industrializados.

La política macroeconómica y la coordinación con tipos de cambio flexibles

Cuando  el sistema de Bretton Woods de tipos de cambio fijos empezó a mostrar signos de debilidad a finales de los años sesenta, muchos economistas recomendaron a los países que permitieran que el valor de sus monedas fluctuara libremente en el mercado de divisas. Cuando los Gobiernos de los países industrializados adoptaron los tipos de cambio flexibles a principios de 1973, consideraron ese paso como una medida transitoria de emergencia y no estaban siguiendo conscientemente el consejo de los economistas que estaban a favor de un sistema de tipos de cambio flexibles. Sin embargo, estaba claro que el sistema de tipos de cambio fijos no se volvería a reinstaurar de nuevo: los tipos de cambio del dólar han continuado fluctuando desde 1973 en los países industrializados.

Los defensores de la fluctuación la consideraban como una salida a los conflictos entre el equilibrio interno y el externo, que aparecían a menudo con los tipos de cambio rígidos de Bretton Woods. Sin embargo, a mediados de los años ochenta, tanto los economistas como los responsables de la política económica se habían vuelto más escépticos respecto a las ventajas de un sistema monetario internacional con tipos de cambio flexibles. Algunos críticos describen los acuerdos a partir de 1973 como un «no sistema» monetario internacional, una «libertad para todo» en el que las políticas macroeconómicas nacionales eran, con frecuencia, incompatibles entre sí. Estos observadores creen ahora que el sistema de tipos de cambio actual necesita una reforma urgente, aunque otros creen que los tipos de cambio flexibles han tenido un gran éxito.

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