Los Profesores Como Intelectuales Transformadores

REFLEXION EN LA ACCION DE LA PRACTICA DOCENTE

LOS PROFESORES COMO INTELECTUALES TRASFORMATIVOS

Henry A. Giroux. Los profesores como intelectuales. Hacia una pedagogía

Crítica del aprendizaje. Barcelona M: E: C./Paidos, 1990. pp. 171-178

El llamamiento actual al cambio educativo representa al mismo tiempo una amenaza y un desafío para los profesores de la escuela pública.

En primer lugar es necesario examinar las fuerzas ideológicas y materiales que han contribuido a lo que podría llamar la proletarización del trabajo del profesor, es decir, la tendencia a reducir a los profesores a la categoría de técnicos especializados dentro de la burocracia escolar, con la consiguiente función de gestionar y complementar programas curriculares para ajustarse a preocupaciones pedagógicas específicas. En segundo lugar, está la necesidad de defender las escuelas como instituciones esenciales para el mantenimiento y el desarrollo de una democracia crítica y para defender a los profesores como intelectuales, transformativos que cambian la reflexión y práctica académica con el fin de educar a los estudiantes para que sean ciudadanos reflexivos y activos.

Devaluación y des habilitación del trabajo del profesor

La vida escolar se organiza en torno a expertos en currículo en instrucciones y en evaluaciones a los cuales se asigna de hecho la tarea de pensar, mientras que los profesores se ven reducidos a simples ejecutores de esos pensadores. No solo se les descalifica y celes aparta del proceso de deliberación y reflexión, sino que, además la naturaleza del aprendizaje y la de pedagogía del aula s convierte en procesos rutinarios.

Esto se basa en la teoría errónea de que todos los estudiantes pueden aprender utilizando los mismos materiales, las mismas técnicas y las mismas modalidades de evaluación.

Los profesores como intelectuales trasformativos.

Toda actividad humana implica alguna forma de pensamiento; lo que significa contemplar a los profesores como profesionales reflexivos de la enseñanza. Mas bien deberían contemplarse como hombres y mujeres libres con una especial dedicación a los valores de la inteligencia y al encarecimiento de la capacidad crítica de los jóvenes. Esto significa que los profesores tienen que desempeñar un papel responsable, en la configuración de los objetos y las condiciones de la enseñanza escolar.

Semejante tarea resulta imposible dentro de una división del trabajo en la que los profesores tienen escasa influencia sobre las condiciones ideológicas y económicas de su trabajo.

Las escuelas son lugares que representan formas de conocimiento, usos lingüísticos, relaciones sociales y valores que implican selecciones y exclusiones particulares a partir de la cultura general. Y si los profesores han de educar a los estudiantes para ser ciudadanos activos, críticos, deberían convertirse ellos mismos en intelectuales trasformativos.

Una componente central de la categoría de intelectuales transformativo es la necesidad de conseguir que lo pedagógica sea más política y lo político más pedagógico.

Los intelectuales entienden que pronunciarse contra algunas injusticias económicas, políticas y sociales, tanto dentro como fuera de la escuela. Paralelamente, han de esforzarse por crear las condiciones que proporcionen a los estudiantes la oportunidad de convertirse en ciudadanos con el conocimiento y el valor adecuado para luchas, con el fin, de que la desesperanza resulte poco conveniente y la esperanza

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