Políticas Culturales y Sociedad
gloria9502Ensayo30 de Abril de 2014
2.950 Palabras (12 Páginas)259 Visitas
Políticas Culturales y Sociedad
Para que una sociedad marche bien es preciso que funcionen en forma adecuada los sistemas de producción (economía), los mecanismos para distribuir la autoridad y los papeles y funciones (vida política y social), los mecanismos mediante los cuales la sociedad busca conocer e interpretar la realidad (ciencia), los hábitos y maneras de recreación y empleo del ocio (recreación, turismo, deporte) y las formas para dar sentido a sus acciones y a la vida de sus miembros. Estos últimos -lo que tiene que ver con la recreación y la búsqueda de significados -conforman lo que normalmente entendemos por cultura, que es el espacio de la producción de sentido, de la formulación de creencias, de la definición de valores sociales, de la creación artística, religiosa, filosófica, lingüística y literaria. La educación, por su parte, se encarga de trasmitir, de generación en generación, el saber, las creencias, los valores sociales.
Por ello, en sentido amplio, la cultura va mucho más allá del libro o de la obra de arte: tiene que ver con las formas como se comunican los miembros de una sociedad, como trasmiten y crean sentidos comunes que les permiten reconocerse, tolerar y disfrutar sus hábitos, costumbres y formas de actuar. Esta creación de sentido incluye el reconocimiento de los rasgos propios de cada uno: que significa ser colombiano, o ser miembro de una región, o participar en una cultura indígena o mestiza.
La relación entre la cultura y la vida social puede por ello verse en una doble dirección: el desarrollo cultural contribuye a consolidar las formas de conducta y de convivencia social basadas en el intercambio simbólico, de palabras e imágenes, en vez de las formas de confrontación violenta. Por otra parte, la existencia de una sociedad que puede resolver sus conflictos en forma no violenta promueve la creación y el desarrollo cultural, que enriquecerá la vida de todos los miembros de esa sociedad.
Por supuesto, aún en sociedades con un alto avance cultural es posible que las tensiones sociales o políticas rompan los límites de civilización que establece la cultura, y aún en sociedades muy violentas sobrevive la capacidad del hombre de hacer cultura. Pero lo conveniente y deseable es reforzar el lazo entre cultura y convivencia, para que la cultura apoye la convivencia, y en el caso de nuestro país, la reconstrucción de la paz y la paz impulse un renacimiento de la creatividad cultural. Dadas las condiciones de Colombia hoy, la recuperación de la paz es al mismo tiempo un objetivo mediato de cualquier política cultural y un instrumento para impulsar la cultura nacional.
En efecto, la cultura es el conjunto de creencias valores y formas de existencia que impulsan la sociedad hacia formas de convivencia y hacia la participación colectiva en las creaciones de la sociedad. Cuando las tensiones y conflictos sociales comienzan a romper el tejido mismo de la sociedad, cuando los ciudadanos no se reconocen como miembros de un mismo grupo, sino como enemigos, se reduce y debilita el campo común de reconocimiento y valoración en el cual es posible compartir las experiencias culturales. Una cultura viva es una cultura en la cual es posible, manteniendo las diferencias y la diversidad, mantener un diálogo entre todos los ciudadanos.
2. Cultura e Identidad.
En la sociedad colombiana actual, es urgente reconstruir la capacidad del individuo de dar sentido a su vida y a su situación social. Esto quiere decir fundamentalmente que pueda superar una situación en la que se ve a la deriva, en medio de acontecimientos caóticos que lo arrastran y desplazan, que pueda ver que existe una relación viva entre su pasado, su presente y su futuro, que tenga una conciencia vivida de que lo que somos hoy proviene de un pasado que podemos conocer, y es en parte explicable por este, y que el futuro que vivamos no será el resultado de un azar sino de lo que logremos hacer en el presente.
Reconocer el patrimonio cultural que ha contribuido a hacer de los colombianos lo que somos es un aspecto central de la afirmación de la capacidad para construir una sociedad con la participación de todos, y para salir de una perspectiva de no futuro que arrastra a muchos colombianos. Cuando el futuro se percibe como un caos sin esperanza, no existen razones para actuar coherentemente en el presente, y se justifica jugárselo todo al azar o la aventura.
El patrimonio cultural se experimenta diariamente en el reconocimiento de los lugares significativos del entorno urbano –sitios de encuentro, monumentos, espacio público-, en iglesias, bibliotecas y museos, en el texto literario y la imagen del cine o la televisión, en la artesanía y la obra de arte, en la alimentación y la decoración de la vivienda o la persona. Ese patrimonio es tanto nacional como local: es la memoria y la percepción del pasado del país, y la vivencia de los valores de la ciudad, el pueblo, la vereda o el barrio. El conocimiento de la historia local y nacional, de la tradición literaria y artística, de la diversidad cultural y étnica del país, de las tradiciones culinarias o musicales, es la forma por excelencia para la definición de la identidad de los individuos y el reconocimiento de su valor: todas esas tradiciones y formas de vida conforman la cultura de una sociedad.
Esa herencia cultural, revivible ante todo por el libro y el objeto artístico, es, como decía Malraux, la parte del pasado que nos permite vivir. Al reconocer esa herencia, el individuo adquiere el sentido de pertenencia y el orgullo por su origen que le permite vivir en paz, renunciar a la agresión y reconocer a los demás como participes en un proyecto común. Por ello, la actividad cultural entendida como el rescate, conservación, análisis, mantenimiento y uso colectivo de los elementos que constituyen el patrimonio cultural es un elemento central para configurar la cohesión social.
Todas las acciones diarias de alguna manera nos ponen en contacto con diversos elementos de la cultura del país: las formas de resolver los pequeños conflictos cotidianos, los hábitos religiosos, la visita a un restaurante típico o internacional, ponen en juego las formas de relación de cada uno con la cultura del país. Esta relación se vuelve más explícita cuando se convierte en tema de reflexión y de una experiencia más elaborada. En la escuela, donde se estudia la historia del país y de su cultura y se familiariza el estudiante con la literatura o la música del país, en los museos y bibliotecas, en los centros culturales donde se presenta la música o el folclore, en los teatros, se realiza un proceso de conocimiento, discusión y disfrute del patrimonio cultural del país y del patrimonio cultural universal. Muchos de estos sitios, como las bibliotecas de Bogotá, se convierten en nuevos lugares cívicos de convocatoria y encuentro, donde se buscan la información y el conocimiento, donde se hace visible la solidaridad entre las generaciones, y donde se confrontan las visiones del hombre sobre si mismo y sobre los demás.
3. Cultura y capacidad para el diálogo.
En la medida en que el desarrollo cultural es el desarrollo de herramientas simbólicas, de la capacidad de usar eficazmente la palabra y la imagen, la cultura da poder a los hombres para afirmarse y valorarse sin necesidad de recurrir a la violencia. Cuando existe la posibilidad de argumentar y razonar, la palabra puede reemplazar el recurso a los hechos.
La herencia cultural, por su esencia misma, en la medida en que esté viva, mantiene el espíritu de tolerancia de las sociedades. Ante la diversidad de creaciones y de ideas que el hombre ha producido, la actitud natural es el respeto por el otro, la capacidad de vivir cotidianamente la diversidad y el pluralismo y de ejercitar la tolerancia con un sentido de autoestima que le permite crecer íntimamente, respetando a los demás y en medio del respeto de éstos.
La reconstrucción de una sociedad capaz de dialogar, de discutir con seriedad las divergencias que existen siempre entre los hombres, de someter a una crítica profunda las concepciones que no comparte, de valorar el pluralismo y enorgullecerse por la diversidad y las diferencias, es una parte esencial del proceso para reconstruir las condiciones de la paz en Colombia.
4. Cultura y desarrollo humano.
El dominio amplio de los instrumentos de la cultura y el acceso a sus productos constituye un elemento esencial en el proceso de formación de los individuos. No basta que la escuela enseñe algunas competencias básicas para que los colombianos se conviertan en seres productivos y que contribuyan en forma eficaz al bienestar de todos. Es preciso que todos los colombianos adquieran la capacidad de manejar eficientemente su idioma, de utilizar con pericia sus habilidades manuales, de argumentar críticamente y de pensar el mundo con una actitud científica, de ser capaces de introducir, en la vida diaria, la creación artística, de disfrutar de todos los bienes culturales. Solo mediante
...