Positivismo en Mexico

El positivismo en México

El positivismo tuvo su origen en la primera mitad del siglo XIX, en Francia, y se extiende y desarrolla por el resto de Europa en la segunda mitad de dicho siglo.

El positivismo es una ideología conservadora que tiene como fin el establecimiento de un “orden” en la sociedad, afirmaba que podemos conocer y entender el mundo. De ahí su nombre positivismo, porque “positivamente” se puede conocer la realidad.

Augusto Comte, un pensador muy importante en cuanto a sus aportaciones a la sociología,  es considerado como el padre del positivismo debido a su libro Curso de Filosofía positiva.  Las tesis de Comte respondían a los anhelos de cambio, libertad y emancipación política e ideológica del estado mexicano. Aunque hoy en día sus ideas son cada vez menos conocidas, el impacto que tuvo en esos años fue muy significativo. El positivismo fue la base filosófica de la época.

Comte proponía una metodología para estudiar a la sociedad que fuera semejante a la de las ciencias naturales, es decir, la investigación y la observación empírica en el estudio de fenómenos concretos de la realidad social. Sin embargo, Comte pensaba que esta observación empírica tendría que ser complementada por la teoría y la reflexión filosófica.

Desde el año de 1870 a 1913, el mundo era británico. Gran Bretaña tenía todo el poder económico y militar, Alemania el desarrollo científico y tecnológico y Francia la influencia cultural. México era un país con apenas 50 años de ser independiente, en los cuales había perdido la mitad de su territorio, y también había reducido el ingreso de sus habitantes; había sufrido una guerra civil casi constante, además de cuatro guerras internacionales, de las cuales Francia ocupo su territorio por casi más de tres años , de forma total.

Desde la segunda mitad del siglo XIX México anhelaba un giro desde la dependencia ideológica, hacia la libertad y madurez política

Las guerras civiles terminaron en México en el año 1870, cuando gobernaba Benito Juárez, quien lo había hecho por 13 años. No existían ferrocarriles, no había exportación hacia otros países, no había inversión extranjera, y no había bancos. A duras penas, México alcanzaba a producir lo que comía.

En 1876 Porfirio Díaz llega a la presidencia de México. Durante sus primeros cuatro años, Díaz logra ordenar las concesiones para poder construir ferrocarriles y empieza también a equilibrar las finanzas públicas. Lo más importante, en 1884 se fundó un banco con inversión extranjera y México recupero el crédito internacional.

Fue  en ese entonces que México se incorporó a ese mundo, controlado por os británicos.

En ese contexto es que el positivismo se instala en nuestro país.

Sin duda alguna la llegada de la doctrina positivista a México se debe al Dr. Gabino Barreda (1818-1881) medico, filósofo y político mexicano. Conoció de esta filosofía mientras estudiaba en Francia. (Cabe mencionar que cuando el positivismo llego a México, se volvió mexicano, es decir, no era el mismo positivismo autentico francés, lo era tan solo en esencia pero no en todas las generalidades)

De regreso a México, obtuvo su título de médico y posteriormente impartió las cátedras de filosofía médica en la escuela Nacional de Medicina. Durante el segundo imperio en 1863 se trasladó a Guanajuato donde viviría hasta 1867. El 16 de septiembre de ese mismo año pronuncio la oración cívica cuyo contenido impresiono a Benito Juárez, quien después lo nombro director de la Escuela Nacional Preparatoria en su fundación.

Las ideas de Barreda, el positivismo, resultaban de gran utilidad para los liberales en la construcción de lo que llamaban “República restaurada”: el rechazo a la iglesia y el ejército, el impulso a la modernidad y las doctrinas liberales, el apoyo a la ciencia y la técnica. Los liberales de la república reinstaurada, aunque nacidos en otra época, abrazaron el positivismo como tabla de salvación.

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