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Positivismo En Mexico

zule142 de Marzo de 2013

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EL POSITIVISMO EN MEXICO

Qué es el positivismo

El Positivismo es una corriente o escuela filosófica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, que solamente puede surgir de la afirmación de teorías a través del método científico. Esta epistemología nace como manera de legitimar el estudio científico del ser humano, como la necesidad de estudiar científicamente.

Qué pretendía el positivismo en México

La idea fundamental era la concepción de orden, basada en un equilibrio y jerarquía de los diversos estratos sociales con el propósito de aplicar la a dos principales aspectos sociales, impactando por un lado en la educación y por otro, a la política, insertando así el Positivismo a México. Así mismo se veía reflejado este lema en la frase que marcó el proceder del Porfiriato: “Orden y progreso” puesto que para Gabino Barreda, el positivismo llegó a significar tanto para México que incluso en los tres colores de la bandera podía percibir los tres principios del lema de Comte, con una ligera variante: Libertad, orden y progreso.

El Positivismo surgió en Francia en la segunda mitad del siglo XIX, su nombre proviene del propósito de utilizar para investigación filosófica los métodos y resultados de la ciencia positiva, al surgir en Francia se difunde por toda Europa y se convierte en la forma preferida de pensar de filósofos, historiadores, científicos, literatos, etc.

El positivismo tuvo como fundador a Humé, siendo su principal representante Augusto Comte (1789-1857) hijo de una modesta familia católica. Desde muy temprana edad mostró un fuerte rechazo hacia el catolicismo tradicional y las doctrinas monárquicas.

La filosofía positivista de Auguste Comte abandonó la especulación de lo sobrenatural en favor de la investigación científica. Según él, el conocimiento de todos los temas, debería venir de la correlación de la evidencia empírica. El estudio sistemático de Comte de la estática y dinámica de la sociedad sentó las bases de la sociología moderna, que al principio llamó física social.

Postulados y Características

 No existe otro conocimiento que el empírico, el que se funda en los hechos y formula leyes de coexistencia y lección de fenómenos.

 No conocemos los fenómenos sino las apariencias de las cosas.

 Toda metafísica es un intento inútil y estéril. Es carente de sentido, la búsqueda de todo lo que se llama “las causas son primeras o finales”.

 El único método válido es el de las ciencias experimentales.

Los Tres Estados Del Positivismo:

Todas las ciencias deben recorrer en su desarrollo tres fases:

 Estado Teológico, Provisional y Preparatorio, en que la mente busca las causas y principios de las cosas; lo más profundo, lejano e inasequible. Este estado, en el que predomina la imaginación, corresponde - dice Comte - a la infancia de la Humanidad.

 Estado Metafísico, Crítico y de transición, en que se intenta el explicar la naturaleza de los seres sin recurrir a agentes sobrenaturales, sino en identidades abstractas, especie de pubertad histórica.

 Estado Positivo, del infinitivo, en que la mente se atiene a las cosas. El positivismo solo busca hechos y leyes, se ajusta a lo positivo, a lo que está puesto o dado.

De esto se derivan varias características: Hostilidad a toda construcción y deducción; Hostilidad a la sistematización, reducción de la filosofía, o los resultados de la ciencia.

Positivismo Jurídico - Moral

Aplicada a la orden jurídica el Positivismo constituye una doctrina que considera al derecho desde un ángulo meramente empírico y sin referencias a principios o a valores superiores a su realidad inmediata. El derecho debe limitarse a lo positivamente dado.

Por consiguiente la ley moral no es invariable la prueba a favor del positivismo moral, es el testimonio de la historia. Cada pueblo y cada cultura forman sus propios juicios morales opuestos entre sí.

Las Ideas de Orden y Progreso

El planteamiento que Comte hace de la sociología está inspirado en Montesquieu, Condorcet y Bossuet, fundamentalmente. Del primero toma el determinismo de los hechos históricos, en los que las constancias de relaciones permite descubrir leyes sociológicas. Del segundo toma la ley del progreso humano. Del tercer el afán universalista del espíritu humano.

La idea de orden, se refiere a la unidad sistemática de la sociedad en una época determinada, a la estructura que le da estabilidad y firmeza. La idea de progreso, por el contrario, muestra el paso de un orden determinado a otro.

Las dos ideas conjuntamente permiten valorar todas las etapas por las que ha pasado la humanidad a lo largo de su desenvolvimiento histórico. Sin embargo, lo que más caracteriza a la filosofía positiva es el haber descubierto el verdadero sentido del progreso social en la historia.

En la segunda mitad del siglo XIX México vive los albores de su vida independiente.

Es el momento de trazar un proyecto para la nación recién emancipada, que abarque todos los ámbitos del orden social. Se quiere dar un nuevo rumbo a la política, la economía, la cultura y, por supuesto, a la educación. De hecho este último ámbito se concibe como el principio y fundamento de todo cambio.

La preocupación por reformar al país es tema de las discusiones de los círculos intelectuales que, ante todo, proponen la constitución de un estado laico. Tal es el contexto en el que reciben y estudian la filosofía positivista del francés Augusto Comte (1798-1852).

Si recordamos, en términos generales, cuál es la postura que adopta el positivismo comtiano, comprenderemos por qué sus tesis respondieron a los anhelos de cambio, libertad y emancipación política e ideológica del estado mexicano.

El pensamiento de Augusto Comte sigue la línea de los primeros filósofos modernos, que postularon a la razón y a la investigación dirigida por el rigor de un método, como las únicas herramientas confiables para conocer el mundo. En función de tal conocimiento, la humanidad sería capaz de orientarse y establecer un orden social mucho más apegado a la racionalidad.

Por un camino similar avanzaron los filósofos ilustrados, como Voltaire y Rousseau; sin embargo, Comte los criticó duramente. Para él, ambos pensadores crearon utopías metafísicas e irresponsables, pues no aterrizaban en una situación concreta. Y era esto, precisamente, lo que hacía falta; una respuesta basada en hechos y no en especulaciones.

Lo único que podría conducir al hombre hasta este punto era la ciencia. Sólo la observación empírica de los fenómenos, resultaría en la formulación de leyes claras y objetivas para explicar el mundo. Y únicamente a partir de leyes como estas, los hombres encontrarían el camino para trazar las normas de una vida en común.

El positivismo francés de Augusto Comte se extendió por América Latina, llegando a México por conducto del doctor Gabino Barreda, quien habría de influir en la construcción del pensamiento liberal positivista, durante la segunda mitad del siglo XIX.

La educación, según Barreda, era el ámbito desde donde se podría influir en la formación de un nuevo pensamiento social, apoyado en el método científico, racional. Aunque la ciencia positiva de Comte no profesaba la democracia y el individualismo, sí proponía el orden y progreso, a la sociedad le correspondería regirse por el saber donde los dueños de los medios de producción, deberían ejercer el poder político, que el nuevo orden jurídico y político requería.

Las 45 lecciones de filosofía positiva de Comte, elaboradas en los años 1836, 1837 y 1838, son dedicadas a las matemáticas, astronomía, física, química y biología. Las lecciones, desde la 46 a la 51, escribe sobre la necesidad de una física social, a la cual llamaría sociología, y las lecciones de la 56 a la 60 sobre dinámica social

Una doctrina que sólo clava su mirada en los hechos requiere, para desarrollarse, de un ambiente libre de cualquier tipo de dogmas (salvo, quizás, del dogma del cientificismo). En otras palabras, el positivismo debe crecer en el seno de un estado laico. De ahí la conocida doctrina de Comte, según la cual, la humanidad transitará por tres estados, en los que paulatinamente abandonará la creencia en favor de la experiencia. A grandes rasgos, el proceso evolutivo que marcan estos tres estados consiste en lo siguiente:

• Estado teológico. Los hombres acuden a las entidades sobrenaturales o divinas para explicar lo que les sucede a ellos y a su mundo. Su vínculo con este tipo de causas, comienza por el fetichismo, para pasar después por las religiones politeístas y culminar en las monoteístas.

• Estado metafísico. En este punto se cuestiona el pensamiento teológico. Las divinidades, que antes fungían como causas últimas, ceden su lugar a los conceptos abstractos, como los de forma y esencia.

• Estado positivo. Aquí el interés ya no radica en saber qué son las cosas, sino en observarlas para descubrir cómo se comportan y encontrar las leyes generales que expliquen tal comportamiento.

Comte identificaba el tránsito por estos tres estados con el crecimiento del individuo. Ascender del nivel teológico al positivo era equivalente a

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