El Positivismo En México
29 de Abril de 2013
9.266 Palabras (38 Páginas)498 Visitas
El Origen Del Positivismo En México.
Índice
El positivismo de Augusto Comte…………………………………………….2
El positivismo en México: acogida y apogeo……………………………....9
La Ley de los Tres Estados en el Positivismo Mexicano………………...18
Oración cívica…………………………………………………………………….19
Decadencia del positivismo en México………………………………………23
Referencias……………………………………………………………………….40
El positivismo de Augusto Comte
El verdadero objetivo de las ciencias no es buscar las causas ocultas de los fenómenos, sino sólo describirlos sistemáticamente, para poder hacer buenas predicciones. Las predicciones nos permiten actuar sobre la naturaleza; con ello se promueve el progreso tecnológico, la base de todo progreso humano.
Con su doctrina de que cada ciencia tiene su propio método y objeto el positivismo significó un brusco cambio de rumbo para la cultura europea y se explica en parte, por el nacimiento de nuevas ciencias que desplazan a la filosofía de su patrimonio secular. Así se pensará que la ciencia podría llegar a ser la única guía del hombre y no habría otra razón que no fuera la razón científica. Comte simplemente describió en un marco conceptual general lo que los científicos de su época ya sentían. Y esta doctrina, lo mismo que todas sus sutiles y rígidas clasificaciones en estadios y subestadios, ciencias y sub-ciencias. Otro punto de divergencia consiste en la interpretación comtiana de las leyes naturales., sostenían que las leyes básicas de una ciencia ya madura no pueden ponerse en cuestión. Deben ser consideradas inmodificables, de lo contrario resulta imposible el progreso científico.
Comte consideraba el estado de las ciencias naturales de su época, sobre todo de la física y la química, como definitivamente maduro. De que Comte y sus discípulos exponen las bases de las ciencias naturales, en total contraposición con las fases anteriores y posteriores del positivismo. Esto explica también por qué el positivismo de Comte tuvo mucha mayor significación para el desarrollo de las ciencias sociales e incluso de la literatura, que para las ciencias naturales.
La mayor parte de las ciencias naturales, sobre todo en Francia, se hallaban inmersas por la época de Comte en un estadio que, siguiendo la terminología de Thomas Kuhn, podríamos caracterizar de «ciencia normal»: es decir, no se ponían en cuestión los fundamentos de las teorías científicas establecidas, se elaboraban primordialmente los detalles técnicos de las mismas y la imagen general de la empresa científica era la de un progreso lineal paso a paso. Según Comte, todo desarrollo en la sociedad humana depende en última instancia del desarrollo científico. La historia de la ciencia es el núcleo de la historia general de la especie humana. No puede comprenderse bien el sentido de la historia universal si antes no se ha clarificado la evolución de las formas de conocimiento empírico[1].
Para dar una respuesta a la revolución científica, política e industrial de su tiempo, Comte ofrecía una reorganización intelectual, moral y política del orden social. Adoptar una actitud científica era la clave, así lo pensaba, de cualquier reconstrucción. Dada la naturaleza de la mente humana, decía, cada una de las ciencias o ramas del saber debe pasar por "tres estadios teoréticos diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por último, el científico o positivo". Cada uno de estos estadios, afirmaba Comte, tiene su correlato en determinadas actitudes políticas.
Los logicistas modernos, como Carnap, se encuentran ante el problema de la construcción lógica de la ciencia a partir de elementos fundamentales, ya sean materiales o psíquicos, es decir, o sensoriales.
Si aporta su fundamento lógico a los métodos de inferencia directa, su campo de aplicación resulta por lo mismo muy restringido, y es incluido a prescindir de la nación de la ley científica. Es finalmente el carácter absoluto de los enunciados científicos según el positivismo lógico que desea establecer la ciencia formal, verdadera “ciencia de la ciencia”[2].
El positivismo de Comte, el método no basta para dar a luz el molde de todas las ciencias, aún hace falta la doctrina. La regla de positivismo plantea que los métodos y las doctrinas son inseparables en su estudio. Además Comte no sólo busco la dinámica de la ciencia sino también la de la sociedad en una “ley” de la historia. El método histórico y social que aplica al estudio de las distintas “lógicas” o de los distintos sistemas de signos confiere a su investigación su marco fundamental, que no es lógico sino antropológico.
En el artículo positivismo, Littré, describe que positivismo: “filosofía positiva. Dícese de un sistema filosófico emanado del conjunto de las ciencias positivas, su fundador es Augusto Comte; este filósofo emplea particularmente esta expresión en oposición a la filosofía teológica y la filosofía metafísica”. Para Comte, para quien el método de éstas determina la doctrina positivista en la medida en que las ciencias positivas cuentan con una recién llegada, la sociología, poniendo a su favor la jerarquía de las ciencias que hasta ahora estaban bajo el imperio de las matemáticas.
La observación y la hipótesis el núcleo conceptual de la ciencia positiva, punto de partida de la epistemología y de la filosofía de Augusto Comte. Pero cuando se trata de método o de doctrina, el concepto de positivismo tiene uso de la filosofía comtiana: existe, anticipadamente, con los antecesores y formadores de la ciencia positiva, así como con sus continuadores[3].
La filosofía positiva de Augusto Comte, traída a México por Gabino Barreda, fue el principal instrumento de polémica ideológica de que se sirvieron los positivistas mexicanos en su lucha contra las doctrinas con las cuales se enfrentaron.
Fue adaptado los principales conceptos del Positivismo de Comte a realidades estrictamente mexicanas, como los positivistas mexicanos entraron en polémica con otras doctrinas.
Augusto Comte es el exponente de una determinada clase social. Esta clase es la burguesía, que en su época había alcanzado su máximo desarrollo después de
triunfar políticamente una vez hecha la revolución en Francia. Hecha la revolución no terminaba, con que otros grupos continuaban revolucionando, desordenando. La burguesía había alcanzado el poder: pues bien, otros grupos querían a su vez este poder, y para ello esgrimían las mismas ideas que ella había esgrimido contra los viejos poderes, contra las antiguas clases, la aristocracia y el clero. Libertad, Igualdad y Fraternidad, conceptos que otrora sirvieron a la burguesía para tomar el orden, era ahora utilizados por los grupos que no habían alcanzado aún este poder. La burguesía se encontraba con el problema de tener que invalidar una filosofía que le había servido para alcanzar el poder, pero que ahora hacía inestable el poder alcanzado. Para invalidar una filosofía revolucionaria era menester una filosofía contrarrevolucionaria, de orden.
Augusto Comte se encontró con el problema de coordinar sin contradecirse dos conceptos al parecer opuestos, el de orden y el de libertad. En su fase revolucionaria, la burguesía había opuesto al régimen antiguo, basado en el orden, el concepto, de libertad. Contra un régimen en el que todo orden estaba preestablecido, la burguesía, por medio de sus filósofos, predicó la libertad absoluta, una libertad sin límites.
Pero alcanzo el orden, tal ideología resultaba contraria a los intereses de ésta. Un progreso sin límites hacía del poder alcanzado por la burguesía un poder limitado, expuesto a ser arrastrado en la corriente interminable del progreso.
Comte trató de demostrar
e “no hay orden sin progreso ni progreso sin orden”. Trató de demostrar que cabía el orden en un gobierno de origen revolucionario. El orden se presenta como retroceso y el progreso como una anarquía.
Las ideas de orden, son propias del sistema político teológico-militar. Estas ideas representan el estado teológico de las ciencias sociales. En cuanto a las doctrinas del progreso, se derivan de una filosofía puramente negativa, protestantismo y filosofía de las Luces, los cuales constituyen el estado metafísico de la política.
El estado teológico no ha podido sostenerse frente al progreso natural de la inteligencia y de la sociedad; de aquí la razón por la cual tal fuerza tenía necesariamente que desaparecer ante el progreso natural; ero al resistir al progreso obligó a éste a hace violencia.
Enfrente está la política metafísica, la cual, a diferencia de la teológica, es una doctrina esencialmente crítica y revolucionaria, razón por la cual ha recibido el nombre de progresiva; pero que a fuerza de ser crítica ha terminado por ser negativa; en vez de construir no hace sino destruir. La misión de esta escuela es de carácter transitorio: preparar a la sociedad para el advenimiento de la escuela política positiva, “a la cual está reservada la terminación real del estado revolucionario”
En el fondo se trata de establece el antiguo orden católico-feudal, pero puesto al servicio de otra clase, que no era el clero ni
...