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Protocolo de Investigación


Enviado por   •  20 de Marzo de 2014  •  5.591 Palabras (23 Páginas)  •  161 Visitas

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Protocolo de Investigación

Resiliencia, ambiente familiar y entorno escolar: Factores de protección en contra del bullying en los estudiantes del nivel medio superior

Antecedentes

El fenómeno del bullying comenzó a ser estudiado en Noruega por Dan Olweus a finales de los años setentas. Desde entonces, la mayoría de los estudios relacionados con el bullying han sido llevados a cabo en países europeos y en los Estados Unidos. Aunque se ha documentado que alrededor de 200 artículos fueron publicados en los Estados Unidos en las décadas de los ochentas y noventas, a partir del 2000 ha habido un incremento significativo. Solamente del año 2000 al 2007, más de 600 artículos describiendo el fenómeno del bullying han sido publicados (Cook, Williams, Guerra, Kim, y Sadek, 2009). Este dato nos da cuenta no solamente de la importancia que el bullying tiene en nuestros días, sino también de los esfuerzos académicos que se hacen para identificar las causas y consecuencias asociadas con él.

Estudios a nivel internacional han demostrado que el bullying no es un fenómeno social cuya presencia se encuentra restringida solamente a un número determinado de países con cierto tipo de características particulares. Hay evidencia empírica que demuestra que el bullying está presente alrededor del mundo (Cook, Williams, Guerra, y Kim, 2009; Kanetsuna y Smith, 2002). Uno de los estudios más importantes a nivel internacional fue llevado a cabo por la organización mundial de la salud (OMS). Los resultados de este estudio el cual incluyó la participación de adolescentes de 24 países mostraron diferencias significativas en la prevalencia del bullying. En lo que respecta al porcentaje de estudiantes quienes han tomado parte en actos de bullying, la prevalencia varió desde un 13% en mujeres y un 28% en hombres en Gales hasta un 67% en mujeres y 78% en Groenlandia. Por lo que tiene que ver con el porcentaje de víctimas de bullying los rangos oscilaron desde un 13% en mujeres y un 15% en hombres en Suecia hasta niveles tan altos como lo son el 72% de mujeres y el 77% de varones en Groenlandia (King, Wold, Tudor-Smith, &Harel, 1996). Considerando que los Estados Unidos es uno de los países con mayor producción de investigaciones examinando el fenómeno del bullying, la prevalencia de estudiantes norteamericanos de nivel medio superior quienes han sido víctimas de bullying es del 32%; siendo las mujeres quienes más incidentes reportaron (17.8%) en comparación de los varones (13.3%) (Centers forDisease Control and Prevention, 2010). En México, Albores-Gallo, Sauceda-García, Ruiz-Velasco y Roque-Santiago (2011) encontraron que el 12.27% de la muestra que estudiaron fueron identificados como agresores de bullying, el 8.97% fueron víctimas, y el 2.7% de los participantes se consideraron dentro del grupo de agresores y víctimas.

Marco teórico

Estudios llevados a cabo a nivel internacional han revelado que los episodios de bullying son perpetrados reiterativamente por un solo estudiante o un grupo de estudiantes en contra de alguien quien es considerado más débil que él o los agresores (Crick y Grotpeter, 1995). Al estudiar este fenómeno social, los investigadores han examinado una serie de actos los cuales incluyen: rumores, exclusión del grupo al cual se quiere pertenecer, el uso de apodos despectivos, el daño a las pertenecías de la víctima, amenazas, envío de mensajes o correos electrónicos conteniendo toda clase de insultos, y las agresiones físicas directamente en contra de la víctima entre las que se encuentran el golpear, patear, aventar, jalonear, y escupir (Olweus, 1994; Rigby, Cox, & Black, 1997).

La prevalencia de bullying entre niños y adolescentes en distintos países ha sido una preocupación constante desde la década de los 70’s. Esta situación ha llevado al diseño de distintas investigaciones con la finalidad de comprender de una forma más integral la dinámica propia de la violencia en las escuelas. Como resultado de las últimas cuatro décadas de estudios, el fenómeno del bullying ha sido analizado desde dos perspectivas. La primera de ellas está relacionada con los factores de riesgo los cuales inciden directamente en el comportamiento del agresor y de la víctima. Por ejemplo, el bullying ha sido asociado con la presencia de depresión, intentos de suicidio, síntomas psicosomáticos, y el abuso de alcohol o drogas entre los adolescentes (Kim 2005; Ramya y Kulkarni, 2010; Seals y Young, 2003). Otros estudios encontraron que aquellos jóvenes quienes agreden a sus compañeros tienen más probabilidades de ser convencidos y participar posteriormente en actos criminales cuando llegan a ser adultos (Sourander et al., 2006). De la misma manera, las víctimas de bullying son más propensas a presentar problemas emocionales durante periodos prolongados los cuales incluyen baja auto-estima, depresión, tendencia al aislamiento, ideas suicidas (Hawker y Boulton, 2000; Kaltiala-Heino, Rimpela, Marttunen, Rimpela, y Rantanen, 1999).

Por el contrario, durante los últimos 15 años han sido cada vez más los estudios que buscan identificar aquellos factores de protección estrechamente vinculados con el bullying. Resultado de estas investigaciones ha sido posible llegar a la conclusión que la resiliencia, el ambiente familiar y el contexto escolar tienen un rol preponderante como factores que protegen a los niños y adolescentes de los efectos del bullying.

La resiliencia ha sido señalada como un factor de protección por los múltiples beneficios que conlleva en el desarrollo cognoscitivo, emocional y social de los niños y adolescentes. En términos generales, los jóvenes resilientes tienen más capacidades para hacer frente a situaciones de riesgo entre las que destaca la exposición al bullying en las escuelas. Los distintos aspectos que contribuyen a la resiliencia pueden variar dependiendo de la naturaleza de la adversidad, el género, el grupo étnico y las condiciones socioculturales. Por ejemplo, con respecto al género, las adolescentes tienden a ser resilientes cuando establecen relaciones sólidas y cercanas emocionalmente, mientras que los adolescentes tienden más a forjar su resiliencia cuando aprenden a resolver problemas de manera proactiva (Bernard, 1995). A su vez, en un estudio longitudinal llevado a cabo por Werner y Smith (1992) los resultados mostraron que al comparar las correlaciones entre la resiliencia y factores asociados a ella como lo son la auto-estima, la percepción de control personal y la auto-eficacia las mujeres reportaron coeficientes más altos que los hombres.

La resiliencia es un concepto que fue tomado de la metalurgia, la ingeniería

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