Evaluación Curricular

Desde la perspectiva de Díaz Barriga y Lule se concibe a la evaluación curricular como el “proceso que permite valorar la conveniencia de conservar, modificar, actualizar o diseñar un plan y programa de estudio.” Por su parte Glazman y De Ibarrola la definen como: “proceso objetivo y continuo que consiste en comparar la realidad objetiva con un modelo, de manera que los juicios de valor que se obtengan de esa comparación, actúen como información retro alimentadora que permita adecuar el plan de estudios a la realidad, o cambiar aspectos de esta.”

Además la importancia de esta evaluación radica en que se facilita la optimización de los procesos, permite llevar un control de calidad del programa, valorar el logro de éxito del currículo, permite atender el nuevo conocimiento, las necesidades y expectativas que la sociedad tiene sobre la educación, pero sobre todo abre la posibilidad de diseñar un nuevo currículo, modificarlo si es necesario o actualizar el plan de estudios para responder a las nuevas necesidades.

Cuando realizamos una evaluación y se encuentran posibles fallas, lo más importante es poder formular juicios de valor que nos encaminen hacia un proceso de toma de decisiones, en donde la finalidad es mejorar un currículo o diseñar un nuevo plan, el cual a su vez será objeto de una nueva evaluación constante. La valoración puede hacerse para realizar una reestructuración curricular, en el caso de que se pretenda analizar un plan de estudios vigente y que ya se está implementado; o cuando se pretende crear uno nuevo.

“La evaluación curricular es importante, porque en la actualidad constantemente ocurren cambios y hay nuevos hallazgos científicos, deben juzgarse continuamente los resultados obtenidos pues sólo así se llega al perfeccionamiento o al remplazo racional y fundamentado de lo que se tiene establecido.” (Quesada, 1979)

Para poder llevar a cabo esta evaluación, es importante en un primer momento detectar ¿qué es lo que se pretende evaluar?, se debe tener bien claras las cuestiones que se evaluaran del currículo para no desviar la investigación, para que en un segundo momento se pueda definir la manera en que esta valoración se llevará a cabo, planteando así los objetivos y metodología que guiaran el proceso, una vez aclarada esta situación se pueden diseñar y elaborar las herramientas que apoyaran la medición y la recaudación de información. Por último como ya se ha mencionado que la evaluación es un proceso sistemático, es trascendental que se realice una revisión constante de los pasos anteriores, para detectar posibles errores y corregir de manera oportuna.

Estas acciones permitirán conocer que es lo que realmente está pasando en cuanto al cumplimiento de los objetivos de un currículo, permitiendo a la vez la implementación de soluciones en tiempo y forma, o desde el momento en que se inicia la elaboración del currículo adecuar a las necesidades detectadas y retroalimentar las decisiones que han de tomarse durante la aplicación y ejecución del currículum.

De acuerdo con Stufflebeam (1971), existen cuatro tipos de evaluación curricular que pueden aplicarse desde la creación de una currícula, hasta la valoración de la misma: evaluación de contexto, de entrada, de proceso y de producto.

En la evaluación de contexto se pretende conocer cómo es que ha sido fundamentado el currículo, de acuerdo a las concepciones psicológicas, epistemológicas, pedagógicas y filosóficas, además de que ayuda en la toma de decisiones sobre los objetivos del proyecto y describe los valores y metas del sistema. En la evaluación de entrada se determina el tipo de diseño curricular y se sugiere como utilizar los diferentes recursos, además de que ayuda para definir el perfil de egreso. En la evaluación de proceso, tal como su nombre lo dice se ubica en la evaluación formativa y continua,

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