Cuanto Le Toca A Colombia?
alexander22312 de Junio de 2015
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Cuanto le toca a Colombia?
A la minería informal hay que darle un trato democrático. Es insensato judicializarlos como si fueran criminales. En este gobierno ¿solo va a haber minería de trasnacionales o se le permitirá existir a la informal? En el tema de los tributos que pagan las mineras, no hay cifras confiables. La UPME concluye que lo que le toca a Colombia es solo el 20% por regalías e impuestos. A las trasnacionales se les cree por fe, dice la Contraloría. De un escandaloso 3,2 por ciento, la regalía real de la gran minería del oro. Los grandes contribuyentes no lo son porque paguen muchos impuestos sino porque recaudan el IVA y la retefuente de millones de colombianos. Las grandes empresas solo pagan el 11% del total de los impuestos. Gravísimas acusaciones del director de la Dian contra mineras y petroleras. Si los impuestos se les cargan tan solo a los pobres y a las clases medias, como está sucediendo, no será posible recaudar las sumas que la sociedad necesita para desarrollarse. Con solo minería no se desarrolla un país. Colombia, exportador de capital
Antes de entrar en la materia propiamente dicha, debo hacer dos menciones rápidas. Lo primero es que hay en este momento una huelga en la trasnacional Prodeco-Glencore, una de las carboneras importantes de la Costa Atlántica. Mi llamado es muy simple y es que el gobierno brinde todas las garantías para que ese movimiento huelguístico se desarrolle sin obstáculos. La huelga es un derecho legal y constitucional, pero los informes que recibo de los trabajadores señalan que hay una actitud de negligencia de los funcionarios del Ministerio del Trabajo y una actitud hostil de los directivos de la empresa. Quiero resaltar que uno de los graves errores históricos de este país es que se habla mucho de democracia, pero a los trabajadores que la ejercen suelen verlos como criminales y darles trato de policía, en vez de atenderles sus reclamos. Esperemos que las cosas no se agraven, pues hay preocupación, señor ministro, porque en este momento parece que la policía se prepara a adelantar allí acciones que no se corresponden con las garantías laborales.
No es minería ilegal sino informal
Lo segundo es un problema bastante más complicado al que le voy a gastar unos minutos. Está por empezar, el próximo 1° de diciembre, un cese de actividades indefinido en el Bajo Cauca antioqueño. Ya el ministro debe de tener una carta enviada por el doctor Ramiro Restrepo, presidente de la Confederación de Mineros de Colombia, hoy aquí con nosotros. Qué es lo que está pasando. En estos días el ministro Mauricio Cárdenas aseveró en El Tiempo: “A la minería ilegal hay que darle el mismo tratamiento que al narcotráfico”. Yo prefiero llamarla informal, porque se ajusta más a la realidad. Como prefiero llamar informales y no ilegales a los pequeños comerciantes y vendedores ambulante, como también a los pequeños industriales. Agrega el ministro Cárdenas: “Muchas de estas mafias de narcotraficantes, bacrim y guerrillas están utilizando la minería ilegal para financiarse”.
Hay una actitud de estigmatización de estos ciudadanos colombianos que ejercen la pequeña y mediana minería. Estuve con ellos el sábado en Caucasia, porque creo que es parte del deber de un congresista ver qué sucede y buscar salidas. Cuál no sería mi sorpresa, primero, cuando encontré que la reunión se hizo en el más importante hotel de Caucasia. El primero que habló fue el cura párroco del municipio, Edgar Darío Osorio, quien llegó con un mensaje del arzobispo, monseñor Alberto Ossa, y dijo: “Sin minería nosotros no podemos. Nos unimos a la minería. Alcaldes: no dejen a los mineros solos. Protesta pacífica”. Está en internet para quien quiera verlo (http://bit.ly/v4wABK.) Después hablaron los cinco alcaldes electos de Caucasia, Amalfi, Nechí, Tarazá y El Bagre, y por lo que se veía, no eran ni paramilitares, ni narcotraficantes ni guerrilleros. Y después habló el general Leonardo Pinto, del ejército de Colombia, y entre las notas que tomé (Ver en: http://bit.ly/v4wABK:) el general dice: “Conozco la injusticia que están enfrentando por parte del gobierno nacional. Le hemos explicado al gobierno nacional esta problemática. Entendemos la protesta que ustedes tienen. Este es un modo de vida de esta comunidad del Bajo Cauca antioqueño. Los problemas sociales existen y hay que arreglarlos. Entiendo que tiene que haber protesta, pero que sea pacífica. Es importante que haya harta gente acompañándola. El comandante de la División también entiende. Esta es una oportunidad para que la gente que trabaja aquí tenga un lugar en la sociedad. Ojalá el senador Robledo pueda ayudar a arreglar esto antes de paro. Yo sé que la gente vive de la minería”. Esa es la realidad, ministro, ustedes se equivocan en materia gravísima cuando insisten en darle un trato de policía y militar a una actividad económica. En el Bajo Cauca antioqueño hay minería del oro por lo menos desde la llegada de los españoles a América, hace 500 años. Esa gente con la que estuvimos ahí reunidos son mineros, como lo han sido sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos.
Allí hay un problema complicadísimo de títulos, porque los tienen las trasnacionales. Hay entonces una minería de hecho, a la que yo llamo informal, un nombre acorde con la realidad social y económica. Y el gobierno se ha empeñado, con el propio presidente de la República a la cabeza, en estigmatizar a esos colombianos diciendo que son guerrilleros o paramilitares o narcotraficantes. Si hay allí delincuentes, ministro, el deber de ustedes es hacer una operación de escalpelo y coger al delincuente, pero no pueden caer sobre todos los que viven de la minería del oro y aplastarlos con el cuento de que van detrás de un delincuente. Además, esa es la economía de la región, no se equivoquen en eso, la consigna del párroco es cierta: “Sin minería no hay economía”. Lo que hay que buscar es una solución y la carta que le envía a usted el presidente de la Confederación Colombiana de Mineros lo recalca. Dicen ellos: señor ministro, ya estuvimos reunidos con usted hace unas semanas y usted nos dijo que elaboráramos un decreto reglamentario para la formalización. Ellos quieren formalizarse y también mejorar el manejo ambiental y laboral. Tienen una actitud de sensatez frente a la informalidad, pero resulta que el gobierno no le da trámite a la solicitud y los está tratando como criminales. Y repito, es insensato.
¿Por qué se volvió un problema 500 años después? Otra pregunta clave. ¿Por qué lo que nunca fue un lío se volvió un lío 500 años después? La explicación es sencilla. Porque es un negociazo. Los precios del oro están altos y las trasnacionales están detrás. Vienen por todo, por la lana, por el telar y por la que teje. Ese es todo el problema que tenemos aquí. La discusión de fondo, colombianos, es entonces si en Colombia debe haber gran minería de trasnacionales y además pequeña y mediana minería y minería artesanal, o solo va a haber minería de trasnacionales. Ese es el debate. Y les hago un llamado de sensatez al gobierno nacional y a las empresas extranjeras. Lo sensato es que aquí quepa todo el mundo, eso es lo democrático. Se equivocan en materia gravísima si insisten en darle a un problema social un trato de policía y ejército a punta de represión. Queda tiempo suficiente para tramitar una solución de manera democrática y espero, señor ministro, que así lo haga.
Porque además molesta que a las trasnacionales sí las traten con guantes de seda. Cuando ellas no cumplen con sus deberes ambientales, fiscales, laborales, entonces ahí sí aparece toda la caballerosidad, diplomacia y queridura del gobierno nacional para atenderles sus casos. Qué tal, senador Valera, si le miraran a Drummond la destrucción ambiental del Cesar a ver si está cumpliendo con las normas ambientales de Colombia. ¿Será que se puede destruir la Ciénaga de la Zapatosa y eso no viola ninguna norma? Será que se puede mover cerca de 30 kilómetros el río Ranchería, como lo van a hacer, ¿y no pasa nada? Pero cuando se trata de los criollos, cuánta intemperancia del gobierno nacional.
La Comisión ha hecho otro par de debates sobre minería, uno de ellos referido al tema ambiental, y hay muchísima tela que cortar, el otro referido a temas laborales en el que también pusimos al descubierto unas relaciones laborales indeseables. Hay un problema de salud ocupacional grandísimo, aquí hoy están presentes unos trabajadores de Cerromatoso, que padecen graves enfermedades no atendidas debidamente.
Cómo se reparte la riqueza minera
El tema de hoy y que es el tercer tema, es que cuando uno afirma que la gran minería está destruyendo el medio ambiente y emporando aún más las relaciones laborales, a uno le dicen que con ella Colombia está enchapándose en riquezas. Y entonces lo que voy a mirar ahora es cómo es que se reparte esta riqueza, a ver si es verdad que nos está yendo tan de maravillas como para justificar incluso lo injustificable. Advierto desde ya que en estos debates siempre hay un lío con las cifras, porque si algo funciona mal en Colombia son las cifras. Alguien decía que había que someterlas a tortura para que cantaran y se pudiera desentrañar cuál es la verdad. Salen cifras de todos lados y la tarea se hace muy difícil. Y las oficinas de los senadores, la verdad sea dicha, no somos potencias en cuanto a logística para superar este obstáculo. Entonces voy a adelantar el debate en medio de estas limitaciones y me voy a apoyar bastante en un informe que hizo el director de la DIAN en octubre pasado, que circula por internet y al cuál se han referido los doctores José Fernando Isaza, Salomón Kalmanóvitz y Helena Villamizar, que da claves
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