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DESARROLLO DE HABILIDADES COMUNICATIVAS


Enviado por   •  18 de Abril de 2016  •  Ensayos  •  1.357 Palabras (6 Páginas)  •  348 Visitas

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UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS

FACULTAD DE SALUD

ESCUELA DE ENFERMERÍA

DESARROLLO DE HABILIDADES COMUNICATIVAS

Docente responsable: Marcelo Patroni

Montserrat Álvarez Pivalica

14 de Diciembre de 2015

Eutanasia: la difícil decisión.

A la hora de hablar de la eutanasia, sabemos que entramos en una conversación un tanto compleja que, por alguna u otra razón, incomoda a un número no menor de personas, probablemente por tratarse de un tema muy delicado que se vuelve incluso tabú dentro de algunos círculos que ven con recelo la posibilidad de terminar con la vida de una persona.

Es así como el tema de la eutanasia ha tomado fuerza y relevancia con el paso de los años. Constantemente se suman nuevos antecedentes que nos hacen y obligan a mantener y defender una postura propia frente a un tema que no es fácil de abordar por las implicancias emocionales que muchas veces involucra. Pero de un modo u otro, igual debemos hacer frente a esta posibilidad a la que sin duda nos veremos expuestos dentro de nuestro desarrollo profesional como futuros enfermeros/as.

Mi postura frente a este tema se sustenta, principalmente, en la reflexión de Eduardo Rodríguez[1] expuesta en “La Eutanasia y sus argumentos”, donde analiza las premisas fundamentales que apoyan la eutanasia como una práctica viable, pero donde además, presenta una  respuesta crítica que permite emitir un juicio ético sobre la práctica en sí.

  En la parte Introductoria del texto, Rodríguez expone que desde hace ya un tiempo se discute sobre el “derecho a morir con dignidad” y explica que: para algunos, morir con dignidad significa morir sin dolor por intervención médica directa o suicidio asistido. Ya que cualquier muerte que sea acompañada por el sufrimiento, es considerada como indigna en la mentalidad de la sociedad de hoy.” Lo anterior nos hace reflexionar al respecto, y tal idea no parece tan descabellada si tomamos en consideración el punto en el que la medicina ya ha agotado todos los recursos disponibles para permitir un mejor estado de salud y, por ende, una mejor calidad de vida de un paciente con un deterioro importante, teniendo siempre presente, los múltiples avances en materia de salud que podemos evidenciar día a día.  

Es así como surge la necesidad de poner en el tapete el tema de la eutanasia. En primera instancia, creo que la elección de morir, sea personal o tomada por el círculo cercano a la persona en cuestión, además de ser tomada con la responsabilidad que conlleva, debe conversarse, primeramente, dentro del núcleo más íntimo de la persona implicada ya que la decisión a tomar, arrastra consigo una carga emocional que difícilmente se pueda entender si no se está directamente involucrado.  

Con el fin de evitar confusiones, en texto dice que “la definición de eutanasia debe ser entendida más bien como el finalizar deliberadamente la vida de un enfermo que está sufriendo o tiene una enfermedad incurable, independientemente de que sea por acción o por omisión”, en este contexto, el Dr. Rodriguez, asume una postura crítica en cuanto a la decisión de si asistir o no una muerte, y desde el punto de vista ético nos dice que “el proceso contemporáneo de no aceptación del sufrimiento está dando como resultado la aceptación social de la eutanasia. El sufrimiento, sin embargo, da lugar a una experiencia espiritual y se puede encontrar significado a la vida que queda cuando uno se enfrenta a una enfermedad que no tiene curación”. Esta reflexión nos lleva a ideas que no son del todo transversales, por lo que no abarcan, ni identifican, al total de la sociedad. Pero más allá del tema ético o moral que envuelve el hablar sobre la eutanasia, debemos tener claro que no podemos dejarnos influenciar por razones ideológicas o religiosas cuando el fondo de la discusión es otro. Principalmente porque la decisión de vivir o morir debería recaer, como dije anteriormente, netamente en la persona afectada, siempre y cuando ésta se encuentre en condiciones de tomar esta determinación y conozca y maneje todas las posibilidades o alternativas, en caso de exista alguna, que prolongue de manera real su vida. En caso contrario, la decisión debe recaer en la familia, si es que el afectado ya no pudiera valerse de forma autónoma para decidir qué hacer con su vida.

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